César
Villanueva: Aló, César.
César
Acuña: Aló, ¿quién me llama?
CV:
Soy yo, César.
CA:
No, César soy yo.
CV:
Claro, pero yo también me llamo César.
CA:
Ah, ya entendí.
CV:
Aja, soy tu tocayo.
CA:
Qué coincidencia. Yo también.
CV:
Mira, César, te llamo porque estoy en un lío. Me acaban de detener por tráfico
de…
CA:
Perdona, no te escucho bien. ¿Dices que te detuviste por el tráfico? Seguro
estás yendo por Javier Prado.
CV:
En realidad me están llevando a Canadá.
CA:
No te entiendo.
CV:
Mira, César, la Policía me acaba de detener. Pero son acusaciones que no tienen
fundamento.
CA:
¿Seguro?
CV:
Claro que sí. Por eso necesito que muevas tus influencias para que me ayudes.
CA:
¿Y de qué se te acusa?
CV:
De mover influencias para que me ayuden.
CA:
Mira, César, mejor llama a otra persona.
CV:
No puedo.
CA:
¿Por qué? Solo te dejan hacer una llamada.
CV:
No, es que ya no tengo saldo.
CA:
¿Pero no eres postpago?
CV:
No, soy prepago chévere.
CA:
Mira, César, tocayo, me has conmovido. No puedo negar que tu drama personal lo
siento como propio.
CV:
¿Me vas a ayudar entonces?
CA:
No, te voy a colgar. No estoy para dramas.
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