Del Castillo toca la puerta del
despacho de Alan García. Sin esperar señal alguna, el ex premier del gobierno
aprista ingresa. Alan lo mira con seriedad y le da un fuerte apretón de manos.
Del Castillo toma asiento.
-Bueno, Jorge, hablemos francamente.
¿Cómo van las cosas?
Del Castillo lo mira, lo sopesa.
-Vamos, dime –insiste Alan.
-Estamos muy mal.
García se sorprende por un instante.
Acusa el golpe. Luego se inclina hacia Del Castillo.
-¿Tanto así? ¿O sea ya no tenemos
posibilidades?
-No, a no ser que…
-¿Qué Jorge? Dime, ¿a no ser que qué?
-A no ser que en marzo le ganemos a
Venezuela y a Uruguay. Pero está difícil.
García se pone de pie y da unos pasos
hasta detenerse junto al cuadro de Haya de la Torre. Luego camina despacio, muy
lento, como contando sus pasos hasta volver a tomar asiento. Mientras tanto,
Del Castillo se reacomoda en su asiento.
-Mira Jorge, creo que no te das cuenta
de la confianza que he depositado en ti. Te he puesto al mando de mi campaña. Te he dado la oportunidad de
pasar a la historia.
-Pero si el que dirige la campaña eres
tú.
-Pero el responsable de ejecutarla
eres tú. Así que si pierdo ya sabes culpa de quién va a ser.
-¿De Acuña?
-No, Jorge, será culpa tuya. Y ya no
me menciones a ese tipo. ¿Qué se habrá creído? Pronto lo pondremos en su lugar.
-Por ahora va tercero.
-Bueno pues, pero terminará último. La
gente nunca dejaría que gobierne alguien sospechoso de malos negocios.
-Pero tú gobernaste Alan.
-¿Qué dices?
-Digo que tú ya gobernaste Alan, ¿por
qué tanto empeño en volver a Palacio? ¿Se te olvidó algo ahí?
-Mira Jorge, es algo que no
entenderías.
-¿Y si me haces un PPT?
García da un suspiro. Entonces vuelve
a ponerse de pie. Empieza a hablar mientras se pasea por su despacho.
-No Jorge, no se trata de algo que
haya que explicarte. Es algo que debes sentir y yo siento que he venido a hacer
historia. Por ejemplo, tú Jorge, ¿a qué has venido?
-Bueno, tu secretaria me dijo que
querías verme.
El expresidente siguió caminando hasta
volver a su asiento.
-A ver, Jorge, empecemos de nuevo.
¿Cómo va la campaña?
-Bueno, se ha hecho todo lo que
dijiste. Estamos distribuyendo el material a las bases. Justo ayer estuve por
el norte y me ha dado mucha alegría ver a nuestros compañeros.
-¿Ah sí? ¿Estaban muy entusiasmados?
-No, me dio alegría porque tiempo que
no iba a verlos.
-Entiendo, ¿qué más?
-Eso es todo.
-¿No tienes nada más que decirme?
-Pues no.
-Vamos Jorge, piensa.
-¿Tan temprano?
-Vamos Jorge, no vas a decirme nada de
lo que pasó con el Plan de Gobierno.
-Bueno Alan, son cosas que pasan.
-Pero es algo grave.
-Ya pues Alan, no te pongas en ese
plan. Te aseguro que eso no va a afectar tu imagen. Además ya nadie lee los
planes de gobierno.
García mueve la cabeza a los lados.
-Pero hemos quedado mal Jorge. Que nos
digan corruptos, bueno, ya me acostumbré a eso. Que nos digan que tenemos
relación con los narcos por Oropeza y los narcoindultos, bueno, vaya y pase,
pero que nos digan copiones, piratas…
-También dicen que debemos abrir un
local del partido en Azángaro.
-Ya ves Jorge, ¿qué vamos a hacer al
respecto?
-Nada, no creo que sea buena idea
abrir otro local.
-No, Jorge, me refiero a lo del Plan
de Gobierno.
-Nada Alan, ya ni hablar de eso. Hay
que esperar nomás que el tiempo pase. Ya vendrán temas nuevos.
-De acuerdo Jorge. ¿Algo más?
-Bueno sí, seguimos buscando el lema
para la campaña.
-Pero ya lo tenemos: Alán Perú.
-¿Ese es el lema?
-Claro, ¿no te gusta?
-Sí, sí, está muy bien.
Del Castillo se pone de pie y estira
el brazo para despedirse de García. Ambos se dan la mano.
-Bueno Jorge, ya sabes, mi futuro está
en tus manos. Me llamas cualquier cosa.
-Claro, cualquier cosa.Publicado en la revista Velaverde Nº142
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