lunes, 7 de marzo de 2016

Guzmán: el libertador de dinosaurios

En un salón privado del Hotel Bolívar, Guzmán, su vicepresidenta Lizárraga y el personero de Todos Por el Perú (TPP) están reunidos. El Jurado Electoral Especial acaba de anunciar que aceptaba una tacha contra Guzmán y declaraba improcedente su candidatura.



-Bueno –dijo Guzmán- ¿qué tan grave es esto?
-A ver, ¿cómo decírtelo? –dijo Lizárraga- Imagínate que somos músicos.
-¿Músicos?
-Sí, pero músicos del Titanic.

Guzmán se toma la cabeza, la mueve a los lados y luego mira al personero.

-¿Y tú qué dices?
-Imagínate que estás navegando en un barco.
-Sí, ya sé que me vas a decir, que me imagine que estoy en el  Titanic.
-No, en el Huáscar.

Guzmán entonces tiene un devaneo. Luego camina lento y tambaleándose hasta llegar a una silla.

-Mira Julio –dijo Lizárraga- la cosa está peor que antes. Si quieres que sea sincera contigo…
-No, no quiero –dijo Guzmán, poniéndose otra vez de pie-. Lo que quiero es seguir con la campaña. No puede ser que no me dejen seguir. Después de todo lo que nos costó llegar hasta aquí.

-Eso sí –dijo el personero-. El tráfico para llegar al centro es terrible.

Lizárraga y Guzmán le lanzan una mirada severa.

-Mejor hazme un breve resumen de lo que ha pasado -dijo Guzmán.
-Es sencillo –dijo el personero-. Mire, el JEE dijo que nuestra inscripción no se hizo bien, lo cual es cierto, pero ese es otro tema; luego apelamos pero el JNE dijo que no teníamos razón, lo cual es verdad, pero eso no tiene nada que ver aquí; y luego el JEE nos dice que ya, que normalazo, que sigamos, luego viene una tacha y ahora el JEE dice que no seguimos, que ya fuimos, que no los llamemos, que ellos nos llamarán, y ahora vamos a apelar al JNE. Pero tú tranquilo, aunque el JNE nos diga chau, igual podrías postular.
-¿En serio?
-Claro, pero el 2021.

Guzmán voltea la mirada hacia Lizárraga.

-Carolina –dijo Guzmán- ¿puedes resumirme todo eso?
-Mira Julio, todo queda en manos del JNE y, según mis contactos, otra vez fallarán en contra nuestra. Y ahí sí ya no podemos apelar.
-No –dijo el personero-. Todavía podemos apelar.
-¿Ah sí? –dijo Guzmán-. ¿A la corte suprema? ¿A La Haya?
-No, a Dios nuestro señor.

De pronto, el candidato de TTP se desmaya. Si no fuera porque Lizárraga y el personero lo ayudaron, se hubiera caído de bruces al suelo. Entonces lo llevan otra vez hasta la silla de donde se había levantado.

-¿No te parece raro? le dijo el personero a Lizárraga.
-¿Qué?
-¿No ves que se ha desmayado pero tiene esa sonrisa impostada de guasón?
-Debe ser un reflejo, pero no vuelvas a decir eso del guasón.
-Pero si todos lo dicen.
-Ya, pero él no lo sabe y mejor que no lo sepa.

Lizárraga se acerca a Guzmán y da unas palmadas en el rostro para que reaccione. El candidato, a duras penas, va abriendo los ojos.

-¿Qué pasó? –dijo reaccionando.
-Nada, Julio –dijo Lizárraga-. Sufriste un desmayo.
-Ya recuerdo…ya recuerdo. Me dijeron que mis oportunidades son nulas.

Lizárraga y el personero asintieron.

-Vamos paso a paso –dijo Lizárraga-. Primero hay que ver qué vamos a decirle a la prensa.
-¡Fraude!
-¿Fraude? –dijo Lizárraga.
-No me parece que esto sea un fraude –dijo el personero.
-Tienes razón –dijo Guzmán- es más que eso. Es como un golpe a la democracia, un intento de destruir nuestro país y a Ciudad Gótica.

Lizárraga miró al personero y le advirtió, con el dedo mayor levantado, que no haga ningún comentario.

-Y vamos a llamar a las masas –siguió ensimismado Guzmán-. Vamos a convocar a una gran movilización para evitar que ocurra la tragedia de que no pueda postular. El país no puede darse el lujo de no tenerme como presidente.
-Mira Julio –dijo Lizárraga-. Hay que tomar las cosas con calma. Mejor esperemos a que el JNE nos saque definitivamente para hacer una marcha.
-No, Carolina –dijo Guzmán-. ¿No te das cuenta que somos los elegidos? Todo esto que nos pasa es porque las fuerzas del mal están en nuestra contra.
-¿Ah sí? –dijo el personero-. ¿Que no era porque nos inscribimos mal y no cumplimos nuestro propio estatuto?

Guzmán parece no escuchar nada y siguió hablando.

-Entonces hay que convocar a la prensa. Vamos a llamar a la insurgencia, a derrocar a este gobierno caduco y corrupto, a este sistema que nos maneja a su antojo. Eso ya se acabó.
-¿Estás seguro Julio? Si dices todas esas cosas en la tele te vas a ganar muchos enemigos. Además, algunos pensarán que estás…
-¿Que estoy qué?
-¿Le digo? –dijo el personero.
-Algunos pensarán que estás loco –dijo Lizárraga.
-¿Loco yo? Olvídate Josefina, estoy más cuerdo que nunca. El país me necesita y ni loco lo voy a defraudar.
-De acuerdo, aquí podemos discutir pero cruzando la puerta somos una sola voz –dijo Lizárraga.
-Eso mismo.
-Estoy de acuerdo –dijo el personero.
-Te dejo Julio, voy a ver lo de conferencia de prensa. –dijo Lizárraga.
-Yo también me voy, de todas formas hay que presentar la apelación y tengo que prepararla.

Luego que ambos se fueron, Guzmán se asomó por la ventana que daba a la Plaza San Martín. Se quedó mirando el monumento al libertador.

-Lo que es la vida San Martín. Tú que nos diste la independencia estás ahí, solo, víctima de la intemperie y del excremento de paloma. ¿Y yo? Que seré una leyenda porque voy a liberar al país de los dinosaurios, ¿dónde me pondrán? ¿Dónde pondrán mi estatua? ¿En la Plaza de Armas o en el Parque de las Leyendas? ¿Dónde, Josefina, dónde?


Publicado por Velaverde Nº153

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