viernes, 29 de abril de 2016

El diario del Oto (Maduro y Venezuela)

Querido diario:

Te cuento que me fui de paseo a Venezuela por unos días. Apenas bajé del avión le pregunté a un empleado del aeropuerto: “Afuera se habla muy mal de Venezuela. ¿Cómo están en verdad?”, le dije. “No nos podemos quejar”, me dijo y luego agregó, en voz baja: “Si lo hacemos nos meten preso”.

Pese a lo que me dijo ese empleado, yo creo que la prensa se equivoca cuando habla mal de Maduro. Yo soy testigo de cómo ha hecho de  Venezuela un lugar turístico, donde hay cosas que solo verás ahí:



Pajaritus consejerus: ave única que habita en estas tierras y que aconseja trinando, a ritmo de joropos, a Maduro. Esta ave es en realidad el espíritu del extinto Chávez. Se sabe que al espíritu del comandante le gusta el alpiste y la coronta de choclo.

Viceministerio de Felicidad: cuando los venezolanos, siempre hipersensibles, empezaron a entristecerse solo porque no tenían qué comer, Maduro tomó una decisión histórica. Creó el Viceministerio de Felicidad, ente encargado de cambiar el humor de los hermanos bolivarianos. El viceministro hace las delicias del pueblo venezolano contando la mayor cantidad de chistes antes de ser linchado.

Filosofía del interrogatorio: en dictaduras los presos políticos son sometidos a la tortura. En Venezuela, en cambio son sometidos a largas sesiones de mayéutica socrática. Es decir, la verdad está en ellos, lo único que hace el gobierno es sacársela a golpes.

Lectura masiva: Cuatro horas al día la juventud venezolana –y todo el país- se queda sin energía eléctrica y no tiene cómo ver televisión, escuchar música o navegar por internet; ello los ha obligado a acercarse a un objeto de antigua data pero poco conocido hoy en día: el libro. Aunque algunos jóvenes prefieres salir y saquear centros comerciales, cuestión de gustos.

El ocaso del PH: el socialismo del siglo XXI busca que nadie tenga necesidades y un signo de que se está avanzando en ese objetivo es que la producción de papeles higiénicos ha caído a niveles absurdos. Eso sí, en Palacio de Miraflores siempre hay una dotación importante para limpiar todas las decisiones de Maduro.

Máquina estatal: Tan bien estará funcionado el aparato estatal que ahora cada semana se trabaja solo dos días y se descansa cinco. Maduro ha logrado así el milagro de invertir la semana laboral. Los empleados ahora no saben qué hacer con tanto tiempo libre.  Algunos han optado por buscar un pasatiempo, otros por buscar comida.

Ya está. No sigo más, es hora de comer, dormir e hincar como ninguno.

Don Oto.


Publicado en "El Otorongo" (Peru21 - 29.04.16)

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