lunes, 18 de abril de 2016

Reflexiones frente al jardín

En las instalaciones del ex Fundo Barbadillo,  Kenji y su padre están sentados sobre dos sillas de mimbre. Están uno al lado del otro, ambos con la vista en el amplio jardín que rodea la residencia –que algunos eufemísticamente llaman cárcel- del expresidente. 



El silencio los acompaña y no parece  incomodarle a ninguno de los dos. Casi dos minutos después, Kenji habla.

-Papi, a veces me pongo a pensar…
-Eso es bueno hijo.
-Pero escúchame, te estoy diciendo que a veces me pongo a pensar en los peruanos.
-¿Cómo así? No entiendo.
-Me refiero a los peruanos que votaron por Keiko. O sea, no me malentiendas padre pero a veces, solo a veces, me pongo a pensar en que cómo es posible que después de lo que pasó en tu gobierno, todavía sigan votando por nosotros.
-Querrás decir por mí.
-Bueno, sí, por ti. O sea, en verdad, ¿no te parece raro?

Alberto Fujimori gira su cabeza para ver bien a su hijo.

-A ver, Kenji, ¿a dónde quieres llegar?
-Yo quisiera llegar a Disney –dijo dirigiendo la vista hacia su padre-. Tiempo que no voy, ¿vamos?
-Lo que quiero saber es a dónde quieres llegar con esos pensamientos.
-Es que a veces esa gente me da pena.
-¿Pena por qué? Si cuando vas les regalas cosas. Deberían estar agradecidos.
-Y sí están agradecidos. Pero yo me pongo a pensar que pasaría si la cosa fuera al revés.
-¿Al revés?
-Claro papi, mira, ¿qué tal si viene a pedirnos su voto un candidato que ha robado al Estado, ha violado los derechos humanos, ha comprado a congresistas, ha comprado jueces, magistrados y medios de comunicación? ¿Cómo llamarías a alguien así?
-Colega.

Kenji hace una mueca indescifrable y suspira profundamente.

-Mira Kenji, si los peruanos nos quieren, ¿qué podemos hacer?
-Pero ¿no te parece que es algo extraño?
-Ya pues hijo, ¿vas a acabar diciendo que la gente no debió votar por mí?
-Querrás decir por Keiko.
-No, quiero decir por mí.
-No es eso papi, solo que a veces me pongo a pensar…
-Sí ya sé que a veces te pones a pensar, pero piensas cosas raras.
-Mira, papi, por ejemplo, me pregunto por qué soy el congresista más votado.
-Porque eres un Fujimori.
-Pero ¿acaso no tengo ninguna virtud?
-Claro, tu apellido.
-Lo sé papi, pero quisiera creer que han votado por algo que yo haya hecho.
-Te torturas por gusto hijo. Ya te lo he dicho antes y te lo repito. Te hace daño pensar. Eso de ponerse a pensar es para los filósofos.
-Pero papi, no sé, la vez pasada que fui el congresista más votado me puse feliz, pero ahora quiero saber por qué votaron por mí.
-Mira Kenji, ya sé qué estás pensando, pero te equivocas. No han votado por ti solo porque eres mi hijo.
-¿En serio?
-Claro, también lo han hecho porque eres hermano de Keiko.

Kenji enmudece. Esta vez el silencio es incómodo.

-Mira Kenji –dijo su padre-. En serio te digo que la gente ha votado por ti sobre todo por tu simpatía.
-¿Mi simpatía?
-Eso mismo, he visto como la gente te sonríe.
-¿En serio?
-Claro hijo, sobre todo cuando les estás dando los regalos. Además, la simpatía no se compra en el mercado.
-¿Entonces dónde se compra?
-En ningún sitio Kenji. Uno nace con eso.
-Ah ya, así como el cordón umbilical.

El expresidente mueve la cabeza a los lados.

-Sí, claro, Kenji, como el cordón umbilical.
-Gracias papi, me siento más tranquilo. Entonces mi ventaja es mi simpatía.
-Exacto, siempre y cuando no te cambies de apellido.
-Claro que no.

Fujimori se reacomoda en el asiento.

-Ahora, hijo, hablemos de cosas realmente importantes.
-¿De qué quieres hablar?
-De mí. Dime, ¿qué dice Keiko? ¿Cuándo voy a poder salir de aquí?
-Bueno, si Keiko gana seguro que el mismo 28 de julio ya estás saliendo.
-Caramba, sería excelente que me dé tiempo para ir al Congreso y ver la juramentación de Keiko. ¿Tú crees que llegue a verla con la banda?
-No sé papi, creo mejor nos reunimos con la banda en privado. Además va a demorar un poco más sacar al tío Vladi y a los demás,
-No, Kenji, yo me refiero a la banda presidencial.
-Ah ya, no sé papi. Primero hay que ver si Keiko gana. Acuérdate que ya no controlamos la ONPE como cuando estaba Portillo.
-¿Verdad no? Qué desesperante esto de la democracia, pero bueno, ya todas estas gollerías se acabarán cuando volvamos al poder.
-Si es que ganamos.
-Claro que vamos a ganar. No deberías dudarlo ni un minuto.
-Está bien papi.
-Tu hermana tiene que ganar. 
-Si tú lo dices, así será.

Otro vez quedan en silencio durante algunos segundos, hasta que el expresidente volvió a insistir. 

-No es que solo que yo lo diga, su victoria es un hecho. Además, si no llega a Palacio, ¿cómo voy a gobernar?
-Pero papi, la que gobernaría sería Keiko, tú no.
-Sí, claro, Kenji,  ¡cómo no! La que va a gobernar es tu hermana y yo me quedaré tranquilito en casa jugando a los naipes con Mark.
-Me parece que no lo dices en serio.
-Vaya al menos te diste cuenta.
-Claro que me di cuenta. A Mark no le gustan los naipes.

Publicado en la revista Velaverde Nº161

No hay comentarios:

Publicar un comentario