lunes, 14 de diciembre de 2015

Toledo y la unión civil

Toledo llega al local de Perú Posible. Baja de la camioneta y, cruza a través de un pequeño grupo de militantes que lo esperaban con papeles y documentos en mano. Cuando la puerta de fierro se cierra tras de sí, levanta la mira y se dirige a José León, que está junto a él.



-¿Qué quiere esta gente?
-Lo de siempre, viene de las bases de provincias a quejar de abusos y otras cosas.
-Pero ¿quién los va a atender? –pregunta, mientras suben por la escalera hasta el segundo piso.
-Nadie.
-¿Nadie? –pregunta Toledo.
-No, Alejandro, nos faltan brazos para la campaña.

Llegaron a la oficina central del expresidente. Toledo se hunde en su silla giratoria y León se sienta frente a él; solo los separa un escritorio de madera.

-Qué nostalgia –dice Toledo-. Y pensar que en la campaña pasada nos sobraba gente.
-Es que la vez pasada tenías opción.

Toledo sale de su congoja y abre los ojos.

-Pero ¡qué dices José!
-Es la verdad Alejandro. Ya no tienes el mismo arraigo de antes. Las encuestas no mienten.
-Algunas sí.
-Pero no todas pues. Te aprecio Alejandro, por eso te digo estas cosas.
- No me aprecies tanto. ¿Entonces crees que debo renunciar?
-No, claro que no. ¿No ves que sin ti no vamos a pasar la valla electoral?

Toledo se pone de pie.

-¿Y solo me quieres para no perder la inscripción?
-No, cómo crees.
-Ah bueno.
-También te queremos para poder seguir en el Congreso.

Toledo toma asiento otra vez y se toca el mentón.        

-Bueno, ya. A todos nos conviene que yo gané.
-Pero ya te dije que nos conformamos con que pases del 5%.

El expresidente, ignorándolo ya, prende el televisor. En la pantalla, aparece el propio Toledo repartiendo tamales y saludando a todos con su característica voz engolada.

-Ya ves cómo la gente me quiere –dice Toledo, sonriendo.
Entonces, alguien, al parecer un reportero, le pregunta a Toledo qué opinaba de la Ley de unión civil. En la pantalla, un Toledo desorientado, responde: “Yo soy hombre”.  En seguida, se ve la imagen del congresista Carlos Bruce, quien afirma que el expresidente le debe una disculpa a la comunidad gay.
-Alejandro, ¿qué has hecho? ¿Cuándo ha sido eso?
-Ahora en la mañana.
-Por Dios, Alejandro, debes pensar bien lo que vas a decir.
-Yo dije lo que pienso.
-Haces mal pues. Este tema es muy delicado.
-Es un tema de delicados querrás decir.
-Yo sé, pero eso no vas a decir. Según Bruce, el 10% de peruanos es gay. Son como 3 millones. ¿Te imaginas?
-¿El 10%?
-Sí.
-¿O sea el 10% de mi partido es gay?

León enmudece un par de segundos.

-Pues sí –dice- debe ser.

Toledo mueve la cabeza a los lados.

-Yo soy hombre, carajo. Averíguame quién es del otro equipo y lo sacas del partido.
-Pero Alejandro, los gays también votan. Piensa en ellos como posibles votos.
-Ni pienses que voy pedir disculpas por ser un hombre.
-¿Por ser un hombre que no piensa?

El expresidente señala a León.

-Cuidado con lo que dices José.
-Perdóname Alejandro, pero es que me pone muy nervioso que sigamos tan mal en las encuestas.
-¿Seguimos mal?
-Claro.
-Pero no te habían dicho que mis posibilidades de subir eran mayores que las de bajar.
-Claro, porque ya no puedes bajar mucho más.

Toledo vuelve a poner su atención en el televisor. Ahí aparece Lourdes Flores hablando que el PPC todavía no toma una decisión definitiva respecto a las alianzas.

-José, ¿y si nos vamos en alianza?
-¿Con el PPC?
-Exacto. ¿No ves que están desesperados?
-Pero no creo que estén tan desesperados.
-Eso lo decidirán ellos.
-Yo estaba pensando más bien en otras agrupaciones.
-¿Cuáles? Los de la izquierda están peor que nosotros.

En ese momento, ingresa el encargado de prensa con un celular en la mano.

-Señor Toledo, lo están llamando de un canal y están en vivo. Quieren que declare sobre la ley de unión civil.

Toledo toma el teléfono.

-¿Ya sabes lo que vas a decir para reivindicarte?
-Claro –dice Toledo.

Luego de algunas preguntas generales, el periodista le pregunta directamente por el tema de la ley.

-Lo que dije señor periodista –dice Toledo- es que yo soy un hombre de familia. Es decir, respeto a los demás, pero mi concepto de familia es otro.

León sonríe y le da una palmada en la espalda a Toledo, quien sigue con el enlace telefónico.

-¿Entonces cuál es su concepto de familia? –le preguntan.

-Una normal pues, amigo periodista, sin raritos.


Publicado en la revista Velaverde Nº144

No hay comentarios:

Publicar un comentario