Pedro Cateriano: Aló, ministro Ruggiero.
Soy el premier.
Martín Ruggiero: Ah, tío. ¿Qué tal?
PC: Caracho, ya te he dicho que no me
digas tío.
MR: Perdona, pero como eres el tío de mi
pata, ya me acostumbré a decirte así.
PC: Bueno, pero quítate esa costumbre.
¿Te imaginas si la prensa te escucha? Van a decir que te puse solo por eso.
MR: Entiendo.
PC: Dime, ¿ya coordinaste lo de tu
seguridad? ¿Hablaste con el mando policial que te mandé?
MR: No pude. Yo ya estaba ocupado con
otro mando.
PC: ¿Con un mando militar?
MR: No, con un mando del playstation.
Recién lo he comprado y ya me está fallando.
PC: Mira, olvídate de los juegos. No me hagas quedar mal. Ahora
eres el ministro de Trabajo.
MR: Ya, tío.
PC: ¡Que no me digas tío!
MR: Ya, ya, perdona, es que las críticas
me ponen nervioso. Todos dicen que no es momento para tener a un ministro tan inexperto
como yo.
PC: ¿Y tú qué les dices?
MR: Lo que tú me dijiste: que echando a
perder se aprende.
PC: No pues, eso te lo dije a ti. A la
prensa tienes que decirle otra cosa.
MR: Ah ya, ya entiendo.
PC: A ver si es cierto. Si te preguntan cómo
pudiste llegar tan rápido al ministerio, ¿qué les dices?
MR: Fácil, con el Waze.
Fuente: El Otorongo (Peru21)