En la oficina de Alan
García, al día siguiente del lanzamiento de su candidatura presidencial, el
líder aprista estaba rodeado de sus más cercanos colaboradores: Del Castillo,
Velásquez Quesquén y Mulder. Del Castillo tiene un papel levantado, como si
estuviera a punto de leerlo.
-¿Y Jorge? –dijo Alan-
¿Cómo nos fue? ¿Cuántas portadas sacamos?
Del Castillo miró de
reojo el papel que seguía alzando y luego volvió a mirar a Alan.
-¿Qué pasa Jorge?
Anda, dime, ¿en cuántas portadas salí?
-Ya pues Jorge, dile
nomás- dijo Mulder.
García elevó un poco
la voz.
-¿Que me diga qué?
-Nada –dijo Del
Castillo.
-Entonces dime de una
vez, ¿cuántas portadas tengo?
-Portadas lo que se
dice portadas completas no tienes ninguna.
-¿Pero en cuantas
aparezco?
Del Castillo se aclaró
la garganta.
-Bueno Alan, solo en
dos y una de ellas es en un diario antiaprista así que mejor no te digo lo que
te pusieron como leyenda.
Alan enmudeció unos
segundos. Velásquez Quesquén, Del
Castillo y Mulder se inclinaron hacia atrás casi de manera instintiva.
-Bueno, no importa
que no esté en las primeras planas de los diarios, la gente ahora ve más televisión. A ver Jorge,
¿cuántos canales transmitieron en directo todo mi discurso sin interrupciones?
¿Se pudo hacer que lo transmitan con subtítulos en quechua? Recuerda que todo
voto es importante.
- Solo los canales de
cable lo pasaron y por unos breves minutos.
García se pasó la
mano por el rostro, como si fuera una toalla.
-Entonces nada de
diarios y nada de tele.
-De la radio mejor ni
me preguntes.
-¿Por qué? ¿Estamos
peor?
-No, es que no hemos
hecho la revisión, por eso digo que ni me preguntes.
-Pero en las redes
sociales seguro nos ha ido mejor –dijo Velásquez Quesquén.
Del Castillo sonrió aliviado.
-Sí, eso sí. Según
los “likes”, los tuiteos y retuiteos se puede ver que la gente ha estado
pendiente del discurso.
-Ahí está –dijo
Mulder-. ¿Quiénes usan más las redes sociales? Los jóvenes pues. ¿A dónde
debemos dirigir la campaña? A los jóvenes. ¿Quiénes no han vivido el primer
gobierno de Alan? Los jóvenes.
-¿Y qué dicen de mí
en las redes?
Del Castillo se puso
pálido.
-Bueno Alan, no hay
que hacerle caso a esta gente. Tú sabes, como muchos son anónimos, insultan
nomás.
-Carajo, dime qué
dicen de mí.
Mulder y Velásquez
Quesquén miraron a Del Castillo, como quien ve a alguien rumbo a la silla
eléctrica. Del Castillo alzó el papel, leyó
y siguió en silencio. Entonces Alan le arrebató el documento y empezó a
leerlo. A medida que iba leyendo, su rostro se volvía agrio.
-Por Dios. ¿Tantos
insultos en una sola noche?
-No, esos son solo de
la primera media hora de tu discurso.
-¿Pero nada bueno
quedó entonces sobre mi lanzamiento?
-Mira, según dice
aquí que tu propuesta de reducir la pobreza al 10% ha sido comentada varias
veces.
-Yo no he dicho que
voy a reducir la pobreza.
-¿Y entonces? –dijo
Del Castillo.
-Yo dije que iba a
reducir a los pobres.
-¿Los vas a hacer más
pequeños?
Velásquez Quesquén y
Mulder movieron la cabeza.
-No pues –dijo Alan-.
Es una idea que se me ha ocurrido hace un par de noches.
-Debe ser una idea
genial –dijo Velásquez Quesquén.
-Se me ha ocurrido
que en lugar de reducir la pobreza, mejor reducimos el número de pobres.
-¿Cómo así? –dijo Del
Castillo- ¿Cómo en tu primer gobierno? ¿Te acuerdas? Al final de los 5 años había
menos pobres en el país.
-Eso es cierto.
-Casi todos se
escaparon por la frontera.
-No Jorge –dijo Alan-
esta vez es distinto.
-¿Por dónde se van a
escapar?
García elevó la vista, como buscando una explicación, luego regresó la mirada a Del Castillo.
-Nadie se va a
escapar. Se trata de un programa para convencer a los pobres que no son pobres.
Quizá sea una idea demasiado vanguardista.
-Bueno, pero en todo
caso eso es lo de menos –dijo Mulder-. Ya nos preocuparemos de eso cuando
estemos otra vez en el poder. Ahora hay que pensar ya en la campaña.
-Tienes toda la razón
Mauricio –dijo Alan y luego miro a Del Castillo-. Jorge, necesito
que empieces a pensar en la campaña.
-¿Que empiece a qué?
Publicado en la revista Velaverde Nº139
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