“Fue
un almuerzo partidario”: Aunque repetida como un mantra, esta
frase no convence ni al propio comensal.
En tal sentido, lamentablemente un chaufa de chifa de esquina simboliza menos
que una habitación llena de globos, velas, corazones y una cama demasiado
tendida. Que el almuerzo partidario haya sido de dos solo indica lo pequeño del
partido. Nada más.
“Yo
le creo”: Recurso retórico que consiste en defender
públicamente a quien en privado ya no se le cree ni su nombre. Para utilizarlo
con relativa convicción se requiere de un rostro pétreo, una ética de
plastilina y un cuajo de grandes dimensiones. Sin embargo, las posibilidades de hundirse con
el defendido son, según recientes estadísticas, todas.
“No
huyo, solo se fue con prisa”: Libre interpretación
de la motricidad del defendido. La tarea se complica cuando la frase se
contrapone ante la cruda realidad de un video de vigilancia. Se recomienda
cuestionar la calidad de la cámara, el ángulo de visión y, por último, la
identidad del runner.
Fuente: El Otorongo (Peru21)
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