En
la sala de la casa de Lourdes Flores, se encuentran sentados ella, Marisol Pérez Tello y Alberto
Beingolea. Frente a ellos está Raúl Castro, presidente del PPC.
-Vamos
Lourdes, te lo pido por última vez, rectifícate–dijo Castro- ¿Ya viste lo
último de Secada? Le debe al SAT, a la
SUNAT y a Flora Tristán.
-¿A la organización feminista? ¿Y qué le debe?
-Por lo menos una disculpa, ¿no?
-¿A la organización feminista? ¿Y qué le debe?
-Por lo menos una disculpa, ¿no?
-Te equivocas Raúl. Pablo es un muchacho de primera, no ha hecho nada incorrecto y tiene todo mi
respaldo. Además, tú sabes que detrás de todas estas denuncias está la trilogía
del mal: Alan, Castañeda y Kouri.
Castro
se toma la frente. Pérez Tello y Beingolea lo miran atentos.
-No voy a ir Raúl –dijo Flores- Y si haces eso no me dejas más alternativa
que recurrir al Comando de Emergencia del partido.
-No puedes hacer eso Lourdes.
-Claro que puedo.
-No, en serio, no puedes. Ese comando no existe.
- Ah bueno –dijo Flores.
Castro se puso de pie, se despidió de todos
y se fue.
-Bien hecho Lourdes –dijo Beingolea- hay que apoyar a Pablo.
-A propósito, ¿dónde está? –dijo Pérez Tello.
-Tenía una entrevista. Ya debe estar en el aire- dijo Beingolea.
Lourdes, algo preocupada, levantó el control remoto y encendió el televisor.
En la pantalla, un periodista daba la bienvenida al precandidato.
-Sr. Secada, mucho se ha hablado de la mujer que está a su lado y que lo
apoya desinteresadamente. Algunos consideran que eso la puede perjudicar
porque…
-Pero por favor, ese tema ya está cerrado. Mi esposa ya explicó todo lo que
tenía que explicar.
-Pero yo me refiero a Lourdes Flores.
Secada lo miró y achinó los ojos.
-Hablemos de otra cosa mejor –dijo el periodista- dígame, por lo que
sabemos usted mantendrá su precandidatura.
-No tengo por qué retirarla.
-Entonces pretende ser el candidato revelación. Usted pretende dar el
golpe.
-¿De qué golpe me estás hablando? ¿Otra vez con el tema? Ya basta por favor.
Todo eso ya está cerrado y sellado. Yo nunca le he pegado a una mujer.
-Pero yo no le he hablado de eso.
-Ya sé –dijo Secada- tú trabajas para la trilogía del mal ¿no?
-Sr. Secada se está confundiendo.
-No, no me estoy confundiendo. Tú trabajas para la trilogía del mal y seguro
que también perteneces al lado oscuro de
la fuerza.
-A ver Sr. Secada, hablemos mejor de lo que piensa hacer en el municipio. El
transporte, por ejemplo, es un caos y las autoridades no han sabido hacerse respetar.
Dígame, según usted, ¿qué pasó con la Policía de Tránsito?
-Pero por favor, ya basta. Esto es demasiado. Ya dije que no pasó nada con
la policía. Es falso que la haya empujado. Eso también es un tema cerrado,
sellado y clausurado.
-Pero no me ha entendido.
-Te he entendido muy bien –dijo Secada, señalando al periodista- Y sabes
qué, ya basta, ya me cansé de todo este circo.
-Pero cálmese Sr. Secada.
-No, no –dijo poniéndose de pie- estoy harto. Si no quieren que postule no
postulo, total, ni falta que me hace. Lourdes tenía razón, por mí pueden
meterse la alcaldía al…
Lourdes apagó el televisor y dejó caer el control remoto. Pérez Tello y
Beingolea se quedaron inmóviles. Los tres siguieron mirando unos segundos más
la pantalla apagada.
-Vaya –dijo Flores, rompiendo el
silencio- el muchacho no puede con su genio.
-Tenemos que hacer algo–dijo Pérez Tello.
-Tienes razón.
Flores saca su celular y marca un número.
-Aló ¿Raulito?, hermanito del alma –dijo forzando una sonrisa- ¿a qué hora dijiste
que era la conferencia?
Publicado en la revista Velaverde Nº52
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