En Lima, a los 29
días de mayo del 2015, siendo las 10 de la mañana con diez minutos, se pasó lista a los siete congresistas
miembros de la comisión: cuatro estaban presentes, dos estaban durmiendo y uno había
ido a los servicios higiénicos. Asimismo, se deja constancia de la presencia de
varios congresistas del nacionalismo con carteles y banderas con la
inscripción: Nadine Presidente.
A las 10 de la mañana con trece minutos, hizo su ingreso la señora primera dama Nadine Heredia. En tales
circunstancias, los congresistas nacionalistas empezaron a aplaudirla, dar vítores y lanzar
papel picado. Uno de ellos –Josué Gutiérrez- le hizo que le firme una
gigantografía que habìa traído desde su despacho. Otro nacionalista –Fredy Otárola-
se tomó un selfie con ella.
Cinco minutos
después, la presidenta de la Comisión, la señora congresista Marisol Pérez
Tello, dio por iniciada la sesión y le preguntó a la primera dama si quería dar
alguna declaración inicial. Luego de consultar a su abogado, Heredia dijo: “Voy a responder absolutamente
todas las preguntas, salvo aquellas que no quiera responder”.
El señor congresista Segundo
Tapia le consultó por las consultorías que había hecho sobre la palma aceitera.
La primera dama
calificó de impropia la pregunta.
El señor congresista
Jhonny Lescano le preguntó por el dinero que le había pagado un diario
venezolano por notas periodísticas que nadie había visto.
La primera dama
calificó de impropia la pregunta.
El señor congresista
Mauricio Mulder le preguntó si Belaúnde Lossio le había dado alguna vez dinero.
Le preguntó además por qué recibió más de 200 mil dólares en su cuenta
bancaria a través de varios depósitos hechos por personas que no tenían ingresos
conocidos.
La primera dama
calificó de impropio al congresista.
El señor congresista Cristóbal
Llatas, miembro del nacionalismo, saludó la presencia de la primera dama,
resaltó su elegancia y le preguntó si le podía ayudar a conseguir una cita con
el presidente Humala.
La primera dama dijo que haría lo
posible, pero que no le prometía nada.
El señor congresista
Mauricio Mulder insistió con las mismas preguntas que había formulado y demandó
que la primera dama responda a los cuestionamientos. En ese momento, el abogado de la primera dama,
Roy Gates, elevó el tono de voz para decirle al señor congresista Mauricio
Mulder que deje de hablar. El señor congresista Mauricio Mulder, a su turno,
elevó todavía más la voz y le dijo al señor abogado Roy Gates que era mejor para
su persona que no lo provoque porque si
no pediría que lo investiguen por su relación con los Sánchez Paredes.
El señor congresista Cristóbal Llatas le
dijo al señor congresista Mauricio Mulder que cuestionar a la primera dama era
poner en peligro la democracia.
El señor congresista
Mauricio Mulder dijo que la primera dama y los nacionalistas se estaban
burlando del país. Asimismo, le dijo a la primera dama que se consiga un abogado que le aconseje mejor porque quedarse
callada le iba a perjudicar, o acaso no había oído aquello de que “el que calla otorga”.
El señor abogado Roy
Gates dijo que mejor no hay que olvidar aquello de que la plata llega sola. Asimismo,
pidió que se le proporcione un calmante o, en su defecto, se le arroje un dardo
tranquilizador al señor congresista Mauricio Mulder. En tales circunstancias,
el señor congresista Mauricio Mulder se levantó de su asiento y caminó con
celeridad hasta donde se encontraba el señor abogado Roy Gates, a quien llamó,
a gritos, “mafioso”. En ese instante, ambos señores se enfrascaron en un
intercambio de golpes y de improperios, siendo finalmente separados por
miembros de la seguridad.
El señor congresista
Jhony Lescano propuso poner a votación quién había ganado la contienda. Sin
embargo, su pedido no prosperó.
La presidenta de la
comisión, la señora congresista Marisol Pérez Tello, en vista que la
primera dama no estaba dispuesta a responder nada y considerando que nadie
quería preguntar en vano, decidió no darle la palabra a nadie más. En tal sentido, solicitó la aprobación del
acta con dispensa de su lectura, lo cual fue aprobado por unanimidad.
Siendo las 10 de la
mañana con treinta minutos, los presentes se levantaron, y la sesión también.
Publicado en la revista Velaverde Nº117
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