En la oficina del
Ministerio del Interior, Urresti se encontraba revisando, otra vez, los
resultados de la última encuesta de su aprobación. No dejaba de sonreír
mientras volvía a mirar el sondeo.
En ese momento,
irrumpió la secretaria.
-Señor ministro,
perdone la interrupción pero el presidente quiere verlo.
-Bueno, está bien
–dijo reacomodándose en la silla y dejando la encuesta a un lado-. Dígale que
pase.
Antes que pueda
responder, un comandante se asomó por la puerta.
-Señor Ministro –dijo
el oficial- tengo que hablar urgente con usted.
-Lo siento, salgo
para Palacio y de ahí me tengo que ir a presentar un megaoperativo en La
Victoria. Han atrapado a dos pirañitas.
-Antes de ir a
Palacio mejor escúcheme.
Urresti achinó los
ojos y sopesó al oficial.
-Hable.
El oficial ingresó y
se cuadró a un metro del escritorio de Urresti. La secretaria salió de la
oficina y cerró la puerta tras de sí.
-Bueno señor ministro
–dijo tras dar un suspiro-. Para informarle que ha habido un pequeño error en
las cifras que le ofrecimos.
Urresti abrió los
ojos.
-No, por Dios –dijo
levantándose de la silla- Esto es terrible.
-Así es.
-¿Las cifras de mi aprobación
no son tan altas como dice la encuesta?
-No, señor ministro.
No me refería a esas.
-Ah ya –dijo
sentándose, aliviado- ya me estaba preocupando.
-Le hablo de las
cifras de las estadísticas de seguridad.
Urresti frunció el
ceño. Volvió a tensarse.
-¿Qué pasó?
-Digamos que las
cifras no son del todo exactas. No se lo dijimos antes porque no nos atrevíamos.
Urresti se pasó la
mano por la frente.
-Lo escucho –dijo el
ministro.
-Bueno, mire –dijo el
oficial-. Le dijimos que eran 52 toneladas de droga decomisada, pero en
realidad solo eran 5.2 toneladas.
-¿Qué dice?
-Sí, señor ministro. Lo
bueno es que solo nos faltó un punto.
-¿Me está tomando el
pelo?
-Jamás lo agarraría
de punto señor Ministro. Es que estábamos haciendo el conteo mientras íbamos
incinerando la marihuana…y bueno, usted sabe…todo ese humo. Y además…
-Mejor cállese.
-Es que hay más.
Sobre los vehículos incautados.
-¿Los 14 mil
vehículos que dijimos? No me digan que se equivocaron también en las cifras.
-No, son 14 mil
vehículos.
-Menos mal.
-Pero son de juguete.
Los decomisamos en uno de los operativos en Mesa Redonda.
De pronto Urresti
empezó a hacer guiños involuntarios con su ojo derecho, mientras sus sienes
latían.
-No lo puedo creer, Mayor.
-Soy comandante.
-Era comandante. ¿Algo
más?
-Mejor no, si le digo
me pone de suboficial.
-Dígame qué más.
-Las 476 bandas.
-No me va a decir
ahora que eran bandas musicales.
-No, eran bandas elásticas.
Son chinas, pero bastante resistentes. Las decomisamos en el mismo operativo.
Entonces la secretaria
volvió a irrumpir.
-Señor Ministro. Han
vuelto a llamar de Palacio. Dicen que es urgente.
En Palacio de
Gobierno Urresti fue llevado hacia un salón que no conocía. De pronto Humala
ingresó y se saludaron.
-Daniel, quiero
hablarte de las cifras.
-Señor presidente
–dijo con la voz quebrada-. Yo le aseguro que yo no sabía…
-Estamos muy
contentos con las cifras de tu aprobación.
-¿Cómo dice?
- Eso nos ha ayudado
también a elevar la aprobación del gobierno. Más bien te llamé porque ahora que
eres popular debes cuidar más tu imagen, tus impulsos. Para eso he traído al
doctor Medina.
Entonces Humala hizo
pasar al doctor Medina.
-El doctor va a
ayudarte, Daniel.
Humala salió del
salón. Urresti y el doctor quedaron frente a frente.
-A ver, empecemos,
señor Urresti. Hábleme de su infancia.
-¿Mi infancia? Ah ya,
usted es de esos que a uno le pregunta cosas de la infancia y seguro que va a
decirme ahora que tengo el problema ese del hipo, que me he acomplejado por
eso.
-¿Del hipo? ¿No
estará hablando usted del complejo de Edipo?
-Eso pues, esa cosa
que inventó Shakespeare.
-No fue Shakespeare.
-¿Ah no? Ah ya, no me
diga, ya me acordé, el que inventó eso fue el viejito ese que vende pollos.
-¿Cuál viejito?
-Ese pues, el de
Kentucky Freud Chicken.
-Mire, señor Urresti,
lo que quiero es descifrarlo.
-Ya le contaron lo de
las cifras, ¿no?
-¿Cifras? No, no me
entiende.
De golpe, Humala
ingresó.
-Perdone doctor,
tengo que hablar con el ministro.
El doctor salió del
salón.
-Daniel –dijo en tono
enfático- acabo de ver el avance de las noticias. Un destape contra ti, contra
el gobierno. Se dice que eres un mentiroso. Que todas las cifras que hemos dado
son falsas. ¿Es verdad?
-Es mentira. No todas
son falsas.
-¿No todas?
Publicado en la revista Velaverde Nº77
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