lunes, 21 de diciembre de 2015

De cómo se gestó la carta de Fujimori

Alberto Fujimori, callado y pensativo, se encuentra en la sala de estar de su amplia prisión. Frente a él, su hijo Kenyi Fujimori también guarda silencio. De pronto, Kenyi alza el rostro.

-Lo tengo –dice Kenyi-. Si Keiko no te hace caso entonces tienes que encararla en público.
-Pero no puedo Kenyi. ¿Cómo la voy a encarar en público si estoy preso?
-Ya pues papi, no me decepciones. Para eso están las redes.
-¿Las redes?
-Claro, le escribes una carta, la publicas en el face y todo el mundo se entera.

Fujimori se rasca la cabeza.



-¿Una carta abierta no será mucho, Kenyi?
-No, papi, dos o tres párrafos nomás.
-Me refiero a que si no será mucho daño para Keiko.
-A ver papi, ¿acaso no le has dicho varias veces a Keiko que debe de mantener a los congresistas que siempre te apoyaron?
-Claro, a Martha, Luz y a la Cuculiza.
-Y a Aguinaga también –agregó Kenyi.
-Claro, a él también.
-Bueno papi, ¿y ella qué te ha respondido?
-Que respeta mi forma de pensar, pero ella es la que va a tomar las decisiones.
Kenyi se pone de pie.
-¿Ya ves papi? Ella ya no te hace caso. Por eso se ha inventado eso de las evaluaciones. Vas a ver que igualito va a dejar fuera a nuestra gente más leal.
Fujimori asiente.
-Está bien Kenyi. Hagamos lo que dices.

Kenyi abre la tapa de la laptop que reposaba sobre la mesa del centro. Se sienta, la pone sobre sus piernas y, después de un par de click, se prepara para escribir.

-“Querida hija” –dicta Fujimori.
-No, papi, hay que mencionar unos cuantos puntos nomás.
-Ya, voy a empezar –dice Fujimori.- Punto 1.

Kenyi digita empeñoso.

-“Es difícil establecer una lista congresal, sobre todo para el fujimorismo, que ha sido el gobierno que rescató al Perú de la crisis que nos dejó García, aunque claro el propio fujimorismo fue el que después dejó al país en recesión y en medio de una megacorrupción y una podredumbre generalizada”.
-Papi, creo que mejor eso de la recesión, la megacorrupción y todo el desastre que hicimos mejor no lo mencionamos.
-De acuerdo hijo. Eres sabio, como tu padre.
-¿Pero tú no eres mi padre?
-Sí, claro que lo soy.  Bueno, mejor sigamos. Escribe: “Punto 2”.
-Punto 2 –repite Kenyi mientras digita.
-“Pese a una implacable e injusta persecución política, el fujimorismo sigue vivo y pujante…”

Kenyi soltó una carcajada.

-¿Qué pasa hijo?
-Me dio risa eso de “pujante”.
-Mejor sigamos –dice Fujimori- “y por esa razón tenemos que fortalecer al partido”. Ahora  otro punto. ¿Cuál es el punto qué sigue?
-¿El punto seguido?
-Ya pues Kenyi, sigue el punto 3.
-Claro, por eso, el punto 3. Te escucho.
-“El año 2016 representa una encrucijada para nosotros. El fujimorismo asume la alta responsabilidad de procurar ser gobierno”.
-Oye papi –dice Kenyi.
-¿Qué pasa?
-Creo que aquí tendrías decir algo bueno de Keiko.
-¿Algo bueno?
-Claro, como para que vea que todo no es ataque.
-Ah ya. ¿Y qué puedo decir que tiene bueno Keiko?
-Su apellido.

Fujimori sonríe.

-Su apellido –repite Fujimori.- Tienes razón hijo, pero tampoco seas injusto con tu hermana.

Kenyi agrava su rostro.

-Sí pues papi –dice Kenyi- tienes razón. Después de todo por algo tiene tan alta intención de voto.
-Claro, por su apellido.

Kenyi levanta los hombros.

-¿Entonces papi? ¿Cómo sigues?
-Ahí bien, ¿y tú?
-No, te pregunto que cómo sigues con el texto.
-Ah ya, mira, te voy a hacer caso.
-¿Me vas a nombrar candidato presidencial del fujimorismo?
-No, no, digo que te voy a hacer caso, pero en lo que me has dicho ahorita, que hay que hablar bien de Keiko.
-Ah ya, ya me estaba emocionando.
-No te emociones y escribe.
-Ya.
-“Y sabemos que la responsabilidad de gobernar será bajo la indiscutible lideresa Keiko Fujimori”.
-Ahí está papi, quedó muy bien. Ahora sí sácale la mugre en el último párrafo.
-Calma Kenyi, no te olvides que somos una familia. Tampoco quiero que tú y tu hermana se peleen por cosas políticas.
-Está bien papi. Igual ya tendremos tiempo de pelearnos por tu herencia.

Fujimori mueve la cabeza a los lados y luego mira a Kenyi.

-Bueno hijo, ya, te dicto el punto cuatro.
-Ya.
-“Por eso junto a los nuevos rostros del Fujimorismo..."
-Papi, una consulta -dice Kenyi-. Tienes que ser más específico. No sé, pero, por ejemplo creo que mi Martha ya tiene nuevo rostro.
-Vamos Kenyi, me refiero a las nuevas figuras del partido. 
-Ya papi, sigue entonces.
-Decía que: "junto a los nuevos rostros del Fujimorismo, se necesita gente de larga e impecable trayectoria como Martha Chávez, Luisa María Cuculiza, Luz Salgado y Alejandro Aguinaga”.

Kenyi vuelve a reír a carcajadas.

-¿Y ahora de qué te ríes?

-De eso de “impecable trayectoria”.
-¿De eso te ríes?
-Claro, papi, es gente de nuestra mayor confianza, pero de qué impecable trayectoria hablas.
-Es un decir pues hijo. ¿Te acuerdas cuando de chico jugabas con tu perro puñete y yo te decía para cuándo es la boda?
-Sí, me acuerdo.
-¿Ya ves? Era un decir nomás.
-Si tú lo dices.
-Bueno, es todo.
-Ya papi, entonces lo imprimo, lo firmas y lo pongo en el face.
-Pobre mi hija, pero que esto le sirva de lección para que no olvide que el que manda aquí soy yo.
-Eso papi, para que aprenda.

Kenyi imprime el documento y Fujimori lo firma. Luego Kenyi escanea el papel y le toma unos minutos más ponerlo en el Facebook.
  
-Listo papi, ya está. Pronto la prensa lo verá y empezará lo bueno.
-Espero que Keiko entienda que es para su bien.
-Claro, papi, seguro que entiende. Y si no ya sabes que estoy listo para asumir el liderazgo del fujimorismo.

-No lo dudo hijo, pero ¿y el fujimorismo? ¿Estará listo para ti?


Publicado en la revista Velaverde Nº146

lunes, 14 de diciembre de 2015

Toledo y la unión civil

Toledo llega al local de Perú Posible. Baja de la camioneta y, cruza a través de un pequeño grupo de militantes que lo esperaban con papeles y documentos en mano. Cuando la puerta de fierro se cierra tras de sí, levanta la mira y se dirige a José León, que está junto a él.



-¿Qué quiere esta gente?
-Lo de siempre, viene de las bases de provincias a quejar de abusos y otras cosas.
-Pero ¿quién los va a atender? –pregunta, mientras suben por la escalera hasta el segundo piso.
-Nadie.
-¿Nadie? –pregunta Toledo.
-No, Alejandro, nos faltan brazos para la campaña.

Llegaron a la oficina central del expresidente. Toledo se hunde en su silla giratoria y León se sienta frente a él; solo los separa un escritorio de madera.

-Qué nostalgia –dice Toledo-. Y pensar que en la campaña pasada nos sobraba gente.
-Es que la vez pasada tenías opción.

Toledo sale de su congoja y abre los ojos.

-Pero ¡qué dices José!
-Es la verdad Alejandro. Ya no tienes el mismo arraigo de antes. Las encuestas no mienten.
-Algunas sí.
-Pero no todas pues. Te aprecio Alejandro, por eso te digo estas cosas.
- No me aprecies tanto. ¿Entonces crees que debo renunciar?
-No, claro que no. ¿No ves que sin ti no vamos a pasar la valla electoral?

Toledo se pone de pie.

-¿Y solo me quieres para no perder la inscripción?
-No, cómo crees.
-Ah bueno.
-También te queremos para poder seguir en el Congreso.

Toledo toma asiento otra vez y se toca el mentón.        

-Bueno, ya. A todos nos conviene que yo gané.
-Pero ya te dije que nos conformamos con que pases del 5%.

El expresidente, ignorándolo ya, prende el televisor. En la pantalla, aparece el propio Toledo repartiendo tamales y saludando a todos con su característica voz engolada.

-Ya ves cómo la gente me quiere –dice Toledo, sonriendo.
Entonces, alguien, al parecer un reportero, le pregunta a Toledo qué opinaba de la Ley de unión civil. En la pantalla, un Toledo desorientado, responde: “Yo soy hombre”.  En seguida, se ve la imagen del congresista Carlos Bruce, quien afirma que el expresidente le debe una disculpa a la comunidad gay.
-Alejandro, ¿qué has hecho? ¿Cuándo ha sido eso?
-Ahora en la mañana.
-Por Dios, Alejandro, debes pensar bien lo que vas a decir.
-Yo dije lo que pienso.
-Haces mal pues. Este tema es muy delicado.
-Es un tema de delicados querrás decir.
-Yo sé, pero eso no vas a decir. Según Bruce, el 10% de peruanos es gay. Son como 3 millones. ¿Te imaginas?
-¿El 10%?
-Sí.
-¿O sea el 10% de mi partido es gay?

León enmudece un par de segundos.

-Pues sí –dice- debe ser.

Toledo mueve la cabeza a los lados.

-Yo soy hombre, carajo. Averíguame quién es del otro equipo y lo sacas del partido.
-Pero Alejandro, los gays también votan. Piensa en ellos como posibles votos.
-Ni pienses que voy pedir disculpas por ser un hombre.
-¿Por ser un hombre que no piensa?

El expresidente señala a León.

-Cuidado con lo que dices José.
-Perdóname Alejandro, pero es que me pone muy nervioso que sigamos tan mal en las encuestas.
-¿Seguimos mal?
-Claro.
-Pero no te habían dicho que mis posibilidades de subir eran mayores que las de bajar.
-Claro, porque ya no puedes bajar mucho más.

Toledo vuelve a poner su atención en el televisor. Ahí aparece Lourdes Flores hablando que el PPC todavía no toma una decisión definitiva respecto a las alianzas.

-José, ¿y si nos vamos en alianza?
-¿Con el PPC?
-Exacto. ¿No ves que están desesperados?
-Pero no creo que estén tan desesperados.
-Eso lo decidirán ellos.
-Yo estaba pensando más bien en otras agrupaciones.
-¿Cuáles? Los de la izquierda están peor que nosotros.

En ese momento, ingresa el encargado de prensa con un celular en la mano.

-Señor Toledo, lo están llamando de un canal y están en vivo. Quieren que declare sobre la ley de unión civil.

Toledo toma el teléfono.

-¿Ya sabes lo que vas a decir para reivindicarte?
-Claro –dice Toledo.

Luego de algunas preguntas generales, el periodista le pregunta directamente por el tema de la ley.

-Lo que dije señor periodista –dice Toledo- es que yo soy un hombre de familia. Es decir, respeto a los demás, pero mi concepto de familia es otro.

León sonríe y le da una palmada en la espalda a Toledo, quien sigue con el enlace telefónico.

-¿Entonces cuál es su concepto de familia? –le preguntan.

-Una normal pues, amigo periodista, sin raritos.


Publicado en la revista Velaverde Nº144

viernes, 11 de diciembre de 2015

El diario de Don Oto (Toledo)

Querido diario:

A ver.  Te cuento que me encontré con mi compadre Toledo, recién llegado del  CADE donde hizo las delicias del público con su monólogo Elecciones 2015. Ahí contó cómo le pidió a Zuckerberg que se acueste con la reina de Inglaterra mientras el presidente de China descifraba las líneas de Nazca. O algo así.



Ayayay,  me da pena Toledo. Mi compadre pudo ser recordado como el hombre que nos devolvió la democracia, pero luego vino lo de Ecoteva y se supo que había hecho transacciones inmobiliarias tan confusas que la última propiedad que adquirió se la está alquilando a sí mismo; y parece que debe dos meses.

“¿Puedes creer que la mayoría de la gente ya no me cree?”, me dijo. “No, no te creo”, le respondí. Pero era cierto, según las encuestas, Toledo es percibido como uno de los políticos más corruptos y todo por su suegra. Yo mismo le pregunté una vez, ¿Alejandro, es verdad que has utilizado a tu suegra alemana como fachada para comprarte una mansión? “Es mentira”, me dijo, “mi suegra es belga”.

Como se ve, mi compadre es solo una víctima de sí mismo y de sus palabras. Ahora mismo le acaban de preguntar por ley de la unión civil y él respondió: “Soy hombre”. Felizmente no le preguntaron por la ley de protección animal.

Ya está. No sigo más, es hora de comer, dormir e hincar como ninguno.

Don Oto.

Fuente: El Otorongo (Peru21-11.12.15)

lunes, 7 de diciembre de 2015

El regreso de Urresti

En Palacio de Gobierno, Ollanta Humala y Nadine Heredia se encontraban sentados frente al exministro Daniel Urresti.

-Bueno, Daniel –dijo Humala-. Supongo que ya sabes para qué te hemos llamado.
-Lo imagino.
-Queremos deshacernos de Von Hesse.

Urresti abrió los ojos y elevó sus cejas.

-Este, ya, ya, no hay problema. ¿Sería como un accidente?


-Pero de qué estás hablando Daniel, cuando digo que queremos deshacernos de Von Hesse quiero decir que ya no lo queremos como candidato. Eso nomás.
-Claro, claro –dijo Urresti-. Yo también me refería a eso.

Humala movió la cabeza y miró de reojo a la primera dama.

-A ver Daniel – aclaremos las cosas. No tenemos nada en contra de Milton.
-Tampoco tienen nada a favor.
-Daniel, te recuerdo que Milton es un técnico muy capaz –dijo Humala.

Urresti hizo una mueca de fastidio.

-Mire señor presidente, dejémonos de rodeos. Antes de llegar a Palacio vi en el twitter que Von Hesse ya renunció.

Heredia dejó ver una sonrisa.

-Entonces ya lo sabes –dijo Humala.
-Sí, señor presidente. Ahora yo soy el candidato presidencial del nacionalismo.
-Precandidato todavía –dijo Humala.
-No te preocupes Daniel –dijo Heredia-. Tienes razón. Ahora eres nuestro candidato presidencial y estamos apostando por ti.

Urresti se puso de pie y se frotó las manos.

-Me voy entonces- dijo Urresti-. Hay mucho por hacer.
-Todavía no te vayas, queremos decirte algunas cosas.

Urresti, con fastidio poco disimulado, se volvió a sentar.

-Mira Daniel –dijo Humala-. No te voy a mentir. Es muy difícil que ganes, pero lo importante para nosotros es que pases la valla y coloquemos la mayor cantidad de congresistas posibles.
-Ahí está lo malo pues.
-¿Cómo dices? –dijo Heredia.
-Con todo respeto señor presidente y primera dama, pero así no juega Perú. Si yo me estoy lanzando es porque sé que puedo ganar.
-Ah bueno, está bien que seas positivo –dijo Humala.
-No es ser positivo señor presidente, es ser realista. Mire usted, la gente en la calle me quiere. Me saludan, algunos me vacilan, pero con cariño, ¿me entiende?
-Bueno, la verdad a mí ya ni me saludan –dijo Humala.
-¿Y usted primera dama? Usted sí debe tener seguidores todavía.
-Sí, claro, el Poder Judicial y el Ministerio Público.

Urresti movió la cabeza a los lados.

-Bueno, Daniel, si estás tan seguro de tu triunfo en buena hora. Todos estamos de acuerdo en que mientras mejor te vaya a ti, mejor nos irá a nosotros.
-Eso sí Daniel –dijo Heredia- vas a contar con todo el apoyo del partido.
-¿Y los congresistas?
-También te van a apoyar.
-No, primera dama, le pregunto por la lista congresal. Supongo que podré elegir a los que van a postular al Congreso.
-Daniel, olvídate de eso, esas son cosas del partido.
-Pero hay gente que siempre me ha apoyado y les he prometido ponerlos en la lista.
-Ya eso lo vemos después. Ahora hay que relanzar tu candidatura.
-No será fácil, tus críticos van a volver a decir que eres un asesino.
-Es lo más probable.
-Pero no lo eres, ¿no?
-Claro que no.
-Qué bueno –dijo Humala-. Y también te dirán que eres un violador.
-Seguro que lo harán.
-Pero no lo eres, ¿no?
-Por supuesto que no.
-Qué alivio. También dirán que eres autoritario, machista, retrógrado, impulsivo, abusivo y mandón.
-De todas maneras.
-Pero…pero bueno qué importa lo que digan.
-Claro que no señor presidente. Le aseguro que en la próxima encuesta ya voy a aparecer. Y de aquí a un mes voy a estar alcanzando a PPK.
-Ese es el espíritu –dijo Heredia.
-Además –dijo Urresti-. Tengo la ventaja de contar con los recursos del Estado para mi campaña.

Humala y Heredia se miraron.

-No, Daniel –dijo Humala-. Aquí no mezclamos las cosas. Una cosa es el Estado, que es la plata de todos y otra cosa muy distinta es la plata del partido. No te confundas.
-De acuerdo –dijo Urresti-. ¿Y si se acaba la plata del partido?
-Ahí sí agarramos la plata del Estado.
-Entiendo –dijo Urresti-. Entonces todo bien.
-Eso mismo –dijo Heredia-. Todo bien.

Entonces Urresti se puso de pie.

-Ahora sí me voy. Les agradezco la confianza y les prometo que no los voy a defraudar.
-Bueno Daniel, estamos depositando…
-¿Cuánto? –dijo Urresti-. ¿En dólares o soles? 
-No, Daniel –dijo Humala- te digo que estamos depositando nuestra confianza en ti.
-Ah ya, eso sí lo sé.  ¿Alguna última recomendación?
Humala lo miró detenidamente.
-Sí. Nunca mezcles vodka con redbull.

Publicado en la revista Velaverde Nº144
                        



lunes, 23 de noviembre de 2015

De Alan, PPTs y plagios

Del Castillo toca la puerta del despacho de Alan García. Sin esperar señal alguna, el ex premier del gobierno aprista ingresa. Alan lo mira con seriedad y le da un fuerte apretón de manos. Del Castillo toma asiento.

-Bueno, Jorge, hablemos francamente. ¿Cómo van las cosas?

Del Castillo lo mira, lo sopesa.

-Vamos, dime –insiste Alan.
-Estamos muy mal.

García se sorprende por un instante. Acusa el golpe. Luego se inclina hacia Del Castillo.

-¿Tanto así? ¿O sea ya no tenemos posibilidades?
-No, a no ser que…
-¿Qué Jorge? Dime, ¿a no ser que qué?
-A no ser que en marzo le ganemos a Venezuela y a Uruguay. Pero está difícil.



García se pone de pie y da unos pasos hasta detenerse junto al cuadro de Haya de la Torre. Luego camina despacio, muy lento, como contando sus pasos hasta volver a tomar asiento. Mientras tanto, Del Castillo se reacomoda en su asiento.

-Mira Jorge, creo que no te das cuenta de la confianza que he depositado en ti. Te he puesto al mando de  mi campaña. Te he dado la oportunidad de pasar a la historia.

-Pero si el que dirige la campaña eres tú.
-Pero el responsable de ejecutarla eres tú. Así que si pierdo ya sabes culpa de quién va a ser.
-¿De Acuña?
-No, Jorge, será culpa tuya. Y ya no me menciones a ese tipo. ¿Qué se habrá creído? Pronto lo pondremos en su lugar.
-Por ahora va tercero.
-Bueno pues, pero terminará último. La gente nunca dejaría que gobierne alguien sospechoso de malos negocios.
-Pero tú gobernaste Alan.
-¿Qué dices?
-Digo que tú ya gobernaste Alan, ¿por qué tanto empeño en volver a Palacio? ¿Se te olvidó algo ahí?
-Mira Jorge, es algo que no entenderías.
-¿Y si me haces un PPT?

García da un suspiro. Entonces vuelve a ponerse de pie. Empieza a hablar mientras se pasea por su despacho.

-No Jorge, no se trata de algo que haya que explicarte. Es algo que debes sentir y yo siento que he venido a hacer historia. Por ejemplo, tú Jorge, ¿a qué has venido?
-Bueno, tu secretaria me dijo que querías verme.

El expresidente siguió caminando hasta volver a su asiento.

-A ver, Jorge, empecemos de nuevo. ¿Cómo va la campaña?
-Bueno, se ha hecho todo lo que dijiste. Estamos distribuyendo el material a las bases. Justo ayer estuve por el norte y me ha dado mucha alegría ver a nuestros compañeros.
-¿Ah sí? ¿Estaban muy entusiasmados?
-No, me dio alegría porque tiempo que no iba a verlos.
-Entiendo, ¿qué más?
-Eso es todo.
-¿No tienes nada más que decirme?
-Pues no.
-Vamos Jorge, piensa.
-¿Tan temprano?
-Vamos Jorge, no vas a decirme nada de lo que pasó con el Plan de Gobierno.
-Bueno Alan, son cosas que pasan.
-Pero es algo grave.
-Ya pues Alan, no te pongas en ese plan. Te aseguro que eso no va a afectar tu imagen. Además ya nadie lee los planes de gobierno.

García mueve la cabeza a los lados.

-Pero hemos quedado mal Jorge. Que nos digan corruptos, bueno, ya me acostumbré a eso. Que nos digan que tenemos relación con los narcos por Oropeza y los narcoindultos, bueno, vaya y pase, pero que nos digan copiones, piratas…
-También dicen que debemos abrir un local del partido en Azángaro.
-Ya ves Jorge, ¿qué vamos a hacer al respecto?
-Nada, no creo que sea buena idea abrir otro local.
-No, Jorge, me refiero a lo del Plan de Gobierno.
-Nada Alan, ya ni hablar de eso. Hay que esperar nomás que el tiempo pase. Ya vendrán temas nuevos.
-De acuerdo Jorge. ¿Algo más?
-Bueno sí, seguimos buscando el lema para la campaña.
-Pero ya lo tenemos: Alán Perú.
-¿Ese es el lema?
-Claro, ¿no te gusta?
-Sí, sí, está muy bien.

Del Castillo se pone de pie y estira el brazo para despedirse de García. Ambos se dan la mano.

-Bueno Jorge, ya sabes, mi futuro está en tus manos. Me llamas cualquier cosa.
-Claro, cualquier cosa.


Publicado en la revista Velaverde Nº142

martes, 17 de noviembre de 2015

La madera de Von Hesse

Von Hesse llega a Palacio de Gobierno e ingresa, casi simbólicamente, por la puerta que da a la calle Desamparados. En la entrada lo recibe un edecán y lo conduce hasta llegar al despacho presidencial. Tras tocar la puerta y recibir el permiso, el edecán abre la puerta y el candidato presidencial del nacionalismo ingresa. El presidente Ollanta y la primera dama lo están esperando.

-Vamos a ver Milton –dijo Humala-. ¿Qué está pasando?

Von Hesse, que acaba de sentarse frente a la pareja presidencial, empieza a pestañear de pronto.

-No entiendo, ¿a qué se refiere, señor presidente? –dijo, mirando también a la primera dama.



Humala y Heredia se miran. En el rostro de Nadine aparece una sonrisa apenas dibujada.

-Tú candidatura no prende, Milton –dijo Heredia-. Hay alguien que no la deja subir.
-¿Quién? ¿Alan? ¿Acuña?
-No, tú.
-¿Yo?
-Sabemos que no lo haces a propósito-dijo Humala.
-Pero si yo estoy poniendo todo de mí.
-Ese es el problema –dijo Heredia- Deberías poner menos.
-¿Cómo así? No entiendo.

Humala se acerca a Von Hesse y le pone la mano a su hombro.

-Mira Milton, te hemos visto en las entrevistas y te vemos un poco…¿cómo decirlo…?
-Tieso –dijo Heredia.
-¿Tieso?
-Sí, como si fueras hecho de madera.

Von Hesse se endereza y se reacomoda en la silla.

-No te preocupes Milton por eso –dijo Humala-. Te vamos a poner con un experto en expresión corporal y lo arreglamos.
-Bueno, si ustedes lo creen necesario.
-Necesarísimo –dijo Heredia.

Humala da unos pasos en silencio y luego vuelve a sentarse.

-Otra cosa Milton –dijo Heredia-. Estás muy tibio, muy buena gente. Tienes que atacar un poco a los demás candidatos.
-¿Atacar a los demás candidatos? –dijo Von Hesse, como repitiendo una lección.
-Exacto.

El candidato nacionalista desvía su mirada de Heredia y mira a Humala.

-¿Qué pasa? –dijo Heredia.
-Bueno...es que cuando conversé con el señor presidente…
-¿Qué? ¿Qué conversaron? –dijo Heredia y luego miró a Humala -¿Qué le dijiste? ¿Que no ataque a nadie?

Humala se aclara la voz y eleva el rostro.

-Lo que pasa Nadine es que le prometí a Milton que él iba a dirigir su campaña y él me dijo que no quería pelearse con los demás, sino dar propuestas.

Heredia achina sus ojos y mira entonces a Von Hesse.

-¿Propuestas?
-Propuestas serias –dijo Von Hesse, orgulloso de su posición.

Nadine sonríe y mueve la cabeza a los lados. Luego vuelve la vista a Von Hesse.

-¿Te gustan las propuestas? Bueno, mira, yo te propongo que dejes esa actitud de chico bueno que así no le vas a ganar a nadie.
-Pero Nadine, yo soy así, no soy de pelearme.
-Pero para ganar no tienes que ser tú, sino tienes que ser lo que  haga falta. Mira lo que hicimos nosotros en la campaña. ¿O tú crees que Ollanta y yo somos nacionalistas? ¿O también te creíste el cuento de la gran transformación?

Von Hesse se queda en silencio. La primera dama voltea y mira a Humala.

-Yo te dije, mejor le hubiéramos dicho a Urresti.
-No pues Nadine. Tú sabes los problemas judiciales que tiene.
-¿Y eso qué? Tú también tuviste lo de Madre Mía.

Por un momento, Von Hesse parece haberse vuelto invisible. La pareja presidencial continúa la discusión hasta que son interrumpidos.

-Disculpen –dijo Von Hesse, logrando que los Humala callen y se queden mirándolo-. Si ustedes no están conformes conmigo, yo no tengo ningún problema en dar un paso al costado.
-Lo que tienes que hacer es dar un paso hacia adelante, pasar a la ofensiva –dijo Heredia.-No se trata que renuncies a estas alturas.
-Claro Milton –dijo Humala-. Nosotros confiamos plenamente en ti. Lo menos que esperamos de ti es que nos ayudes a que nuestra gente pueda entrar al Congreso.
-Sí, pero como vas, creo que ni siquiera vas a pasar la valla electoral –dijo Heredia.
-Vamos Milton, nada te cuesta ser agresivo –dijo Humala-.
-Lo que yo quiero es adecentar la política.

Heredia se para de su asiento. Mueve otra vez la cabeza y camina hacia la puerta.

-¿A dónde vas, Nadine? –dijo Humala-.
-Yo no puedo más con esto –dijo Heredia, deteniéndose ante la puerta-. Tú convéncelo. ¿O quieres que le diga a Otárola que sea el candidato?
-No, no te preocupes, yo hablo aquí con Milton –dijo Humala, forzando una sonrisa, la que mantuvo hasta que la primera dama salió del despacho.

Entonces Humala se pone de pie y se acerca a Von Hesse.

-Milton, no te preocupes por Nadine.
-No, el que se tiene que preocupar por ella es usted señor presidente.

Humala asiente con la cabeza.

-Bueno Milton, creo que las cosas están claras. Vas a trabajar con esta persona lo de la expresión y solo te pido que seas al menos más contestador. Saca tu lado de barrio.
-¿Qué barrio?
-O sea que muestres que tienes esquina.
-¿Cómo sabe que mi casa está en una esquina?
-Olvídalo Milton. Anda nomás y haz lo mejor que puedas.

Von Hesse se levanta y camina hacia la puerta. Antes de salir Humala le da un apretón de manos.

 -No te olvides Milton. Yo confío en ti.
-¿En verdad cree que puedo ganar?
-Como que me llamo Antauro.


Publicado en la revista Velaverde Nº141