El
presidente Humala se encuentra en Palacio de Gobierno leyendo un documento. Entonces, la primera dama ingresa y se detiene en mitad del salón. Tiene los
puños apretados, el ceño fruncido y los ojos achinados. Humala al verla, deja el
papel y se acerca.
-Nadine,
justo quería hablar contigo.
-No
me digas nada por favor.
-¿Por
qué?
-Estoy
molestísima por “Cosas”.
Humala
la mira y hace una mueca.
-Ya
sé que estás molesta por cosas, todos estamos molestos por cosas.
-Entonces
ya sabes –dijo Nadine-. Nunca debí dejar que cambiarán mi perfil.
-¿Te
operaste? –dijo Humala-. ¿Por qué no me habías dicho? Ahora resulta que yo soy
el último en enterarme de todo. Acepto que eso ocurra en temas de gobierno,
pero no en nuestra vida personal.
Nadine
observa con detención a Humala.
-¿De
qué hablas? Yo me refiero a “Cosas”.
-Yo
sé que te refieres a cosas.
-Entonces
lo sabes.
-Claro
que lo sé.
-¿Y
qué opinas entonces?
-¿De
qué?
-De
“Cosas”.
-¿De
cosas?
-Exacto
–dijo Nadine.
-¿Exacto
qué? –dijo Humala y luego movió la cabeza-. La verdad es que no te entiendo. Ya mi padre me había dicho que eras difícil de entender.
Nadine
hace un gran esfuerzo por calmarse. Entonces sus facciones se alivian y se
acerca a Humala.
-Bueno,
ya –dijo Nadine, conciliando-. De qué querías hablar conmigo.
-Me
enteré que te entrevistaron para una revista –dijo Humala.
Las
mejillas de Nadine se encienden pero, otra vez, se contiene.
-Ollanta
–dijo pronunciando despacio cada palabra-. De esto te estaba hablando, de la
entrevista.
-Ah
mira, me han alcanzado el texto impreso y la verdad no me gusta lo que dices de
mi persona.
-¿Qué
parte?
-Toda
mi persona.
-¿Qué
parte es la que no te gusta?
-¿De
mi persona?
-No,
Ollanta, quiero saber qué no te gustó de lo que dije.
-Ah
ya, mira, por ejemplo, dices que si te
critican mucho me descompenso. Van a pensar que no soporto la presión.
-Pero
eso es bueno. Así la gente va a decir que eres una persona sensible.
-Te
equivocas Nadine. Van a decir que soy una persona débil, que me falta carácter.
-Eso
no es cierto.
-Es
cierto.
-He
dicho que no es cierto –dijo Nadine-. A ti no te falta carácter. ¿Te quedó
claro?
-Clarísimo.
-Qué
bueno.
-Pero
ahora lo que me preocupa es otro tema –dijo Humala-. ¿No crees que se ve un
poco frívolo que salgas en esa revista?
-Espera
–dijo Nadine-. Esas ideas no son tuyas. Seguro ha sido tu padre ¿no? Vamos,
dime. Él fue, ¿no? Él te dijo eso, ¿no?
-Nadine
por favor –dijo Humala, empezando a tambalearse-. No sigas que me descompenso.
-Bueno,
ya, tranquilízate. Solo dime si fue tu padre.
Humala
asintió.
-Mi
padre dice que has cambiado –dijo Humala-. Que antes trabajabas para la inclusión
social y ahora para que te incluyan en sociales.
-Tu
padre no me tiene ninguna simpatía. ¿Sabes lo que eso significa?
-Lo
sé, Nadine –dijo Humala-.Simpatía significa que dos personas…
-No,
Ollanta –dijo Nadine-. Hablo de tu padre. Él dice esas cosas contra mí porque
no le caigo bien.
Humala
dio un suspiro.
-Bueno,
ahora sí te dejo –dijo Nadine-. Tengo una reunión con mi equipo de prensa para
ver cómo respondemos a todas las reacciones que habrá cuando la gente lea la
entrevista.
-No
te preocupes –dijo Humala-. Ya tengo todo solucionado.
-¿Vas
a presionarlos para que no saquen la entrevista?
-Mejor
que eso. Ya me han conseguido todas las ediciones de la revista. No hemos
dejado ni un solo ejemplar para la gente, así que el tiraje completo ya está
aquí en Palacio.
Nadine
enmudece por unos momentos.
-Bueno,
aunque ahora todo sale en internet, igual puede servir de algo. ¿Y cómo han conseguido
la edición que nos interesa si recién sale a la venta en dos días?
Publicado en la revista Velaverde Nº62
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