Kenji Fujimori llega
a la casa de su hermana Keiko. Toca el timbre y le abre la puerta la empleada.
-Hola –dice él.
La empleada lo mira de
arriba a abajo.
-Ah, es usted. Pase…si
quiere.
La empleada, que
suele tutearlo, deja la puerta abierta y, delante de Kenji, se da media vuelta
y regresa a la cocina. Kenji se queda perplejo y frunce el ceño. Entra a la
casa y cierra la puerta tras de sí. Atraviesa el recibidor y llega hasta la
sala donde encuentra a Mark, su cuñado, quien estaba armando un avión a escala.
-Hola Mark –dice
Kenji.
Mark lo mira, serio,
luego mueve la cabeza a los lados y se va llevando su avioncito. Kenji queda
asombrado por el trato y por lo bien que va quedando el avioncito. Luego decide
sentarse en la sala a esperar.
Pocos minutos después ingresa Keiko, se sienta
frente a su hermano y, sin mediar saludo, le habla.
-¿Estarás contento?
-¿Contento por qué?
-Porque ya perdí. Ya ganó
Kuczynski.
-¿Estás segura?
-¿De que ya perdí?
-No, de que ganó
Kuczynski.
-Es lo mismo Kenji.
-No, no es lo mismo.
Mira, si tu pierdes quiere decir que fue por errores tuyos, pero si PPK gana
quiere decir que lo hizo por sus propios méritos.
-Te pasas Kenji,
todavía tienes la cara de burlarte.
-Pero no me estoy
burlando. Y a todo esto, ¿estás segura que los resultados ya no se pueden
revertir?
-No, ya no se puede.
Me lo han dicho los mejores estadísticos del país.
-¿Los mejores del
país?
-Bueno, los mejores que
hay en el partido. Y también vino Cucho.
-¿Cucho? ¿El jefe de
la ONPE?
-Exacto, incluso le
ofrecimos a nuestros militantes para que le ayude a contar los votos, pero no
quiso.
-Ah bueno –dijo
Kenji-. Hasta donde yo sé el resultado de la ONPE estaba hasta
al cien.
-¿Hasta el 100%?
-No, hasta el cien. O
sea, un desastre para nosotros.
-Por eso te digo, ya
no hay forma de revertir nada.
Por unos segundos los
hermanos quedaron en silencio.
-Keiko –dijo, por
fin, Kenji- perdóname si hice algo malo en la campaña.
-No hiciste algo mal,
lo hiciste todo mal.
-Pero de cierta forma
tú me obligaste Keiko. Me tratas en público como si yo no fuera un tonto.
-Como si fueras un
tonto querrás decir.
-Como sea, la cosa es
que no me valoras. El único que me da mi lugar es mi padre.
-No es cierto, yo
también te doy tu lugar, el problema es que no te gusta el lugar que te doy.
-¿Ya ves cómo eres?
-Pero ¿qué quieres
que haga? Te has dedicado a sabotear mi candidatura.
-Yo también quiero
ser presidente como mi papá.
-Ahí está.
-¿Quién? ¿Mi papá?
¿Dónde?
-No, quiero decir que
saltó la liebre.
-¿Dónde? ¿Cuál
liebre?
-Ay Kenji, lo que
digo es que esa es la razón por la que haces todo esto. Quieres ser presidente
y por eso no querías que yo gane ahora.
-Yo quiero ser
presidente, pero para poder sacar a mi padre.
-A nuestro padre.
-Claro.
-Pero entonces los
dos queremos lo mismo.
-Si lo hubieras
visto. El pobre estaba tan ilusionado.
-¿Qué? ¿Fuiste a
verlo?
-Claro Keiko, justo de
ahí vengo. Lo encontré con sus maletas listas. Había empacado todo para salir.
-¿Y por qué haría
eso?
-Porque solo vio los
resultados a boca de urna de CPI, donde te daban como ganadora por 3 puntos.
-¿Y creyó que yo
había ganado?
-Claro, luego apagó
la tele y empezó a alistarse para salir.
Keiko evitó la mirada de su hermano por unos segundos. Luego, lentamente, volvió a mirarlo.
-Bueno Kenji. Creo
que le hemos fallado a nuestro padre.
-Tú le has fallado.
Ya van dos veces que pierdes. Ya pareces Lourdes.
-No me digas eso.
-Bueno Keiko, ahora lo
qué tienes que hacer. Yo creo que tienes que hablar con PPK y decirle que lo
apoyarás en el Congreso siempre y cuando indulte a nuestro padre.
-Voy a conversar con
él a ver qué se puede hacer.
-Bueno, a
propósito…creo que ya podemos definir que el próximo candidato del fujimorismo
seré yo.
-No creo Kenji, si
Kuzcynski saca a nuestro padre lo más probable es que él mismo sea el
candidato.
-¿Tú crees?
-Claro.
-Mmm…viéndolo así. Quizá no
debamos negociar nada con PPK, ¿o sí?Publicado en la Revista Velaverde Nº167
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