martes, 2 de agosto de 2016

Frente al televisor

28 de julio. Mark Vito y Keiko Fujimori estaban sentados en la sala frente al televisor. El esposo de la excandidata presidencial presionaba compulsivamente el control remoto. Ya le había dado dos vueltas a los cientos de canales de cable, cuando, por fin, dejó un canal nacional donde se transmitía la juramentación del nuevo presidente constitucional.



-Mark –dijo Keiko-¿no te he dicho que no quiero saber nada de esas cosas?
-Vamos, Keikito, no es para tanto.
-Me parece mentira ver a Kuczynski juramentando. Mal candidato, mala campaña…
-Y aun así te ganó.
-No, Kuczynski no ganó, yo perdí. Son cosas muy diferentes. ¿Entiendes?
-Sí, yo te entiendo.
-Gracias Mark.
-Pero el que no te entendió fue el JNE. 
                                                              
Keiko miró de reojo a su esposo. Entonces le arrebató el control remoto y cuando se disponía a cambiar de canal, escuchó, fuerte y claro, el “Sí, juro”, de Kuczynski.

-Mira cómo lo aplauden –dijo Mark-. Creo que hasta tu gente lo está aplaudiendo.
-Imposible. Le dije a Kenji que nadie de la bancada debe aplaudirlo. Aunque conociendo a mi hermano este es capaz de haberles dicho lo contrario.
-Pero Keikito, recuerda lo que te dijo el terapeuta. Debes poner de tu parte para que olvides que casi ganas y que solo unos días antes las encuestas te daban como presidenta. O sea que…
-Mark.
-Dime Keikito.
-Mejor no digas nada.

En la pantalla del televisor el nuevo presidente iniciaba su discurso.

-Yo debía estar ahí.
-¿Y no te invitaron?
-No seas pues Mark, quiero decir que yo debía estar en el lugar de ese que no sabe ni cómo ganó.
-Pero Keikito, otra vez con lo mismo. Mira, te voy a decir algo. Si perdiste fue por culpa de tu padre. Ese antifujimorismo es por él. A ti la gente te quiere.
-¿Sí no? Tienes razón. Imagínate si fuera hija de otra persona. ¿Ganaría?
-En realidad no serías ni candidata.

De pronto, Keiko se puso de pie, apagó el televisor y lanzó el control remoto al suelo. Luego salió del lugar y se fue por las escaleras hacia el segundo piso. Mark bajó la mirada y movió la cabeza a los lados.

-Vaya –dijo Mark hablándose a sí mismo-.Estos van a ser cinco largos años.


Publicado en la revista Velaverde Nº174

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