martes, 17 de diciembre de 2013

La última percepción de Pedraza

Luego de una intensa jornada laboral, el ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, enrumba al medio­día hacia su hogar a bordo de su moderno Merce­des Benz. Sentado, en la parte posterior, mira en su tablet los últimos tuits. De pronto, el auto se detiene.



- ¿Qué pasa? –le pregunta al chofer.
- Parece que un portatropas se ha descompuesto, Sr. Ministro.
- ¿Un portatropas? ¿De esos que portan tropas?
- Exactamente.
- ¿Y qué hace aquí?
- No sé.
Pedraza bajó del auto. Su seguridad personal lo rodeó inmediatamente, pero él les pidió que mantengan su dis­tancia. En seguida, un comandante de la PNP que estaba frente al portatropas se acerca a Pedraza.
- Sr. Ministro –lo saluda marcialmente.
- Comandante, dígame, ¿qué es todo esto?
- Esto es un portatropas señor. Creí que lo sabía.
Pedraza frunció el ceño.
- Quiero saber qué hace este portatropas aquí.
- Es parte de la vigilancia asignada a la casa de Cueto.
-¿Cueto? ¿El futbolista?
- No, Sr. Ministro. Cueto, el jefe del Comando Conjunto.
Pedraza asiente. Luego cambia de expresión.
- Pero que yo sepa, Cueto no vive por aquí.
- Que yo sepa, tampoco. Pero tenemos una orden fir­mada por el general Praeli.
Pedraza se aparta unos metros, vigilado muy de cerca por su seguridad personal. Saca su celular.
“General… sí, soy el ministro… el ministro del Interior… No ge­neral, sigo estando en el cargo… ¿Puede ex­plicarme qué hace un portatropas frente a la casa de Cueto?… No, ese no, me refiero al jefe del Comando Con­junto… Pero esta no es la casa de Cueto… Ya, ya… ¿Órdenes?… Pero, ¿de quién?… Ah ya, ¿Villafuerte?… Pero, general, ¿por qué no se me informan estas cosas?… ¿Qué les cuesta contar­me?… Eso sí le digo, el tal Villafuerte me va a escuchar…, ¿cómo?, ¿que ya me está escuchando?… Bueno, bueno, él sabrá lo que hace, no hay que desconfiar de una persona tan respetable”.
Luego de colgar el celular, Pedraza se acerca nueva­mente al comandante.
-Comandante, dejémonos de cosas, dígame quién vive aquí.
El oficial lo observa por un momento.
-Es la casa de López Meneses.
Un gesto de asombro se dibuja en el rostro de Pedraza.
-¿La casa de López Meneses?, ¿el que era uno de los principales operadores de Montesinos?
-El mismo.
Pedraza da un paso adelante y eleva la vista, tratando de observar más allá.
-Pero comandante, detrás del portatropas hay más de cien policías. Veo también cinco patrulleros inteligentes, un rompemanifestaciones, tres motocicletas, dos caballos, un monociclo y dos perros policías. ¿Cómo explica esto?
-Lo que pasa, Sr. Ministro, es que hoy es viernes y siem­pre bajamos la seguridad por el fin de semana.
Abrumado, decide retomar la ruta hacia su hogar. En el trayecto vuelve a revisar su tablet. Sus ojos se abren más cuando ve que uno de los tuits anuncia una bomba perio­dística relacionada con la Policía. En ese instante su celular empieza a sonar.
“Sí, Sr. Presidente, ya sé que en la noche habrá una re­velación periodística… ¿Cómo? ¿Que nos adelantemos? ¿Usted quiere que demos la noticia primero?… ¿No?, ah ya, claro, entiendo… Hay que actuar como si no supiéramos nada… Entiendo, pero la verdad es que yo no sabía nada… No… Recién me enteré hoy y de casualidad, y luego me dijeron lo de Cueto… No, el futbolista no, el almirante… De acuerdo, Sr. Presidente. Se hará lo que usted diga… O lo que diga Nadine… O lo que diga Villafuerte… Sí, Sr. Pre­sidente… Quedamos así, entonces. Espero instrucciones para saber qué debo hacer”.
Mientras el Mercedes Benz sigue rumbo a su hogar, Pedraza vio en su tablet el más reciente tuit: Ministro del Interior destituye generales. “Caramba”, se dijo: “¿A quié­nes habré botado?”. Luego un tuit más apareció: Pedraza renuncia irrevocablemente. “Por Dios, tantas novedades y todavía no me dicen qué debo hacer”, pensó.
Publicado en la revista Velaverde Nº38

No hay comentarios:

Publicar un comentario