Alejandro Toledo: Aló, Heriberto. ¿Cómo va el tema
judicial? ¿El peligro de ir a la cárcel es real?
Heriberto Benítez: No, para nada Alejandro. Afortunadamente
el caso ya casi está olvidado.
AT: ¿Estás seguro?
HB: Totalmente.
AT: Pero entonces por qué tengo una orden de
captura internacional y hasta han puesto una recompensa por mi paradero.
HB: Ah ya, tú hablas de tu caso. Yo pensé que
hablabas de mí y el caso de la centralita.
AT: No, Heriberto, te hablo de mí.
HB: Ah ya, tú sí estás fregado.
AT: ¿Y qué sabes de Israel? ¿Sigue diciendo que no
me dejará entrar?
HB: Sí, Alejandro, pero parece que es algo
temporal nomás.
AT: Vaya, qué alivio, ¿y cuándo me quitarán la prohibición?
HB: Cuando ya no quieras ingresar.
AT: Por Dios, ¿y ahora qué hago?
HB: Hagas lo que hagas Alejandro, no vengas al
Perú. No es un buen momento.
AT: Lo dices porque todo está en contra mía.
HB: No, lo digo por el calor. No sabes cómo está,
el sol es una cosa terrible.
AT: Pero, entonces, ¿qué me aconsejas?
HB: Antes que nada. Ponte siempre bloqueador.
AT: Carajo, Heriberto. Te pregunto que qué me aconsejas
como abogado. ¿Algo se te ocurrirá?
HB: Perdona, no te entiendo, te escucho
entrecortado.
AT: ¿Así que no me escuchas? Qué vergüenza eso de
hacerte el loco cuando no sabes qué decir.
HB: No es eso Alejandro, es que tu situación es
bien complicada.
AT: Pero entonces para qué te contraté.
HB: A propósito, Alejandro, ¿cuándo vas a empezar
a pagarme?
AT: Este…¿qué
dices?...te escucho entrecortado.
Fuente: El Otorongo (17.02.2017)
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