En la oficina del rectorado de la Universidad San
Martín, se encuentran reunidos Alan García, Jorge del Castillo, Mauricio Mulder
y Javier Velásquez Quesquén. Del Castillo tenía en sus manos un último sondeo.
-¿Y Jorge? –preguntó Alan- ¿cómo vamos? ¿He subido
o no he subido?
Del Castillo lo miró.
-Cuando dices si has subido, te refieres a…
-¿A qué va a hacer pues Jorge? No te hagas el
gracioso y dime de una vez. ¿Ya lo alcancé a Acuña?
Mulder y Velásquez Quesquén miran a Del Castillo y
luego a Alan, este parecía empezar a ponerse rojo.
-Bueno, Alan –dijo Del Castillo-. La verdad es que
todavía no lo alcanzas.
-¿Cómo que todavía? ¿Me falta poco entonces?
Del Castillo mostró una sonrisa nerviosa.
-¿Te falta poco para qué?
-¿Cómo que para qué? Para alcanzar a Acuña.
-Ah ya.
-Ah ya, ¿qué?
Entonces el celular de García empieza a sonar. El
expresidente se puso de pie y caminó hasta pararse junto a la ventana para
contestar. En ese momento, Velásquez Quesquén le arranchó la encuesta a
Del Castillo.
-Tanto suspenso que haces por gusto. Dile nomás
los resultados –le dijo Velásquez Quesquén a Del Castillo en voz baja-. ¿O tienes
miedo?
-Sí Jorge –intervino Mulder sin levantar la voz-. Javier
tiene razón. Yo que tú le hubiera dicho de frente lo que dice la encuesta.
-Exacto –dijo Velásquez Quesquén.
Del Castillo movió la cabeza a los lados.
-Es que no saben lo que dice la encuesta.
Velásquez Quesquén entonces miró el documento que
tenía en manos. Mientras miraba los resultados sus ojos se agrandaban cada vez
más. Entonces Alan regresó y se sentó a frente a ellos.
-A ver Jorge, dime completa las cosas, ¿cuáles son
mis cifras?
-Javier tiene la encuesta –dijo Del Castillo.
Alan se dirigió a Velásquez Quesquén.
-Javier, dime, ¿cómo voy?
Velásquez Quesquén miró a Alan y sus ojos parecían
vidriosos.
-Vamos Javier–intervino Mulder-. Respóndele a
Alan.
Entonces el labio inferior de Velásquez Quesquén empezó a temblar. Mulder lo
miraba extrañado.
-Carajo –dijo García-. ¿Estás sordo o qué? Dime,
¿cuánto tengo en la encuesta?
El expremier de García se puso de pie, le entregó
el documento a Mulder y salió raudo de la oficina.
-¿Qué diablos está pasando? –dijo García con
fuerza.
-No te preocupes Alan –dijo Mulder-. Lo que pasa
es que Jorge y Javier son un par de miedosos.
-Yo no tengo miedo –dijo Del Castillo.
-Sí, claro, nada de miedo tienes.
García se reacomodó en su silla, impaciente.
-Ya basta, Mauricio –dijo García-.Habla de una
vez.
-Claro, Alan –dijo resuelto Mulder mientras
recorría con la mirada el documento- . Tú estás…estás…
-Dime –insistió García.
-Pero esto no puede ser –dijo Mulder sin apartar la vista de los resultados.
Entonces García se inclinó hacia adelante y le
quitó de golpe la encuesta.
-No, Alan –dijo Del Castillo-. No la mires.
-¿Que no la mire?
-Sí, Alan –intervino Mulder-. Es mejor que no la
mires.
Indiferente a los pedidos de Del Castillo y
Mulder, García revisó rápidamente la encuesta. Su rostro adquirió un aspecto
tenebroso. Luego volvió a revisarla una y otra vez. Después respiró profundo
hasta apaciguarse.
-Así que no solo no he subido sino que he bajado
un par de puntos –dijo Alan.
-Toledo ya casi te alcanza –dijo Del Castillo.
García lo fusiló con la mirada.
-Pero hay que ver el lado positivo –dijo Mulder.
-¿Y cuál es el lado positivo?
-No, no sé- dijo Mulder-. Pero si hay alguno hay que
verlo.
-¿Tienes alguna explicación para esto? –preguntó
Alan a Del Castillo y este miró a su vez a Mulder.
-A mí ni me mires –dijo Mulder.
-A este paso hasta Olivera me va a pasar –dijo
García-. Pero ¿saben qué es lo que más me fastidia?
-¿El nudo de la corbata? –preguntó Del Castillo.
-¿El nudo de la corbata? –preguntó Del Castillo.
- No, que Acuña ya esté primero.
-Ese dato me parece increíble –dijo Mulder-.
Sabíamos que podía subir, pero no tanto ni tan pronto.
-Y todo porque tiene plata como cancha.
-Jorge –dijo Mulder- y a todo esto, ¿la encuesta
de dónde es? ¿De Apoyo? ¿CPI?
-No.
-¿Datum? ¿GFK?
-No, tampoco.
-¿Entonces de cuál es? –preguntó García.
-Es de una tal UCV –dijo Del Castillo-. ¿La
conocen?
Publicado en la revista Velaverde Nº146
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