Querido
diario:
Te cuento
que me fui de paseo a Venezuela por unos días. Apenas bajé del avión le pregunté
a un empleado del aeropuerto: “Afuera se habla muy mal de Venezuela. ¿Cómo
están en verdad?”, le dije. “No nos podemos quejar”, me dijo y luego agregó, en
voz baja: “Si lo hacemos nos meten preso”.
Pese a lo
que me dijo ese empleado, yo creo que la prensa se equivoca cuando habla mal de
Maduro. Yo soy testigo de cómo ha hecho de Venezuela un lugar turístico,
donde hay cosas que solo verás ahí:
Pajaritus
consejerus: ave única que habita en estas
tierras y que aconseja trinando, a ritmo de joropos, a Maduro. Esta ave es en
realidad el espíritu del extinto Chávez. Se sabe que al espíritu del comandante
le gusta el alpiste y la coronta de choclo.
Viceministerio
de Felicidad: cuando los venezolanos, siempre
hipersensibles, empezaron a entristecerse solo porque no tenían qué comer,
Maduro tomó una decisión histórica. Creó el Viceministerio de Felicidad, ente
encargado de cambiar el humor de los hermanos bolivarianos. El viceministro
hace las delicias del pueblo venezolano contando la mayor cantidad de chistes
antes de ser linchado.
Filosofía
del interrogatorio: en dictaduras los presos políticos
son sometidos a la tortura. En Venezuela, en cambio son sometidos a largas
sesiones de mayéutica socrática. Es decir, la verdad está en ellos, lo único
que hace el gobierno es sacársela a golpes.
Lectura
masiva: Cuatro horas al día la juventud
venezolana –y todo el país- se queda sin energía eléctrica y no tiene cómo ver
televisión, escuchar música o navegar por internet; ello los ha obligado a
acercarse a un objeto de antigua data pero poco conocido hoy en día: el libro.
Aunque algunos jóvenes prefieres salir y saquear centros comerciales, cuestión
de gustos.
El ocaso
del PH: el socialismo del siglo XXI busca
que nadie tenga necesidades y un signo de que se está avanzando en ese objetivo
es que la producción de papeles higiénicos ha caído a niveles absurdos. Eso sí,
en Palacio de Miraflores siempre hay una dotación importante para limpiar todas
las decisiones de Maduro.
Máquina
estatal: Tan bien estará funcionado el
aparato estatal que ahora cada semana se trabaja solo dos días y se descansa
cinco. Maduro ha logrado así el milagro de invertir la semana laboral. Los
empleados ahora no saben qué hacer con tanto tiempo libre. Algunos han
optado por buscar un pasatiempo, otros por buscar comida.
Ya está. No
sigo más, es hora de comer, dormir e hincar como ninguno.
Don Oto.
Publicado en "El Otorongo" (Peru21 - 29.04.16)
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