miércoles, 2 de septiembre de 2015

Maduro: el fronterizo

En Palacio de Miraflores, Nicolás Maduro se encontraba de pie, mirando el retrato de Hugo Chávez.

-Dime Hugo, ¿tú te has puesto bravo conmigo? Si no es así, ¿qué pasa chico con tu pajarito que no se me ha vuelto a aparecer? Desde entonces estoy gobernando este país solo, sin el consejo de nadie. Y Hugo, tú sabes que esto no es nada fácil. ¿Por qué no me hablas directamente tú Hugo?



En ese momento, el edecán de Maduro ingresó sigilosamente y se detuvo detrás de él.

-Señor presidente –dijo el edecán.

Maduro frunció el ceño y luego dibujó una enorme sonrisa en su rostro.

-Hugo, ¡me has hablado!, te decidiste a hablarme. Si no lo has hecho por mí, no importa, seguro lo has hecho por nuestra patria, la patria que Bolívar soñó. Al diablo, el pajarito, que se vaya al carajo el pajarito, ahora tú y yo vamos a hablar cara a cara. Cónchale.
-¿Señor  presidente? –repitió el edecán.
-Pero cómo me vas a decir mi presidente, Hugo, qué ocurrencias tienes –dijo mientras seguía mirando el retrato- Tú dime cómo te venga en gana, aunque eso sí, igual no te olvides ahora el presidente soy yo.

El edecán le dio un par de golpes a la puerta. Entonces recién Maduro volteó a verlo.

-Pero chico, qué tú vienes a interrumpirme cuando estoy hablando con nuestro comandante Chávez.
-Afuera está Diosdado Cabello. Dice que es urgente.
-Vale, dile que pase –luego miró a Chávez-. Me vas a disculpar Hugo, ya después vamos a conversar con tranquilidad.

Maduro se alejó del cuadro y se sentó en la gran silla que está detrás de su escritorio. Desde ahí contempló la puerta semiabierta. Entonces, apareció Cabello y, luego de la venia de Maduro, se sentó frente a él.

-Vengo a darle las últimas noticias.
-¿Cómo que las últimas? ¿Ya no habrá más?

Cabello sonrió apenas y luego volvió quedar serio.

-No, señor presidente. Claro que habrá más noticias. Mire, sobre Colombia.
-¿Ya cerraron la frontera?
-Sí, claro.
-¿Toda la frontera?
-No, toda no.
-¿Y por qué no?
-Solo hemos cerrado una parte.
-Cabello, ¿has escuchado lo que Santos ha dicho de mí? Dice que no puedo hacer lo que estoy haciendo. Cónchale, pero yo puedo hacer eso y más. Así que ahora me cierran toda la frontera.
-Pero señor presidente, la frontera con Colombia tiene más de dos mil kilómetros.
-¿Y?
-No sé si nos alcancen los efectivos.
-Cónchale Cabello. ¿Qué tú me estás diciendo? ¿Están cerrando la frontera con efectivos? ¿Los ponen uno al lado del otro?
-No, señor presidente. Lo que hacen es resguardar para que no entren colombianos.
-Bueno, igual no sé cómo haces pero me cierras toda la frontera.
-Delo por hecho, señor presidente.
-¿Qué otra noticia me tiene?
-Ya está en Caracas nuestro embajador en Colombia.
-¿Está en Caracas o en Colombia?
-Aquí, en Caracas.
-Es que nunca me habla claro. A ver tú dime ¿por qué nuestro embajador está acá?
-Pero usted dijo que había que llamarlo en consulta.
-Lo que yo dije era que quería hacerle una consulta. Cónchale, ¿ahora qué dirán los colombianos?
-Han hecho lo mismo.
-Qué carajo –exclamó Maduro- también han llamado a nuestro embajador.
-No, presidente, al de ellos.
-Bueno, bueno, que Santos haga lo que quiera. ¿Algo más?
-Salió el reporte latinoamericano sobre democracia, libertad de expresión y transparencia. Y la verdad es que estamos muy mal comparado a lo demás países.
-No exagere Cabello. Siempre se puede estar peor.
-No, no se puede. Estamos últimos en el ranking.
-Olvídese Cabello, a la gente no le importa esas cosas tan abstractas. Además, recuerde que nuestros economistas han dicho que hemos avanzado en el tema de la inflación.
-Es que este mes ha crecido en 200%.
-Ya ve Cabello, hemos crecido. Aunque la oposición dice lo contrario, nuestra economía sigue boyante.
-Es que ellos se refieren a la economía del país, no a la de su familia.
-Ah bueno, solo que sea por eso.
Cabello se puso de pie y, tras despedirse, se retiró. Apenas la puerta se cerró, Maduro se levantó  y caminó hasta detenerse otra vez frente al cuadro de Chávez.

-¿Y Hugo? ¿Qué opinas? ¿Crees que exageré con lo de la frontera? Mmm, yo creo que no. Ese Santos va a saber con quién se está metiendo. Eso mismo hubiera hecho Bolívar, ¿no? ¿Hugo? ¿Cómo? ¿Otra vez me vas a dejar de hablar? Entiendo, entiendo, vamos a volver con el pajarito.  Cónchale, vale.


Publicado en la revista Velaverde N°130

           

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