En Palacio de
Gobierno, el presidente Humala y la primera dama están revisando hojas de vida de posibles candidatos para el
Ministerio del Interior.
-Este me parece el
más indicado –dijo Humala acercándole el folder a Nadine-. Tiene coraje y
determinación.
-Vamos Ollanta, otra
vez con lo mismo –dijo Nadine moviendo la cabeza-. Cada vez que hay cambios en
el gabinete me enseñas el currículum de Antauro.
Humala se encogió de
hombros.
-¿Y entonces?
-Estaba pensando si
le damos la oportunidad a Urresti –dijo Nadine.
-¿Urresti?
-Sí, ha hecho una
gran labor en la lucha contra la minería ilegal.
-En realidad mejor le
ha ido en la lucha contra la formalización.
Nadine lo miró
extrañada.
-Así es –continuó
Humala-. La formalización de los mineros ilegales ha sido un fracaso.
-Igual sigue siendo
mejor candidato que tu hermano.
-Olvídate de Antauro.
Quiero al menos por una vez tomar en serio la lucha contra la inseguridad
ciudadana. Mira, elaboré una lista de personas
idóneas para el cargo.
-Muy bien –dijo
Nadine-. Hagamos las cosas bien entonces. ¿Es gente respetable?
-Totalmente.
-¿Gente que sabe de
temas de seguridad?
-Desde luego.
-¿Gente
independiente?
-Sin duda alguna.
-¿Y esta gente
trabajaría con nosotros?
-De ninguna manera.
Nadine dio un
suspiro.
-Bueno –dijo Humala-.
Urresti no suena mal después de todo.
Dos horas después, en
otro ambiente de Palacio de Gobierno, Urresti y Humala estaban sentados frente
a frente. Nadine estaba junto al presidente.
-Voy a ser directo
con usted. Le ofrezco ser el próximo Ministro del Interior.
-Acepto –dijo Urresti
y en el acto se puso de pie-. Ahora si me disculpa, voy a San Jacinto a hacer
un operativo contra los desmanteladores de autos.
-¿No te dije Ollanta?
–dijo Nadine- El general es una persona de acción.
-Siéntese por favor
–le dijo Humala a Urresti.
-Dígame Sr.
Presidente, pero sea breve por favor que en estos momentos se está cometiendo
un delito.
-¿Y cómo lo sabe?
-Lo presiento,
alguien está necesitando mi ayuda. Ahora que soy el Ministro del Interior…
-Todavía no ha juramentado
-Hagámoslo ahora
entonces, de una vez.
Nadine sonrió.
-General –dijo la
primera dama-.Estoy segura que con su actitud va a hacer que la gente cambie su
percepción y así solucionaremos nuestro principal problema.
-¿La seguridad
ciudadana?
-No, la aprobación presidencial.
Humala se reacomodó
en la silla.
-A ver General –dijo Humala-. Vamos por partes. ¿No me va a hacer ningún pedido antes de aceptar el cargo?
-¿Pedido? No, ¿para
qué?
-¿Qué hay del
viceministro? ¿Usted quiere poner a alguien ahí?
-No, ¿para qué? No lo
necesito.
-Pero vamos General.
¿No piensa llevar a nadie al ministerio? ¿Algún equipo que lo pueda ayudar? El sector
es bien complejo.
-Lo único que hace
falta es acción –dijo Urresti.
-Pero tiene pensado
qué hay que hacer.
-Se lo acabo de
decir, hay que actuar.
Nadine y Humala
intercambian miradas.
-Bueno General, pero le
recuerdo que tendrá que ir al Congreso a presentar sus propuestas.
-Mi propuesta es
actuar.
-Está muy bien todo
eso de la acción General, pero algún plan tiene que tener. Seguramente antes
querrá saber qué está pasando en el narcotráfico, el crimen organizado, las
extorsiones, la situación del VRAE.
-Lo que yo quiero
saber es qué está pasando con los pirañitas en Gamarra. Lo que importa es la
calle. Yo mismo voy a salir a patrullar, capturar maleantes y poner papeletas.
Humala observó a
Nadine y luego fijó su mirada en Urresti.
-Pero cuando vaya al
Congreso tiene que llevar un plan elaborado.
-No voy a poder ir.
-¿Cómo que no?
-No voy a tener
tiempo. Ese día estaré en un operativo –dijo Urresti.
-Pero ni siquiera
sabe qué día será.
El presidente frunció
el ceño y se tocó la barbilla.
-Sabe General –dijo
Humala-. Creo que por preocuparse de los árboles no está viendo el bosque.
-No se preocupe Sr.
Presidente, yo haré operativos en todos lados. Así la gente tendrá la sensación
de que estamos ganando la lucha contra la delincuencia. Es más, esta misma
noche haré un megaoperativo.
-¿Esta noche?
-Sí. Y tal como hacía
en minería ilegal, convocaré a quienes necesito para que todo sea un éxito.
-¿A las fuerzas del
orden?
-No, a la prensa.
Publicado en la revista Velaverde Nº70
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