En el dormitorio principal de su residencia, Keiko
y Mark están viendo las noticias. En la televisión aparece Humala en medio de
un mitin.
-Keikito –dijo Mark, con marcado acento
extranjero- cambia canal.
-Espérate, quiero ver qué dice este.
Entonces la locución en off del reportaje calla y
se muestra a Humala vociferando, hablándole a la gente agolpada, como en
tiempos de campaña electoral.
-Así es señores –dijo- el fujimorismo nació de la cloaca.
Los horizontales ojos de Keiko se agrandaron de
golpe. En seguida apagó el televisor con
el control remoto.
-¡Pero qué le pasa a este! –dijo Keiko- No lo
entiendo.
-Yo tampoco –dijo Mark-. ¿Qué cosa siendo cloaca?
-Ya pues Mark, ¿todavía no entiendes el español?
Keiko cogió el teléfono inalámbrico de la mesa de
noche y digitó un número.
-Aló Kenyi. ¿Viste a Humala? ¿No? ¿Qué canal estás
viendo? Ya pues Kenyi, ¿otra vez Animal Planet? Sí, ya sé que a tu perro le
gusta ver eso. Mira, presta
atención, Humala ha insultado a nuestro
partido. No, a Cambio 90 no, tampoco a Nueva
Mayoría ni a Vamos Vecinos ni a Sí Cumple ni a Perú 2000. Tampoco ha hablado de
Alianza por el Futuro ni de Fuerza 2011. En realidad solo ha dicho el
fujimorismo, pero es todo pues. Ya, habla con la bancada y diles que debemos
exigir disculpas por nuestro honor. ¿Como que qué es eso? Honor pues, es como
dignidad. ¿Tampoco sabes? Bueno, fíjate en un diccionario y después hablamos.
Días después, luego de acaloradas declaraciones de
los fujimoristas contra Humala, se acuerda una reunión secreta en Palacio de
Gobierno. Por la puerta lateral de la sede del Ejecutivo, Keiko y Mark ingresan
en un vehículo de lunas polarizadas. Un edecán los conduce a un salón donde el
presidente Humala y la primera Dama los está esperando.
-Bienvenidos – dijo Nadine.
Ambas parejas se saludaron dándose las manos. En
el saludo, Keiko apenas si sonrió y, en cambio, le dirigió una fría mirada a
Humala.
-Señor Presidente…
-No hay necesidad de ponernos tan ceremoniosos
–dijo Humala-. Puede decirme Presidente nomás.
Keiko trató de sonreír, pero no pudo. Una vez
sentados, las dos parejas se observaban, sopesándose mientras el silencio se
instaló en el salón.
-Bueno –dijo Humala- quiero agradecerles a los dos
por venir.
Keiko y Mark asintieron.
-Mira, Keiko –dijo Humala- si yo he criticado a tu
partido no es porque me caigas mal, es decir, me caes mal, pero por eso no he
criticado a tu partido.
Mark le pone una mano sobre el hombro de Keiko.
-Déjeme decirle una cosa Presidente –dijo Keiko-. Decir
que el fujimorismo nació de las cloacas no es criticar al partido…
-¿Es describirlo? –preguntó Nadine.
-Decir eso –dijo Keiko, como si no hubiera
escuchado nada- no es una crítica, es un insulto, y no solo un insulto al
fujimorismo sino, sobre todo, a mi padre. Y no voy a permitir que se insulte de
esa forma a mi padre.
-¿Y de qué forma vas a permitir que se le insulte?
–preguntó Nadine.
Mark volvió a poner su mano sobre el hombro de
Keiko.
-Decir que el fujimorismo nació de las cloacas no
es una opinión, es una realidad –dijo Humala-. Nació de un golpe de estado, de
la destrucción de la democracia, de la corrupción que manejó junto con
Montesinos.
-No me hable de Montesinos –dijo Keiko-. Usted parece
olvidar el caso del yate Karisma. Qué coincidencia que el mismo día que usted
juega a la guerrita en Locumba, Montesinos se escapa del país. ¿O no es una
coincidencia?
-Dime una cosa –intervino Nadine -¿No te da
vergüenza hablar de Montesinos? ¿Ya no te acuerdas que el mismo te pagaba tus
tarjetas de crédito? Tú hablas de coincidencias, pero yo hablo de milagros.
Porque es un verdadero milagro que, con el sueldo de 2 mil soles que Fujimori
decía ganar, haya podido pagarles los estudios universitarios en el extranjero
a todos sus hijos. ¿O no fue un milagro?
Keiko achinó, si cabe, sus ojos. Mientras sus
sienes latían, dio un gran suspiro.
-¿Me estás hablando de dinero? –dijo mirando a
Nadine- ¿Tú eres la misma Nadine a quien le pagaron 50 mil dólares por un
informe de Palma Aceitera? Eres tú, ¿verdad? Qué raro que esa empresa en
realidad nunca haya funcionado, ¿no? ¿De dónde habrá salido ese dinero?
-Del Estado te aseguro que no.
-Del Estado peruano no, ¿pero del venezolano?
Humala le puso la mano sobre el hombro a Nadine.
-Ah pero qué tonta –dijo Keiko- Verdad que esa
empresa era del padre de Belaúnde Lossio, ¿no?
-Por Dios, dime tú eres la misma Keiko que fue
primera dama cuando Fujimori y Montesinos se levantaron en peso al país. En
nuestro gobierno se habla apenas de sospechas, pero el gobierno de tu padre fue
una organización criminal que copó todas las instituciones del Estado como no
se había visto antes.
-Mi padre era inocente. Todo lo hizo Montesinos.
-Ah ya, claro, Montesinos hizo todo eso a espaldas
de Fujimori. Qué extraño, ¿no? Yo recuerdo que tu padre decía que él estaba
involucrado en todo lo que se hacía en su gobierno. ¿Y ahora dice que no sabía
nada? Y dime una cosa, si Montesinos engañó a tu padre como dices, ¿por qué le
pago 15 millones de dólares por “compensación de tiempo de servicios”?
Keiko se sonrojó. Mark le puso otra vez la mano
sobre el hombro, pero esta vez Keiko la sacó al momento. Luego Mark le puso su
hombro sobre la mano de Keiko, lo que resultó bastante extraño. Entonces, de
golpe, Keiko se puso de pie.
-Y ustedes –dijo mirando a la pareja presidencial-
¿cuándo van a explicar lo de López Meneses?
Nadine se puso de pie también.
-¿López Meneses? ¿El operador de Montesinos y
asesor de tu bancada en el Congreso?
Keiko y Nadine no se bajaban la mirada. Ambas
tenían el rostro levantado, los ojos inyectados y el ceño fruncido. Entonces
Humala miró a Mark y este se alzó de hombros.
-Por favor –dijo Humala-siéntense.
Nadine miró a Humala y luego se sentó. Keiko hizo
lo propio.
-Pero yo de pie me pondré –dijo Mark
sorpresivamente-. Usted siendo presidente de Perú, you can´t talk like that about fujimorismo ni sobre suegro mío. Que
Fujimori destrozó el país, está bueno, lo destrozó. Que Fujimori sabía todo lo
que hizo Montesinos, ok, lo sabía. Pero ¿qué teniendo que ver Fujimori y la cloaca? By the way, ¿qué siendo cloaca?
-Mejor siéntate y en la casa te explico –dijo Keiko y luego
dirigiéndose a Humala-. Mi esposo tiene razón. Usted como presidente no puede
estar insultando a un partido político legítimamente constituido. No deshonre
su investidura.
-Entiendo –dijo Humala-. O sea con mi investidura
presidencial no puedo criticar, pero Fujimori con su investidura sí pudo
saquear el país, corromper funcionarios y
violar los derechos humanos.
Keiko miró a Mark. Luego volteó y volvió a ver a
la pareja presidencial.
-De haber sabido que iba a tener este trato, no
hubiera venido. Pese a nuestras diferencias pensé que eran gente de palabra. Se
supone que nos invitaron para pedirnos disculpas.
Luego miró a su esposo.
-Mark, nos vamos.
-Esperen un momento. ¿Que nosotros le íbamos a
pedir disculpas? –preguntó Humala-. A mí
me dijeron todo lo contrario.
Ambas parejas se miraron consternadas, buscando
respuesta en los otros. De pronto, Keiko mira a Mark.
-Mark –dijo Keiko tomándose la cabeza- tú
recibiste la llamada de Palacio, ¿no?
-Sí, dijeron que nosotros teniendo que pedirles
disculpas.
-¿Eso te dijeron? Pero tú me dijiste otra cosa.
-Yo decirte que nos
esperaban para pedirles que nos den unas disculpas. ¿Que no siendo lo mismo?Publicado en la revista Velaverde N°91
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