Llegué hasta la
entrada del despacho del congresista Humberto Lay. El religioso había hecho
noticia renunciando a su postulación a la vicepresidencia con Acuña y también a
su candidatura al Congreso.
Ahí me recibió uno de
sus asesores.
-¿Busca al señor Lay
Fun? –me preguntó.
-Ese es un perro.
-Bueno, es cierto que
hizo mal en demorarse en renunciar, pero de ahí a insultarlo así.
-No, señor –le dije-
no lo estoy insultando. Le estoy diciendo que Lay Fun es el nombre de un perro que
se hizo famoso hace un tiempo. ¿Se acuerda?
-Ah verdad, ese
perro. Perdone, pero a veces me confundo.
-Me imagino que no le
debe gustar nada que lo confundan así.
-¿Al perro?
-No pues, me refiero
al congresista.
-Ah no, claro que no,
imagínese.
-¿Y dónde está?
-¿El congresista?
-Claro, a él me
refiero.
-Está en su despacho,
pero no va a poder atenderlo. Está esperando a un periodista.
-Claro pues, me está
esperando a mí.
-Ah bueno, hubiera
empezado por ahí en vez de perder el tiempo poniéndose a hablar de perros.
-Pero yo….
-Espéreme un momento.
El asesor ingresó al
despacho y apenas un momento después salió.
-Pase, lo está
esperando – me dijo con la mano sobre la puerta, para que no se cierre.
Ingresé al despacho y
ahí estaba el congresista, el pastor. Me invitó a sentarme y luego empezó la
entrevista.
-Señor Lay, en primer
lugar, ¿por qué se unió con el partido de Acuña?
-Bueno, él me invitó a formar una alianza y me gustaron
sus ideas.
-¿Cuál idea le gustó
más?
-La idea que me
invitara.
-Pero ¿alguna idea
programática?
-¿Tú dices para hacer
un programa? De eso no hemos hablado, pero él tiene unos canales en provincias
donde…
-No, señor Lay, le
pregunto si le atrajo alguna de las ideas que tiene Acuña para el país.
-Claro que sí. Acuña
es un hombre preocupado por la educación. Su meta es que todos los
peruanos estudien en la universidad, en
la universidad César Vallejo. Eso sí con una beca integral para toda la primera
semana.
Lay entonces se reacomodó en su asiento y, aunque no lo podía ver, juraría que empezaba a mover sus pies.
-Hablemos de su
renuncia. Usted ha dicho que lo hizo por razones estrictamente personales.
-Totalmente.
-Pero la gente dice
que ya no aguantaba más las denuncias contra Acuña.
-El que ya no las aguantaba
era Favre.
-Entonces es cierto
que hay problemas al interior del APP.
-No me corresponde
hablar de las intimidades de la campaña.
-Pero sí puede hablar
de las denuncias contra Acuña.
-No veo para qué.
-Esta claro. Su
renuncia es una forma decir que le incomodan las denuncias contra Acuña, que
moralmente no puede compartir la candidatura con alguien tan desprestigiado y
que prefiere alejarse de la política con tal de mantener incólume su imagen.
-Vaya, ¿todo eso he
dicho?
-Pues sí.
-Pero ni siquiera sé qué
significa incólume.
-Olvídese. Ahora,
como le decía, hablemos de las denuncias. Si bien mucha gente le reconoce que
haya renunciado, otros dicen que lo hizo demasiado tarde.
-¿Demasiado tarde?
Pero si lo hice como a las 8 de la mañana.
-No le hablo de la
hora, sino del momento. Mire, a Acuña primero se le acusó de haber abusado de una menor de 16 años ¿Por
qué no renunció entonces?
-Ah bueno, que yo
sepa todas era especulaciones.
-Tampoco renunció
cuando se denunció que Acuña había arrojado a su exesposa por las escaleras
porque esta lo sorprendió con otra.
-No es bueno meterse
en cosa de parejas.
- ¿Y las acusaciones
de plagio?
-Él dice que son
omisiones. O sea, omitió decir que había plagiado.
-¿Tampoco le molestó
que haya copiado un libro entero?
-Es que Acuña no hace
nada a medias.
-Luego se supo que
había falsificado una firma del documento que usó para defenderse. ¿Por qué no
renunció entonces?
-Porque era la
palabra de Acuña contra la de ese señor.
Me quedé unos
segundos en silencio y él hizo lo mismo. Respiré con profundidad y lo miré
fijamente.
-Entonces señor Lay,
si todas esas denuncias no fueron suficiente para que renuncie, ¿por qué lo
hizo?
-Porque en los
últimos días me enteré de algo terrible.
-¿Algo terrible sobre
Acuña?
-Sí. Hay cosas con
las que uno puede lidiar, pero esto fue demasiado.
-Dígame, ¿de qué se
enteró?
-Que había bajado en
las encuestas. ¿Ahora me entiende?
Publicado en la revista Velaverde Nº154
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