martes, 10 de junio de 2014

La meditación de Lay

No fue fácil conseguir una entrevista con el pastor Lay, sobre todo en estos días convulsos en el que la Comisión de Ética ha sido tan cuestionada. Luego de que el congresista renunciara por el archivamiento de la denuncia contra Uribe, el oficialismo lo criticó duramente. En tal sentido, los nacionalistas aseguraron que el pastor no renunció, sino que la comisión, por mayoría, lo archivó.

Dispuesto a conocer la verdad, me dirigí al Congreso de la República. Una vez dentro, pude llegar hasta la misma oficina de Lay. Entonces lo vi. Estaba ensimismado, casi levitando. Su rostro era la viva imagen de la concentración; los ojos cerrados, el gesto místico, casi milenario; quizá pensando en la moral, la ética y el destino de la humanidad.

-Está durmiendo –me dijo su asistente.


En ese momento Lay abre los ojos. Y recién entonces, después de haberlo visto tantas veces en la televisión, pude reconocerlo. Comprendí que el congresista Lay había sido mi maestro cuando era un adolescente; cuando yo era un adolescente, quiero decir.

-Maestro –le dije- soy yo. ¿Se acuerda? De la academia de meditación.

-Ah, claro.

-Qué bien. Se acuerda de mí.

-No, de la academia.

Tras unos minutos de confusión, por fin Lay recordó mi paso por la academia.
Entonces le dije que quería entrevistarlo.

-En estos momentos no doy entrevistas.

-Entiendo –dije yo decepcionado- prefiere un perfil bajo.

-En realidad prefiero un perfil griego, pero no se trata de eso. Lo que pasa es que en estos momentos me toca meditar. Pero bueno, tratándose de un viejo alumno haré una excepción.

Me reacomodé y encendí la grabadora.

-Pastor Lay, dígame, ¿por qué se retiró de la última sesión de la comisión de ética?

-Bueno, mi presencia ya era insostenible.

-Por un tema de dignidad.

-Por un tema de resistencia más bien. La silla estaba rota y estaba a punto de caerme.

-Pero usted renunció. ¿Por qué lo hizo?

-La comisión había perdido su razón de ser. Habíamos pasado de la ética principista a la humalista.

-Hay rumores que dicen que se volvería a formar la comisión con otros integrantes y que usted  volvería a ser el presidente.

-Bueno, yo estoy dispuesto a estar donde sea más útil para mi país. Pero mientras tanto puedo volver a la comisión.

-Pero pastor Lay, ¿no cree que es poco ético que usted vuelva a presidirla?

-No, no creo, pero si quieren mi caso se puede ver en la comisión.

-¿En la comisión que usted va a presidir?

-Sí.

-¿Y usted mismo se va a investigar?

-Claro, no hay problema. Yo soy un gran interrogador pero también soy bueno para responder. Va a ser un gran debate.

-Imagino que usted pondrá condiciones para volver. ¿Qué pasa si ocurre algo similar a lo de Uribe? ¿Qué pasa si le piden a usted que se vaya?

-Vuelvo a renunciar.

-¿Y si le piden luego que regrese?

-Vuelvo a regresar.

-No le parece mal que actué así, obedeciendo siempre a lo demás.

-Tiene razón. Voy a dejar de actuar así.

-¿Y qué casos van a ver?

-Para empezar, veremos otra vez el caso de Gagó. Él dice que todos los Gagó del país son accionistas de JAAMSA; todos menos él.

-¿Y usted le cree?

-A todos, menos a él.

-¿Y el caso de Uribe?

-También lo veremos.

-Ella dice que los testigos mienten.

-Siempre he sospechado de los testigos de Jehová.

-Ella se refiere a los que la denunciaron. Además, desconfía de su imparcialidad.

-No tiene por qué. El hecho que Cecilia Tait me vaya a asesorar no quiere decir nada.

En ese momento, Lay se puso de pie.

-Es todo por ahora- me dijo-. Tengo que volver a meditar. Pero antes quiero mostrarte algo.

Lay caminó hasta al otro extremo de la oficina y trajo una caja de bronce, algo oxidada. La abrió y estaba llena de papeles y fotos antiguas.

-Aquí guardo las cosas de mis mejores alumnos, pero seguro están las tuyas también.

Lleno de melancolía, empezó a mostrarme más y más papeles. Ante ese gesto, me conmoví.

-Le debo mucho a usted maestro –le dije.

-Ni tanto -me dijo mostrándome los antiguos recibos de la academia- solo los últimos dos meses.

Publicado en la revista Velaverde Nº67

No hay comentarios:

Publicar un comentario