Carmen Omonte:
Aló Anita. Te habla Carmen.
Ana Jara:
Hola Carmencita.
CO:
Vaya, qué alivio que me hables así. Pensé que estabas molesta porque apoyé tu
censura.
AJ:
No, Carmencita, ¡cómo crees! Mi iglesia me enseñó a no ser rencorosa.
CO:
Qué bueno.
AJ:
Así como te habrán enseñado a no ser leal.
CO:
Me confundes Anita, ¿estás molesta?
AJ:
No, de ninguna manera. Yo sé que en Política la censura y la traición son constitucionales.
CO:
¿Entonces todo bien conmigo?
AJ:
Claro, Carmencita, el hecho que hayas votado en contra mía siendo tu exjefa no
significó nada para mí.
CO:
Bueno, significó tu censura.
AJ:
Sí, claro, pero todos los días hay tropiezos.
CO:
Pero una censura así no se da hace 50 años. Has hecho historia Anita.
AJ:
Mejor dime, ¿para qué me habías llamado?
CO:
La verdad te llamé para limar asperezas, pero viendo que está todo bien entre
nosotras, ya no…
AJ:
¡Cómo es posible que me hayas traicionado!
CO:
Anita, cálmate por favor. Si voté por la censura fue por un tema de principios
que se manejan en mi casa.
AJ:
¿Y dónde estaban tus principios cuando estabas en el Ministerio?
CO:
Estaban en mi casa.
AJ:
Es el colmo. Pero no importa, en verdad una censura de este Congreso es para mí
una condecoración.
CO:
Ya ves, Anita, y tú molestándote conmigo por gusto.
AJ:
Por Dios. Hay gente que tiene un cinismo enorme.
CO: Sí, de lo peor.Publicado en El Otorongo (Peru21 - 03.04.2015)
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