El cuestionado juez
César Hinostroza ordenó prisión preventiva contra sí mismo y, además, contra todo pronóstico.
Pese a que se encontraba suspendido, Hinostroza logró ser repuesto en su
cargo luego de unas cuantas llamadas. Fue en esas circunstancias cuando llegó a sus
manos su propio caso en el que se le acusa de los presuntos delitos de patrocinio ilegal y
tráfico de influencias.
Entonces, en un momento milagroso, mágico y irrepetible, Hinostroza decidió hacer algo inaudito: justicia. Revisó su expediente y a
su juicio era culpable de todo lo que se le había acusado, y de un par de cosas
más también. Abrumado por las pruebas, y sin esperar que el fiscal se lo
pidiera, ordenó prisión preventiva contra sí mismo por 36 meses.
Sin embargo, cuando
comprendió a cabalidad lo que había hecho, Hinostroza trató de cambiar su
fallo. Se llamó desesperado a sí mismo, se dijo “hermanito” e incluso trató reiteradas
veces de coimearse, pero no pudo: se pedía demasiado.
#lanoticiaimposible
Fuente: Peru21 (El Otorongo - 24.08.18)