-Listo Sr. Presidente. Aquí está la persona de quien le hablé.
Un hombre ingresa y le da la mano a Humala. En seguida se sienta frente a él y le entrega una tarjeta. Humala la lee en voz alta: “Ricardo Pérez. Limpiador de autos europeos.”
-Perdone, eso lo hago los fines de semana –dijo el hombre-. Dele vuelta por favor.
Humala voltea la tarjeta y lee: “Ricardo Pérez. Asesor literario”.
-Mire –dijo Pérez-. No hay problema si alguien no le gusta leer, pero usted, en su condición de presidente y más aún si está invitado a la Feria del Libro debería dar la imagen de ser, digamos, un buen lector.
-De acuerdo –dijo Humala.
-A ver, primero veamos cómo están sus hábitos de lectura. ¿Lee mucho?
-Más o menos.
-¿Qué es lo último que ha leído?
-Bueno, anoche llevé el periódico a la cama y me dormí antes de terminar de leer mi horóscopo. Creo que ahora los hacen más largos.
-Y dígame, ¿cuál es el libro que más le ha impactado?
-El Quijote de la Mancha.
-Un gran libro.
-Enorme –dijo Humala-. Se cayó de una repisa sobre mi cama y me dio justo en la frente.
-Pero ¿qué tipo de libros prefiere usted?
-Los de letras grandes.
-No, me refiero a qué autores sigue.
-Yo le puedo asegurar que en mi gobierno no seguimos a nadie.
-No. Sr. Presidente. Quiero saber a qué escritores lee. ¿Es verdad que ha leído a “Los Miserables”?
-Bueno, preferiría no caer en insultos.
-No, me refiero a la novela de Víctor Hugo.
-Ah, sí, pero no la terminé.
-No importa. ¿Qué más? Mire, como estamos en Colombia sería bueno que diga que ha leído a García Márquez.
-Pero yo sí lo he leído.
-¿Y qué novelas?
-Ahí pues, y usted qué tal.
-No, le preguntó qué novelas ha leído de García Márquez. ¿No será “Cien años de soledad”?
-Esa misma, aunque creo que llegué hasta los cincuenta nomás.
-Bueno, igual es un punto a su favor. Ya tenemos a Víctor Hugo y García Márquez. ¿Ha leído algún libro de Vargas Llosa?
-Sí. Uno que se llamaba “El mundo es ancho y ajeno”.
-Pero ese libro no es de él.
-Claro que sí. Se le olvidó una vez en Palacio.
-Me refiero a un libro escrito por él. ¿”La ciudad y los perros”? ¿”La casa verde”?
-No.
-¿Pantaleón y las visitadoras?
-Gran película, ¿no? ¿Usted sabía que la actriz que hizo de colombiana era colombiana?
-Sí, sí sabía. A ver, ¿”Quién mató a Palomino Molero”?
Humala abre más los ojos.
-No, la verdad no lo sé. Me disculpa un momento –dijo Humala invitándolo a salir y luego llama a su asistente.
-¿Sabes algo del crimen de Molero? –le pregunta.
-No –dijo la asistente.
-Debe ser algo importante porque ha trascendido el país. Comunícame en seguida con la persona encargada del sector interior.
-Pero Dalcia Escalante ya renunció.
-¡Qué mala noticia! –dijo Humala- Bueno ya no importa, entonces comunícame con Albán nomás.
Cinco minutos después Humala recibe una llamada.
-“Hola Walter. Mira tengo un tema urgente, apunta este nombre por favor. No, no se trata de tu reemplazo, es otra cosa. Apunta, el nombre es Palomino Molero, sí, me acabo de enterar que lo han matado. Sí, se llama Palomino Molero, sí, sí, ¿qué dices? ¿Que es igual al de la novela de Vargas Llosa?, ¿Cuál?, ¿”Quién mató a Palomino Molero” es una novela de Vargas Llosa?...Ah ya, mmm, no, sí sabía, bueno, bueno, sabes qué, mejor dejémoslo ahí nomás, olvídate del encargo, después de todo tú estás más ocupado jugando a la reforma policial. Hablamos. Chau”.
-¿Se le ofrece algo más Sr. Presidente?-le preguntó la asistente.
-No, gracias.
-¿Hago pasar otra vez al Sr. Pérez?
-Mejor no. Creo que ya estoy preparado para ir a la Feria del Libro.
-¿Y qué le digo entonces? Le hemos pagado por una hora y queda mucho tiempo todavía.
-Dime una cosa –dijo Humala- ¿qué tan limpio está el Mercedes que nos dieron?
Publicado en la revista Velaverde Nº63
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