A la luz de lo
ocurrido con la candidatura de Guzmán, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE)
ha decidido, por fin, entrar en sintonía con la nueva corriente que ha dominado
las últimas semanas nuestro marco jurídico: el respeto legal ad hoc, es decir,
respetar las leyes cuando nos viene en gana.
En ese sentido, el
pleno del JNE se reunió durante largos y extenuantes diez minutos y emitió una
resolución que marcará un hito en la historia de las elecciones. Este documento
busca despejar el camino a quienes quieran ser elegidos por la población. A
continuación le ofrecemos un resumen de los principales cambios.
Sobre
quién puede ser presidente
El JNE, por fin, ha
flexibilizado los requisitos:
-Ser peruano o
extranjero de nacimiento. El JNE ha sincerado por fin este requisito que anteriormente
exigía haber nacido en el Perú. Después de todo, vivimos en un mundo
globalizado y no podemos darle la espalda a quienes nacieron más allá de
nuestras fronteras. Además, si ya nos gobernó –y nos hundió- un súbdito del
imperio japonés, lo que único que el JNE está haciendo es darle la misma oportunidad
de arruinarnos a otros extranjeros.
-Tener más de 35 años
o menos. El JNE ha comprendido que la edad ni es condena ni es garantía de
nada. Antaño 35 años era la edad mínima y ni eso nos salvó de Alan García, cuyo
ímpetu juvenil convirtió al país en un espacio lúdico permanente, donde ganaban
los afortunados que todavía respiraban al final del día. Entonces, ahora no hay
fecha de nacimiento que invalide el derecho a ser Presidente de la República.
Gran noticia, sobre todo para los pulpines que podrán, ahora sí, ahorrarse años
de absurdo aprendizaje político y lanzarse directamente a la yugular de Palacio
de Gobierno.
Sobre
la creación de partidos políticos
El JNE ha concluido
que para la creación de un partido político solo basta que dos o más ciudadanos
con DNI –no importa si ya caducó- compartan una idea o interés común. En
consecuencia, el abanico electoral se abre hasta límites insospechados.
Tendremos entonces partidos como el PSA, el Partido de los que le dicen Sí a
las Aceitunas, lo que enseguida traerá la creación de su oposición, el PNA.
Asimismo, existirá el PHU, el partido de hinchas de la U, lo que llevará luego
al PHA, y así hasta cubrir todos los equipos y todas las rivalidades que
conviven en la sociedad. Ello generará inclusión política, democracia
participativa y una cédula de sufragio inmensa.
Sobre
la inscripción de los candidatos
Consciente que ha
habido muchos comentarios respecto a la correcta inscripción de los partidos el
JNE ha tomado medidas de vanguardia.
El JNE, en un acto de
sinceramiento pocas veces visto, ha firmado un convenio con las encuestadoras
más serias y prestigiosas del país, y con IDICE también. De esta forma, como
corresponde, el JNE podrá dilucidar cualquier cuestionamiento a los candidatos
considerando no las leyes –eso ya no se estila-, sino el caudal electoral de
cada candidato.
En ese sentido, para
evitar confiscar votos o darle un golpe acaso mortal a la democracia, el JNE ha
establecido una nueva valla electoral.
-Si el candidato
tiene una intención de voto menor al 5% se le considerará, inmediatamente, bajo
sospecha de haberse inscrito en forma irregular. Todos los abogados del JNE
entonces se encargarán de someterlo a eso tan desagradable que denominamos ley.
El candidato podrá apelar, pero su escaso apoyo popular le augura una prematura
salida electoral.
-Si el candidato tiene
una intención de voto superior al 5%, entonces su inscripción no puede ser
cuestionada, ni criticada, ni tachada aunque este haya sido inscrito de forma
irregular o aunque ni siquiera haya sido inscrito; ello porque –y aquí la
genialidad de la medida- su caudal electoral lo regulariza todo y lo deja
expedito para seguir en campaña. En este sentido, el JNE pone énfasis en la
supremacía del derecho a la participación política antes que en formalismos
caducos que –seamos francos- ya a nadie le interesan.
Sobre
los fallos del JNE
El JNE, finalmente,
se ha pronunciado respecto a la naturaleza de los fallos que emite. Según el
ente electoral, de ahora en adelante, sus fallos deberán ser considerados de la
siguiente manera:
-Si son unánimes
serán considerados nulos en el acto. Ello porque tener un único pensamiento es
propio de absolutismos y dictaduras. El JNE rompe entonces con la tiranía de la
uniformidad de opiniones.
-Si no son unánimes,
es decir, si el fallo es dividido, debe prevalecer la posición de la minoría.
El JNE de esta forma reivindica la defensa de las minorías en medio de la
intolerancia de la sociedad. Además, revoluciona el derecho, todo al mismo
tiempo. Atrás quedaron esos tiempos donde la mayoría mandaba, ¡habrase visto!,
ni que estuviéramos en democracia.
El único problema de
este punto es que el JNE aprobó todos estos cambios por unanimidad…es decir…
Sobre
las medidas
Con estos cambios el
JNE lo que busca es reconciliarse con la población, con la constitución y con
los aventureros de la política; después de todo –reflexiona el JNE-, tampoco
nos ha ido tan bien con los candidatos de siempre.
De acuerdo al ente
electoral, a estas medidas revolucionarias seguirán otras y otras y así pronto ya no habrá requisitos ni formulismos para
ningún tipo de elección, ni siquiera para elegir al “amigo elegido”. La última
resolución que emita el JNE será, en
consecuencia, aquella donde determine su propia disolución.
Publicado en la revista Velaverde Nº153
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