viernes, 20 de mayo de 2016

El diario del Oto (Ramírez)


Querido diario:

A ver te cuento que me fui a una charla motivacional llamada “Cómo ser millonario y no ser investigado por la DEA en el intento” dictada por mi compadre Joaquín  Ramírez. El salón de conferencia estaba lleno y al toque me di cuenta que la mayoría eran cobradores de combi. De pronto, mi compadre hizo su aparición en el estrado:



“Amigos, amigas, gracias por venir. Mi nombre es Joaquín Ramírez, tengo 19 empresas, un club de fútbol, un centro educativo y un carrito sanguchero. Escuchen con atención. Lo primero que se necesita para ser millonario  es una buena actitud, mentalidad ganadora y jugosos ingresos, pero sobre todo, jugosos ingresos”.

De pronto, los asistentes empezaron a aplaudir. Mi compadre levantaba las manos y sonreía. Estaba vestido con zapatos, camisa y corbata de un blanco puro, algunos dirían de alta pureza.   
               
“Pero no todo es felicidad cuando uno es millonario, siempre hay gente rencorosa que está detrás de uno como la Fiscalía, la Policía y la prensa. A esa gente que dice que mi fortuna es de dudosa procedencia, les pregunto, ¿en verdad tienen dudas? De lo que se trata aquí es de atacarme para tratar de hundir a Keiko, pero el pueblo es inteligente y sabe cuál es la verdad. Que aun así siga votando por nosotros ya no es nuestra culpa”.

Otra vez las palmas ensordecieron el lugar. De pronto, una persona mayor trepó al escenario y abrazó a mi compadre. “¿Te acuerdas de mi? Yo era tu chofer cuando eras cobrador”, le dijo. Ramírez sonrió y correspondió al abrazo. “Cuánto tiempo sin verte”, dijo mi compadre, “la verdad tú me diste muchas lecciones. Te debo mucho”. “Ni tanto”, respondió el hombre, “solo 10 soles de la última vuelta Ate-Callao, ¿te acuerdas?”

Ayayay. Te cuento que la charla fue un éxito. Al final me acerqué donde mi compadre, este me reconoció y me invitó a una gran fiesta en su residencia. Mi compadre demostró que es un hombre considerado y tolerante. Fíjate que algunos invitados se pusieron faltosos y él tranquilo, incluso les dijo que les iba a enviar una movilidad, o una moto o algo así.

Ya está. No sigo más, es hora de comer, dormir e hincar como ninguno.

Don Oto.


Fuente: "El Otorongo" (Peru21-20.05.2016)

lunes, 9 de mayo de 2016

Elecciones ministeriales

En la residencia de Keiko Fujimori se han reunido la crema y la nata de Fuerza Popular. Los hombres y mujeres fuertes del fujimorismo se encuentran cómodamente sentados en la sala. La candidata está de pie frente a todos. Junto a ella, su vicepresidente José Chlimper se muestra imperturbable.

-Bueno, como ustedes saben PPK ha venido repartiendo ministerios como si ya estuviera en el poder y eso se lo hemos criticado con dureza –dijo Keiko.

En ese momento entra intempestivamente Kenji.

-Perdona Keiko, me demoré por estar conversando con Salvador.
-¿Y qué dice Heresi? ¿No va a venir?
-No, dice que tiene una cita con PPK.
-Pero, ¿cómo? ¿Va a estar o no con nosotros?
-Todavía tiene sus dudas, pero me dijo que sin falta va a tomar una decisión.
-¿Cuándo?
-Después de la segunda vuelta.



Keiko da un suspiro y  Kenji entra a la sala, busca un lugar y toma asiento.

-Bueno, les decía, PPK cometió el error de repartir cargos cuando todavía no ha ganado nada. Nosotros vamos a hacer las cosas como se debe, o sea sin que nadie se entere.

Repentinos aplausos se escuchan en la sala. Keiko estira sus manos y les pide calma. Cuando el silencio vuelve a copar el lugar, la candidata retoma la palabra.

-Bueno, entonces vamos a nombrar a los ministros por elección, como si fuéramos democráticos. Empecemos, ¿quién quiere ser Primer Ministro?

En ese instante Chlimper codea levemente a Keiko, pero ella no acusa recibo. En la sala, todas las manos están alzadas mientras Galarreta, en un rincón, considera que se trata de un método injusto.

-Vaya, tenemos muchos voluntarios.

Chlimper carraspea, una, dos, tres veces. Keiko voltea a verlo.

-¿Estás bien José?
-Sí, sí, estoy bien.

Keiko asiente y vuelve a mirar hacia la sala donde los demás siguen expectantes. Entonces Chilmper vuelve a codearla, pero con más fuerza. Keiko voltea a verlo y comprende.

-Bueno, les agradezco a todos su desprendimiento y sus ganas de servir al país, pero yo creo que aquí José Chlimper sería un excelente premier.
-No sé qué decir, Keiko –dijo Chlimper-. Me tomas por sorpresa.
-Decidido entonces, José será nuestro primer ministro.

Chlimper saluda moviendo la mano al momento que se escuchan algunos aplausos desganados.

-Bueno, a ver qué ministerio sigue.

De pronto Octavio Salazar se levanta.

-Perdona Keiko, pero antes que sigas, quiero proponer a alguien para el Ministerio del Interior.
-Vaya general, qué generoso. ¿Y a quién tiene en mente?
-A mí.

Keiko abre los ojos y sonríe. Otro murmullo recorre la sala.

-Bueno, pues, después de todo creo que no es mala idea. Que no se hable más entonces.

De pronto Kenji da un paso adelante.

-Un momento, ¿por qué no quieres que se hable más? ¿Acaso nos quieres callar?
-Kenji, hijo –intervino María Luisa Cuculizza- te has confundido. Tu hermana solo dijo que ya todo estaba terminado.
-¿Cómo que terminado? Todavía faltan un montón de misterios.
-Dirás que todavía faltan un montón de ministerios.
-Ya ves –dijo mirando a Keiko- ella piensa lo mismo.
-No, Kenji –dijo Cuculizza- olvídate. Todo está bien. Dejemos que tu hermana siga con la repartija….digo, con la repartición de cargos.

Kenji, con el rostro adusto, mira a su hermana, luego a Cuculizza. A ella le hace un ademán de aceptación y se vuelve a sentar.

-Bueno, ahora ¿quién quiere ser Ministro de Justicia?

Varias alzan sus manos, algunos las dos.

-Tiene que ser alguien íntegro, –dijo Keiko-. Que tenga una trayectoria impecable, que no tenga acusaciones ni juicios en curso.

Ni una sola mano queda levantada. Entonces  Kenji vuelve a ponerse de pie.

-Pero Keiko, ¿no estás siendo muy rigurosa? ¿Y la presunción de inocencia?
-Un momentito –dijo Becerril, levantándose del mueble-. Yo no he sido investigado por nada.

El lugar de pronto queda en silencio. Keiko y Kenji se miran un momento. Luego Kenji vuelve a sentarse y Keiko se dirige a Becerril.

-¿No te han investigado por nada?
-No –dijo Becerril, orgulloso-. No que me acuerde.
-¿Y eres una persona íntegra?
-Sí, nada me falta. A veces me falla la memoria nomás.
-¿Y sabes lo que tiene que hacer un Ministro de Justicia?
-Mmm…o sea, saber lo que se dice saber no, pero sé que te ponen un fajín.
-Bueno, está bien –dijo ahora mirando a la sala-. Becerril entonces será el Ministro de Justicia.

Se escuchan un par de aplausos nada más, los del propio Becerril. De pronto, ingresa una asistente de Keiko y le susurra unas palabras al oído.

-¿Ah sí? –dijo Keiko- ¿Cuántos son?
-Son como cinco dirigentes, pero representan a cientos de miles.
-¿Qué pasa? –intervino Chlimper.
-Unos mineros ilegales que quieren que firme un acuerdo de no sé qué.
-Ah ya, debe ser de la formalización. A ver, cientos de miles de familias. Que sean padre y madre por familia, que haya al menos un hijo mayor de edad, ahí son tres, si son cientos de familias, ahí tenemos…mmm…tenemos un montón de votos.
-¿Entonces firmó el acuerdo?
-Firma lo que sea con tal que voten por nosotros.

Keiko asiente, le dice a la asistente que lleve a los dirigentes al recibidor y que les diga que en seguida los atiende.

-Me olvidada –dijo Keiko antes de que la asistente se fuera- fíjate que se limpien bien los zapatos antes de entrar. No vaya a ser que me llenen de mercurio la alfombra.
-Bien pensado –dijo Chlimper.

Luego Keiko observa la sala, donde los murmullos ya habían empezado.

-Señores, señoras, ha surgido un imprevisto.
-Caramba –dijo Kenji- ¿Así de pronto?
-Sí Kenji, así de pronto. Vamos a tener que dejar esto para otra ocasión. Gracias por venir.

Keiko se va con Chlimper al encuentro de los mineros ilegales, mientras en la sala la mayoría sigue departiendo. Becerril le pregunta a todo mundo si los fajines los hacen a medida o vienen por tallas. A un par de metros de él, Salazar está conversando con Miyashiro y le dice que su primera medida como Ministro del Interior va a ser declarar amnistía general para todos los pishtacos. “Parece que el jefe es un tal doctor Olaya”, le confiesa.


Publicado en la revista Velaverde Nº164

domingo, 1 de mayo de 2016

Palabras de Keiko por el Día del Trabajo

Este domingo todos celebramos el día del trabajo, incluso yo.


Recuerdo con cariño mi primer trabajo: Primera Dama. Reemplacé a mi madre porque se accidentó dándose vueltas o voltios, o algo así. Todos los días trabajaba haciendo ayuda social, bueno, no todos los días, de lunes a viernes salía de compras con mis amigas gracias a mi Vladi-Card. Recuerdo que nunca me asaltaron, y no fue porque tenía 20 policías cuidándome, sino porque cuando mi padre era presidente no había delincuentes en las calles, todos estaban en Palacio.

Mi segundo trabajo fue de congresista. Pero este fue un trabajo part-time que no sentí mucho, quizá sea porque tuve más de 500 días de ausencia. Eso puede ser. Mi actual trabajo es ser la lideresa de un partido, es decir, vivo de lo que la bancada fujimorista me da mensualmente y, no se lo digan a nadie, de un guardadito que tengo de los 90.

Como ven, yo sé lo que es trabajar. Además, en todos mis trabajos siempre he podido hacer lo que más me gusta: vivir de los peruanos.


Publicado en "El Otorongo" (Peru21-29.04.16)