lunes, 7 de julio de 2014

Urresti y el operativo teflón

En un local de la Policía Nacional, un enjambre de periodistas está esperando los descargos del Ministro del Interior. De pronto, Urresti apareció rodeado de policías.


-Buenas noches señores.


-Señor Ministro. ¿Qué tiene que decir sobre…?

-Momento señores –dijo Urresti-. Empecemos con lo importante. Voy a darles cuenta de lo que hemos encontrado en este nuevo operativo que hemos hecho en San Jacinto.

-Pero señor Ministro, el caso del…

-Ustedes escuchen primero. Voy a decirles lo que hemos encontrado. Apunten. Un motor de camión, dos guanteras, un espejo retrovisor con la serie cambiada, un palanca de cambios y tres llantas, una con cámara. De esta manera le hemos dado un duro golpe a los que descuartizan carros.

-Señor Ministro, ¿es verdad que lo están investigando…?

-Momentito señores, a ver, como en San Jacinto, vamos por partes. Déjenme primero que termine de darle los resultados de los operativos de hoy.

Un murmullo se escuchó entre los periodistas.

-Entonces, iba diciendo, después de este operativo, recibimos otra denuncia y en el acto, porque así hay que actuar, nos apersonamos al lugar. Entonces, resultó que ese local era un negocio encargado de organizar eventos. Afortunadamente los encontramos en el momento mismo que estaban descargando unos manteles de una camioneta, por lo que los detuvimos en el acto y cerramos el local.

-¿Y por qué motivo?

-Pero está claro, por desmantelar camionetas. También decomisamos cinco toldos, 200 vasitos chinos y 100 servilletas de Batman.

-Señor Ministro, el caso del periodista…

-Pero ya les he dicho, déjenme terminar primero con las cosas importantes –dijo Urresti, con voz firme-. El país tiene que saber que estamos en una lucha frontal contra la seguridad ciudadana.

-¿No será contra la inseguridad ciudadana?

-No me distraigan por favor. Ahora escuchen. Luego hicimos un operativo en Las Malvinas y encontramos todo tipo de cosas usadas, algunas a muy buen precio.  Y eso no es nada…

-¿Qué pasó? ¿Encontraron más cosas?

-No, solo digo que eso no es nada.

Los micrófonos, luces y cámaras se acercaban cada vez más a Urresti.

-Bueno, ya, está bien. Ahora sí. Tienen toda la libertad de preguntar. Eso sí, el tema está judicializado, así que no puedo responder nada de lo que pregunten.

Los reclamos se entremezclaban y ninguna frase limpia llegó hasta Urresti.

-Bueno, ya,  está bien. Hablaré. Que conste que me estoy arriesgando por ustedes. La cosa es así. A mí se me inculpa por un crimen que no he cometido. Y todo porque un testigo me acusa.

-Son cuatro, señor Ministro. Son cuatro testigos. ¿Qué tiene que decir al respecto?

-El tema está judicializado, así que no puedo responder.

-Pero díganos, ¿el presidente Humala sabía?

-El capitán Carlos, perdón, el presidente Humala sí sabía que se me estaba investigando, pero  creyó en mi inocencia.

-¿Así nomás creyó en usted?

-No, claro que no, tuve que darle mi versión de los hechos. La verdad es que por un momento pareció dudar, pero lo convencí con lo último que le dije.

-¿Y qué le dijo?

-Soy inocente.

-¿Eso nada más?

-Es más que suficiente. Además el presidente es un buen juez. Un juez justo.

-Pero señor Ministro, al final la verdad siempre sale a la luz.

-Lo sé, pero mientras tanto apelo a la presunción de inocencia.

-¿Y qué les diría a quienes piensan que usted no ha respetado ni respetará los derechos humanos?

-Les digo que no me van a distraer de mi lucha contra la delincuencia. Todos los días saldré a cazar delincuentes. Vamos a encontrarlos y apresarlos, y voy a ordenar que les rompan la cara, que los agarren a golpes, a patadas y a palazos.

-¿Y si descubre que son inocentes?

-Bueno, en ese caso ordeno que los dejen de golpear. No voy a permitir ningún abuso.

-Pero ¿y la presunción de la inocencia de la que hablaba?

Urresti enmudece.

-Les repito que no me van a distraer, ni a detener. Quiero decirle a la ciudadanía que no descansaré ni un minuto en mi lucha contra la delincuencia.

-¿Pero es consciente que su permanencia en el cargo es contraproducente para el gobierno?

-Yo soy hombre de acción. No me voy a detener en cálculos políticos.

-¿Entonces definitivamente no piensa renunciar?

-No –dijo Urresti-. No pienso.

Publicado en la revista Velaverde N°71

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