viernes, 26 de mayo de 2017

NO NOS ESCRIBEN, PERO IGUAL CONTESTAMOS (Vizcarra)

Estimados señores del Otorongo:



El jueves defendí en el Congreso la adenda que firmamos para construir el aeropuerto de Chinchero.  El viernes ratifiqué que era la mejor opción. El sábado volví a ver el video donde PPK hace las sumas y restas en la pizarra y comprendí que había sumado mal. El domingo, por tanto, tuve que cancelar la adenda y el contrato. El lunes entendí que además de cancelar la adenda y el contrato también tenía que cancelarme a mí. Entonces renuncié. El martes vi que el informe de la Contraloría contra la adenda era absurdo. Entonces me pregunté por qué renuncié. El miércoles pensé por un instante en renunciar a mi renuncia. El jueves decidí que ya no podía decidir nada. El viernes, o sea hoy, es sábado chico.

Atentamente,

Martín Vizcarra.    

Rpta: Estimado señor Vizcarra. Tómese unos días de descanso en el Cusco. Hay un tour para tomarse selfies junto a la primera piedra que se puso en Chinchero. Dicen que es un boom.


Fuente: El Otorongo (26.05.2017)

Diario del Oto (Chehade y su pasado)

Querido diario:

A ver te cuento que vino a verme mi compadre Omar Chehade. Estaba mudo, con el rostro desencajado y la mirada perdida; parecía más asustado que Héctor Becerril ante un test de inteligencia. “Compadre”, le dije, “¿qué pasó? ¿No me digas que reabrieron el caso de Las Brujas de Cachiche?”. Chehade negó con la cabeza. “Se trata de Humala”, me dijo, “es increíble, pero resulta que es un asesino en serie”. “¿En serio?”. “No, en serie”, me dijo.



Yo sé que la mente prefiere no recordar algunas experiencias terribles –yo, por ejemplo, quisiera olvidar que vi el programa “Conversando con PPK”-, pero mi compadre no puede haberse olvidado que fue el abogado de Humala en el caso Madre Mía, ¿o sí puede?

“Compadre”, le dije, “pero usted defendió a Humala”. Chehade me miró como si le hubiera revelado un gran secreto. Entonces lo aceptó, pero me juró y rejuró que él no sabía nada, que nunca fue a Madre Mía, que apenas conoció a Humala y que los únicos testigos con los que había hablado fueron unos testigos de Jehova –uno de ellos bien parecido a Pochi Marambio- que una día llamaron a su puerta,  hablaron como gringos y no lo dejaron descansar.

Ayayay, parece que mi compadre quiere cambiar la realidad. Y yo quisiera ayudarlo, pero cómo ocultar que fue defensor acérrimo de Humala y que hubiera seguido así si no fuera porque, como Nadine hizo notar, a mi compadre le fue muy díficil caminar derecho.

“Pero compadre, sincéremonos”, le dije, “¿siempre creyó que Humala no hizo nada malo en Madre Mía?”. “Bueno, al comienzo tuve ciertas dudas, pero luego me dijo algo que me convenció”. “¿Le aseguró que era inocente?”. “No, me aseguró la vicepresidencia”, me dijo.

Ya está. No sigo más, es hora de comer, dormir e hincar como ninguno.

Don Oto.


Fuente: El Otorongo (Peru21-19.05.2017)