viernes, 30 de enero de 2015

Chuponeo S.A. (Keiko - Kenyi)



Keiko: Alo Kenyi. Reúne a todos los de la bancada.

Kenyi:  ¿Y cuál es el motivo?

Keiko: Vamos a sacar un comunicado contra los que han chuponeado y espiado a la oposición.

Kenyi: ¿Contra nosotros mismos?

Keiko: No pues. No hablo de antes.

Kenyi: ¿Y entonces?

Keiko: ¿Acaso no sabes lo de la operación “Leyla”?

Kenyi: No, ni sabía que Leyla Chihuán estuviera mal.

Keiko: Ella está en perfecto estado.

Kenyi: Qué bueno que todo salió bien.

Keiko: Escúchame, la operación “Leyla” es el espionaje que el gobierno está haciendo contra mí.

Kenyi: Ah ya, ¿y la reunión será en la noche?

Keiko: Mejor en la tarde. En la noche me han invitado a un festival de reciclaje. Tengo que llevar cosas que no sirvan.

Kenyi: Qué bacán. ¿Me llevas?

Keiko: No, tú concéntrate en que todos vayan.

Kenyi: ¿Al festival?

Keiko: No, a la reunión.

Kenyi: Pero Keiko, mejor no hablemos de espionaje. La gente se va a acordar de todo lo que hubo durante el fujimorismo.

Keiko: La gente sabe pero no le importa.

Kenyi: ¿Tú crees? ¿No nos dirán caraduras?

Keiko: No, nos dirán cosas peores, pero recuerda que igual tenemos un voto sólido. ¿Por qué crees que fuiste elegido?

Kenyi: ¿Por mis propuestas?

Keiko: Ay Kenyi.  No entiendes nada.

Kenyi: ¿No entiendo qué?

Keiko: No sé cómo has podido estudiar en el extranjero.

Kenyi: Tampoco yo. Mi papa solo ganaba 2 mil soles.


Publicado en El Otorongo (Peru21 - 30.01.2015)

martes, 27 de enero de 2015

A un año de La Haya

Apenas se conoció el fallo de La Haya, el pánico se apoderó de los peruanos: ¿qué significaba toda esa larga y confusa lectura, transmitida en vivo y en directo y doblada al castellano por Google Translate? ¿Habíamos ganado o Humala había perdido? ¿Demandamos como nunca, perdimos como siempre? ¿Arica ya es nuestra? ¿Sagafalabella también?



Recordando que hoy se cumple un año del fallo (y recordando un post de ese entonces), aquí una breve lista de lo que nos dejó La Haya:

Cebiche de la Haya: suculento manjar elaborado con peces –si hay alguno- provenientes del nuevo mar peruano. Precio sugerido: 15 soles. Si Gastón pasa al frente del local: 50 soles.

Cierrapuertas Ripley: Variación de las conocidas ofertas de (des)cuento, consistente en cerrarle la puerta a cualquier agente peruano de la Haya, incluidos sus familiares hasta la tercera generación.

Mapas "hayistas": Conocidos así en el argot popular. Vienen en diferentes tamaños. Los fabricantes sugieren comprar los de mayores dimensiones porque así parece que el mar ganado es más grande, y porque así ellos ganan más también.

Hito de aventura: Se ofrecerá un tour solo para los amantes de la adrenalina y para cualquiera que pague el ticket. El reto es partir corriendo desde el Punto Concordia hasta llegar al hito N°1; se premiará con pasajes de LAN a quienes puedan esquivar las minas antipersonales, a quienes no lo logren se les recordará con cariño.

Día binacional de La Haya: Se instituirá el 27 de enero como una nueva festividad en el calendario y se declarará feriado absoluto para todos aquellos –estatales y privados- que trabajen en la denominada costa seca. Hasta este lugar –símbolo de la paz- acudirán por la mañana los jefes de Estado, el peruano con su terno correspondiente y el chileno en ropa de baño.

Perú y Chile países hermanos; como Caín y Abel, pero hermanos.

lunes, 26 de enero de 2015

Un hallazgo en Amazonas

Llegué  al jirón Amazonas, el mítico paraíso de los libros, como quien llega a la tierra prometida, con emoción aunque también con cuidado y mirando a todos lados; después de todo es un peregrinaje en los inseguros tiempos de Urresti.



Había ido en busca de una extraña edición de un libro de Ribeyro, pero encontré más que eso. Flanqueado por una obra de Eurípides y una biografía de Platón, un grueso volumen de tapa gruesa me llamó la atención. Al tomarlo y abrirlo quedé absorto, deslumbrado. Con letras góticas y escrito a mano, el libro albergaba cientos de décimas que daban cuenta de los pormenores de la política peruana de los últimos años. Se trataba, sin duda, al margen de su posible valía literaria o histórica, de un ejemplar único. Y aunque el tipo de escritura me recordaba a aquellos volúmenes escritos hace siglos por las órdenes monásticas, el tenor de los textos era sencillo, coloquial y, hasta alguien podría decir, divertido.

-Oiga -me dijo el librero casi octogenario que apareció de pronto-. Deje eso ahí.
-¿Cuánto está?
-No está en venta.
-¿Cómo de que no?

El hombre dio un par de pasos cansados y me quitó el ejemplar.

-Está ahí por error.

Luego caminó hasta una suerte de pequeña oficinita. Avancé hacia él y vi sobre el escritorio de madera una hoja de décimas recién terminadas.

-¿Usted es el que ha escrito todo eso?
-Sí –me dijo despacio, en tono de confesión.
-¿Seguro que no vende el libro?

Antes que me respondiera, advertí que detrás de él, varios de esos libros se acumulaban en un rincón.

-Ninguno de ellos está en venta. Pero toma –me dijo acercándome la hoja con la tinta fresca-. Te regalo esto de recuerdo, pero no insistas. No quiero publicidad, no quiero nada.
-Solo dígame una cosa, ¿cómo así se dedica a esto?
-Mi padre me pidió que lo superara.
-Ya veo. Su padre también hacía lo mismo.
-No, él era bien católico y hacía novenas…y bueno yo….

A continuación, la fiel transcripción de la hoja:


Ollanta y Nadine están
con mucha preocupación
¿Refugio o extradición?
Alguno de ellos será.
Mientras tanto buscarán
cuál es la mejor manera
que Belaúnde no sea
para ellos una carga,
pues aunque a veces tarda
la justicia siempre llega

Martín Belaúnde al fin
contento está en La Paz,
esconderse quedó atrás.
Ahora podrá residir
y plácidamente dormir,
esperando que la CONARE
con el trámite no pare
hasta que le den refugio.
O buscar un artilugio
y que en la cárcel no acabe

Mientras tanto en el Perú
Ana Jara está perdida
pues del reglaje ella sabía
lo mismo que de Katmandú.
Y ahora que salió a la luz
trata de esquivar el golpe.
Por eso solo responde:
inocente es el gobierno,
ya que a nadie está siguiendo.
Pero es obvio que algo esconde.

El que sigue igualito,
insultando a medio mundo
y cerrando bien el puño,
es Urresti, el favorito.
De criterio muy chiquito
pero que se pone bravo
con quien lo haya criticado.
Y es que se cree popular.
Hasta parece no importar
que el delito haya aumentado

Y así seguimos viviendo
en este país tan extraño
donde empezamos el año
con el dólar por el cielo,
la justicia por el suelo.
Y un gobierno confundido
sin un rumbo definido,
pensando más en Bolivia,
gobernando con desidia
un mandato ya perdido.


Publicado en la revista Velaverde Nº99

viernes, 23 de enero de 2015

Chuponeo S.A. (Jara - Urresti)



Ana Jara: Aló Daniel. Te habla Ana Jara.

DU: Hola Anita. Ya sé que para qué me llamas, pero tranquila que ya no voy a insultar a ninguna mujer en el twitter.

AJ: Qué bueno.

DU: Voy a insultar a hombres nomás.

AJ: Pero no te llamaba por eso. Ha pasado algo terrible.

DU: ¿Sigue bajando mi aprobación?

AJ: No, Marisol Espinoza acaba de denunciar en la prensa  que es víctima de un reglaje.

DU: Pero eso no puede ser.

AJ: Eso mismo digo yo.

DU: Si yo hace rato que la estoy viendo por la ventana y no la he visto llamar a nadie.

AJ: Entonces es cierto. Estamos reglando a Marisol.

DU: Sí, pero un poquito nomás.

AJ: ¡Dios mío! Y todo esto a mis espaldas.

DU: No, a las espaldas de Marisol.

AJ: ¿Y tú mismo lo estás haciendo?

DU: Es que la gente de la DINI pidió un descanso y la estamos apoyando en ese sentido.

OH: Muy mal Daniel. Ahora van a decir que hacemos lo mismo que hacía Montesinos.

DU: Mentira. Ahora tenemos mejores equipos.

AJ: Qué decepción. Dime Daniel, pero dime la verdad, ¿el presidente sabía de todo esto?

DU: No.

AJ: ¿Seguro?

DU: Seguro, pero si desconfías de mí, pregúntaselo a él mismo.

AJ: Eso voy a hacer. ¿Sabes dónde está?

DU: Sí, está aquí conmigo. ¿Te lo paso?


Publicado en El Otorongo (Peru21 - 23.01.2015)

lunes, 19 de enero de 2015

De butifarras, cafés y temblores

Luego de una larga y acalorada discusión en el más alto nivel de esta revista –es decir, en el último piso-, finalmente fui designado para viajar a Bolivia y cumplir la misión de ubicar y entrevistar a Belaúnde Lossio.

-Todos estuvieron de acuerdo en que viajes- me confesó el editor.
-Ah qué bueno.
-Pero no todos estuvieron de acuerdo en que regreses.

Conmovido, agradecí la confianza depositada en mí, aunque hubiera agradecido más si me hubieran depositado también los viáticos.

-Pero ya te los depositamos en tu cuenta –me aclaró y luego me entregó un sobre-. Y aquí está tu pasaje de ida.
-¿Y el de vuelta?
-Ya lo vemos después.



A la mañana siguiente llegué a San Cruz. Me recibió un clima más caluroso del que había imaginado. Fui al hotel donde ya tenía una reservación, me instalé y bajé a la cafetería para tomar un verdadero desayuno, no esa comida frugal que me habían dado en el avión.

Mientras degustaba una suculenta butifarra, me preguntaba: Si yo fuera Belaúnde Lossio, ¿dónde debería estar? Pues en la cárcel, me respondía. Pero no, a ver, me refiero a en dónde me escondería. Comprendí rápidamente que estaba del todo perdido y que mi misión periodística se había convertido, de pronto, en una película de Misión Imposible, solo que sin Tom Cruise, sin música de fondo y sin final feliz.

Tuve un pequeño momento de profunda crisis. ¿Qué será ahora de mi futuro profesional? ¿Qué posibilidades tendré ahora de ganar el Pulitzer? ¿Tendré que devolver los viáticos?

Entonces, tuve un increíble golpe de suerte. El mismísimo Martín Belaúnde Lossio ingresó a la cafetería en compañía de su abogado. Se sentaron a pocos metros de mi mesa. Luego el abogado se levantó y se fue a los servicios higiénicos. En el acto, me puse de pie, dejé mi butifarra en la mesa y, con el corazón en una mano y con mi libreta y un lapicero en la otra, me acerqué.

Belaúnde Lossio, extrañado, me vio llegar; luego esbozó una sonrisa.

-Tráeme dos cafés.

-No señor, no soy mozo, soy periodista. Aunque le puedo recomendar las butifarras.

Los ojos de Belaúnde Lossio se abrieron más de la cuenta

-¡Periodista! ¡Por Dios!
-No se preocupe. No hay problema.
-Claro que sí. ¿Y ahora quién me va a traer los cafés?

Di entonces un paso más hacia su mesa.

-Vengo desde Lima para entrevistarlo.
-No voy a declarar.
-Solo son unas cuantas preguntas.
-Mi abogado no quiere.
-Pero él no está. Al menos hasta que regrese.

Belaúnde Lossio alzó la vista para verme. Era como si recién hubiera advertido mi presencia.

-Bueno, te escucho.

El momento había llegado: la respiración se me aceleró y la adrenalina se liberó en mis venas.

-Señor Belaúnde Lossio. ¿Usted dijo que no se iría gratis a la cárcel? ¿Era una amenaza directa a la pareja presidencial?

El rostro del prófugo de la justicia peruana se puso rígido, aplomado.

-¿Sabe qué? Le contaré todo. Que el país sepa que…

Entonces calló de pronto. Se puso de pie casi al mismo tiempo que la tierra empezó a temblar. En un segundo, los demás comensales ya se habían levantado de sus mesas y caminaban a paso raudo hacia la salida. En medio del caos, yo estaba inmóvil, apenas si vi cuando el abogado apareció y se llevó a su cliente.

Cuando segundos después el suelo dejó de moverse, ya no había ni la sombra de Belaúnde Lossio. Abatido y desconsolado regresé a mi mesa solo para comprobar que las cosas siempre pueden estar peor: no estaba mi butifarra.

Publicado en la revista Velaverde Nº98

viernes, 16 de enero de 2015

Chuponeo S.A. (O. Humala - D. Urresti)



Ollanta Humala: Aló Daniel.

Daniel Urresti: Sí, señor presidente, dígame, ¿para qué soy bueno?

OH: Mejor no te digo. Mira, te estoy llamando por lo de “La Cautiva”.

DU: ¿Cuál cautiva? ¿Ana Jara?

OH: No Daniel. Es verdad que parece que la tuvieras amedrentada, pero no te hablo de ella.

DU: ¿Entonces?

OH: Me refiero a la obra de teatro.   

DU: Ah ya, la que hace apología al terrorismo.

OH: Mira, ya hablé con la directora de la obra.

DU: ¡Qué bueno! ¿Se va a acoger a la confesión sincera?

OH: No,  más bien  me ha explicado  que se trata de una ficción.

DU: Pero en esa obra se hacen arengas senderistas.

OH: Entiende. Es ficción. El autor se basa en la realidad, pero es solo su versión.

DU: ¿Subversión? Ahí está pues. 

OH: A ver, Daniel.  ¿Sabes lo que es ficción?

DU: Claro, cuando dos cosas rozan y…

OH: Eso es fricción. Ficción es algo que parece real, pero no lo es.

DU: No entiendo.

OH: Mira, es  como cuando presentas drogas, pero en realidad es yeso. ¿Entiendes?

DU: Entiendo, es  como cuando pide que capturen a Belaúnde Lossio pero lo ayuda a escapar.

OH: Exacto. Bueno, te dejo y, por favor, haz caso a la Premier y no provoques más líos.

DU: No se preocupe.  Me he propuesto no dar más declaraciones.

OH: ¿En serio?

DU: Sí,  voy a tuitear nomás.

Publicado en El Otorongo (16.01.2014 - Peru21)


lunes, 12 de enero de 2015

Castañeda: el vengador solidario

Sentado en el sillón municipal, Luis Castañeda mira con satisfacción cada rincón de la amplia oficina. El sonido del teléfono lo saca del ensueño: “Lo busca la señora Juárez”.

Patricia Juárez ingresa a la oficina. Da unos pasos y se sienta frente al escritorio del alcalde.

-Fíjate -dice el alcalde y luego vuelve a dar una mirada rápida a la oficina-. Hace cuatro años que no estamos aquí.

Juárez observa también y asiente.

-Sí, pues.
-Pero debimos estar antes –dice el alcalde, agravando la voz-. Tanto gastamos en esa revocatoria y no pasó nada.
-Bueno, tampoco no es que no pasó nada –dice Juárez-. Acuérdate que revocaron a tu hijo.



Castañeda mueve la cabeza.

-No me olvido de eso, ni de todo lo que Susana y su gente dijeron de mí.

Juárez lo mira en silencio.

-A ver Patricia, dime, ¿ya está lista la banda?…quiero decir ¿ya está listo el equipo de trabajo?
-Sí, sí, ya. Solo nos faltan dos que deben estar llegando la próxima semana.
-¿Y por qué demoran tanto? ¿Vienen del extranjero?
-No, son de aquí, pero el INPE demora para darles libertad condicional.
-Ah bueno –dice Castañeda-. Y dime,  ¿ya botaste a los 3 mil trabajadores que te dije?
-Todavía no.
-Pero Patricia, esa gente estuvo con Susana y no pueden estar un minuto más en el municipio. ¿Por qué siguen aquí?
-Es que no pude hacerlo.
-Te ganó la conciencia.
-No, me ganó la hora. Estuve toda la tarde arreglándome para la juramentación.
-¿Me lo juras?

Juárez dio un suspiro y se inclinó hacia adelante.

-Lucho, ¿estás seguro que quieres botar a tanta gente? Mira que después de todo son votantes.
-Qué nos importan los votos ahora.
-Yo lo decía porque son muchísimas personas.
-Mejor pues –dice Castañeda-. Seguro que entre todos esos vamos a botar a algunos corruptos.
-Lo dices porque no quieres malos elementos.
-Lo digo porque no quiero competencia.

Juárez negó con la cabeza.

-¿Qué pasa Patricia? Ahora te me vas a ablandar. ¿Qué no te acuerdas de nuestro plan de trabajo?
-Sí, claro.

Entonces Castañeda se pone de pie, se toma las manos detrás de la espalda y empieza a caminar.

-A ver, repasemos –dice-. Primer punto.
-Sacar a todos los que trabajaron con Susana.
-Exacto. Punto dos.
-Decir que todo lo que hizo Susana estuvo mal.
-Perfecto. Punto tres.
-Asegurar que el municipio está en quiebra.
-Eso mismo. Y no te olvides que hay que imprimir millares de folletos para difundir que estamos quebrados. Sigamos, punto cuatro.
-No tenemos punto cuatro.

El alcalde se detiene de golpe, vuelve a sentarse y mira fijo a Juárez.

-¿No tenemos punto cuatro?
-No.
-¿Estás segura?
-Claro. Solo tenemos tres puntos.
-¿Solo tres? ¿Y por qué nadie me lo dijo?

Juárez mira extrañada a Castañeda. Tras un momento de silencio, el alcalde da un golpe sobre el escritorio.

-Necesitamos un punto cuatro –dice Castañeda-

Juárez se pasa la mano por la frente.

-Bueno Lucho, ¿y entonces?, ¿de todas formas vamos a botar a esta gente?
-Por supuesto.
-¿Sabes lo que es solidaridad?
-Claro, nuestro partido.
-Está bien. Si tanto insistes, así será. Después de todo quizá tengas razón. Si estuvieron con Susana ya no son confiables.
-Eso mismo. Además acuérdate cómo nos trató Susana.
-¿Cómo nos merecíamos?
-Exacto. Y eso no se lo perdonaré.
-Tienes razón Lucho. ¿Qué es eso de habernos investigado tanto con lo de Comunicore? Como si nosotros hubiéramos hecho lo que hicimos.

Castañeda se pone de pie.

-Eso es. Lo tengo.
-¿Qué tienes?
-El punto cuatro.
-¿Y cuál es?
-No más Comunicore.
-¿Estás seguro Lucho?
-Claro. Otro nombre se nos ocurrirá.

Publicado en la revista Velaverde N°97