martes, 21 de junio de 2016

Nadine y Ollanta: ¿sin salida?

En el dormitorio central de la residencia de Palacio de Gobierno, Ollanta Humala mira pensativo el techo y la araña de bronce que cuelga de él. A su lado, Nadine Heredia sigue dormida, aunque no deja de mover sus piernas y brazos. De pronto, la primera dama se despierta con gran agitación.

-Nadine, ¿qué pasa? –dijo Humala.

La primera dama voltea lentamente hasta ver los ojos de Humala.



-No sabes Ollanta.
-No, si no me cuentas no sé.
-Fue un sueño horrible.
-¿Qué soñaste?

La mirada de Nadine se pierde, como recordando.

-Soñé que el Poder Judicial me había ordenado el impedimento de salida.
-Bueno Nadine, eso no fue un sueño.
-Cierto, más que un sueño fue una pesadilla.
-No, me refiero a que no lo soñaste.

Luego, de golpe, vuelve a ver Humala.

-¿Qué dices?
-Que no fue un sueño ni una pesadilla. Es la realidad.
-No puede ser.
-Así es.

La primera dama coge con sus manos el borde de la sabana y parece querer taparse con ella.

-No me digas que no puedo salir del país.
-No puedes salir del país.
-Te pedí que no me lo dijeras.
-Y eso no es todo.
-¿Qué más?
-También han ordenado que pagues 50 mil soles.
-Qué mal. Ni modo. Este mes me compraré un par de vestidos menos.
-Al menos eso es manejable.

Nadine y Humala quedan unos segundos en silencio. Luego Nadine reacciona.

-Más bien pásame mi agenda para apuntar lo de los vestidos antes que se me olvide.
-Nadine, por favor, nada de agendas.
-Ya, está bien. Pero entonces cuando salga de compras tú me haces acordar.
-No te preocupes por eso.
-Y a todo esto, ¿qué sabes de Roy Gates?
-Ah bueno, es abogado, es calvo y siempre anda con el mismo terno.
-No pues Ollanta. Quiero saber qué dice de todo esto. ¿No se supone que es nuestro abogado?
-Sí, claro, todavía es nuestro abogado. Casi lo reemplazo por otro mucho mejor.
-¿Por quién? ¿Por Enrique Ghersi?
-No, por Omar Chehade. Aunque creo que últimamente está medio molesto con nosotros.
-¿Ghersi?
-No, Nadine, Chehade.
-Por favor Ollanta, ni me menciones a ese tipo. ¿Tan difícil era caminar derecho?
-Bueno, volvamos a lo que me dijiste.
-Sí, ¿qué te dijo Roy Gates?
-Bueno, él dice que está tranquilo.
-¿Entonces tiene todo bajo control?
-No, dice que está tranquilo porque la cosa no es con él.
-Pero Ollanta, no me asustes. Mírame.

Entonces la primera dama vuelve a fijar la mirada en su esposo.

-Dime Nadine.
-¿Qué es lo peor que puede pasar?
-Lo peor sería que Kenji sea presidente del Congreso. ¿Te imaginas? Pero creo que ya dijo que no lo va a hacer. Mejor porque así…
-¡Ollanta! Te hablo de nuestro caso.
-“Nuestro caso” suena a mucha gente ah.
-No puedo creer que me des la espalda.
-No digo eso. Tú sabes que estamos unidos en esto por un lazo irrompible.
-El amor.
-No, la complicidad.

Nadine mueve su cabeza a los lados.

-Mejor volvamos a hablar de Roy Gates. A ver, Ollanta ¿no me recomendó nada?
-Sí, te recomendó que no salgas del país.
-¿Eso nomás?
-No, también dice que debes pagar lo que te han dicho.
-Eso ya me lo dijiste.
-Bueno, también está preocupado por las cuentas.
-Entiendo, quiere demostrar que mis ingresos están justificados.
-No, está preocupado por sus cuentas. Quiere saber cuándo le vamos a pagar.
-Se pasa ese ah. En el dinero nomás piensa.
-Sí pues, hay gente así.
-¿Y entonces Ollanta? ¿Qué vamos a hacer ahora?

Ollanta alza los hombros.

-Bueno, yo creo que podemos empezar por tomar un buen desayuno.
-No puedo creer que pienses en comer cuando nuestro futuro está en juego.
-Es que con el estómago vacío no pienso bien.
-Está bien, vayamos a desayunar y después seguimos viendo qué hacer.
-Ah no, me olvidaba, después del desayuno tengo una reunión con algunos ministros.
-¿Para qué?
-No sé, para unas últimas cosas que todavía quedan por hacer.

Nadine coge del brazo a Humala.

-Ollanta, escúchame, de ahora en adelante lo único que vamos a hacer es preocuparnos por salir de este lío.
-Está bien Nadine. Así será. Pero antes vamos a desayunar, ¿no?
-Quizá sí tengamos que contratar a otro abogado.
-Pero igual nos van a cobrar ah.
-Sí pues, interesados, ya no es como antes.
-No, Nadine, antes ni casa teníamos.


Publicado en la revista Velaverde Nº168

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