lunes, 21 de marzo de 2016

El factor Mark


Son las 10 de la mañana del viernes 18 de marzo. Estoy esperando que llegué la persona que logré contactar gracias al amigo de una amiga. Él tiene información sobre lo que pasó durante un concurso organizado por Factor K en el Callao. Por este evento el JNE ha abierto un proceso de exclusión a la candidata Keiko Fujimori.

Llevo 20 minutos esperando y ya me terminé mi segundo vaso de jugo de naranja. Pero ya veo que viene, lo distingo por su foto del Facebook. Lleva unos pantalones anchos, un polo enorme y una gorra. Alzo la mano para que se acerque.  Me saluda un poco desconfiado. Le digo que pida lo que quiera. Pidió un jugo de fresa y un sándwich de chicharrón.

-¿Tú eres el periodista?
-Sí, claro.
-Mi causa me dijo que me iba a caer un billete.
-Te llamas Juanjo, ¿no?
-Sí.
-Mira Juanjo, nosotros no pagamos a los entrevistados.
-A mí me dijeron otra cosa.
-Mira Juanjo, a mí también me dijeron otra cosa.
-¿Qué cosa?
-Que estabas descontento con el trato que te habían dado en Factor K y por eso estabas dispuesto a hablar.

Juanjo me miró con curiosidad un par de segundos. Cogió la visera de su gorro y la bajó un poco.

-Sí, es verdad, a mis amigos y a mí nos prometieron que nos iban a dar dos billetes de 50 a cada uno si íbamos ese día y gritábamos por Keiko.
-¿Y no cumplieron?
-No, nos dieron un billete de 100. ¿Te puedes imaginar eso? ¿Quién nos iba a cambiar un billete de 100 soles?
-Pero me dijeron también que no solo fuiste a gritar por Keiko sino que ya llevabas tiempo trabajando con Factor K.
-¿Trabajando? Hasta donde sé si trabajas te pagan.
-Entonces, ¿no te pagaban?
-No, bueno al comienzo sí, pero después ya la cosa fue cambiando. Creo que el hombre se cansó de gastar o algo así.
-¿Quién?
-Había un nombre que era el que nos decía qué hacer.
-¿Cómo se llamaba?
-A ver…era uno que no hablaba bien el español.
-¿Acuña?
-No.
-¿Kenyi?
-No, ya me acordé. Matt o Mack, algo por ahí.
-¿No será Mark?
-Sí, Mark. Un gringo con cara de no matar ni una mosca.



En seguida saqué mi celular y lo puse sobre la mesa.

-¿Te molesta si grabo la conversación?

Juanjo movió sus ojos a un lado, dio un suspiro y dijo que no moviendo la cabeza. Busqué la aplicación y empecé a grabar.

-Entonces Mark era el encargado del dinero.
-Sí, cuando había que pagarnos era él quien llegaba con un maletín y unos chalecos bravos.
-Entiendo, los chalecos eran para repartirlos también.
-No causa, no me entiendes. Chalecos pues, o sea seguridad, venía con dos grandazos, un par de roperos y cuando digo roperos no me refiero a los muebles.
-Sí, claro, ya entendí. Bueno, entonces el dinero de Factor K no venía de ese empresario fujimorista del que estaban hablando.
-No, lo traía el gringo ese.
-Pero algo no me cuadra, ¿por qué se arriesgaría tanto Mark a venir él mismo? Si la prensa lo hubiera visto habría sido un escándalo.
-Ah bueno no sé. Para mí que no confiaba en nadie más.
-Puede ser. De repente venía con algo para que no lo reconozcan.
-Bueno, venía con lentes.
-Claro, con lentes oscuros para disimular.
-No, con lentes de contacto.

Entonces el mozo llegó con el jugo de fresa y el sándwich pedido por Juanjo. Mi invitado no tardó en empezar con el jugo. “Le falta algo de azúcar”, me dijo algo decepcionado. Luego le dio el primer mordisco al pan con chicharrón y dijo: “No está mal”.

-A ver Juanjo, para ti hay alguna duda que el dinero que se entregó en el concurso era dinero del fujimorismo.
-Era dinero de Factor K.
-Ya sé eso.
-¿Entonces para qué preguntas?
-Mira Juanjo, me acabas de decir que Mark, el esposo de Keiko, le llevaba el dinero a la gente de Factor K.
-¿El gringo es el esposo de Keiko?
-Claro.
-No sabía. ¿Y cómo están? ¿Bien? ¿Qué tal se llevan como pareja?
-No sé Juanjo, no tengo idea. Pero no nos desviemos y retomemos. Mark le daba dinero a Factor K.
-Ya te dije que sí.
-Y con ese dinero es que se le pagó a los ganadores del concurso.
-Eso mismo.

Apenas terminó de responder, Juanjo dio otra mordida al sándwich. Yo enmudecí unos breves segundos, mientras terminaba de saborear la primicia.

-Bueno Juanjo. Con esto vamos a tumbar a Keiko. El JNE la tendrá que sacar de carrera.

Entonces Juanjo casi se atora. Tosió un par de veces y me miró serio.

-¿Qué dices?
-Nada Juanjo, no me hagas caso.
-¿Cómo que nada? Es verdad que estoy molesto con la gente de Factor K, pero con Keiko es otra cosa. Yo quiero que me paguen lo que me deben, pero quiero que gane Keiko. 
-¿Puedo saber por qué?
-No, causa, no puedes. No tengo por qué darte explicaciones.
-Tranquilo Juanjo, solo era una pregunta.

Entonces, de pronto, Juanjo se puso de pie.

-Hazte de cuenta que no he dicho nada. No te conozco y no pongas mi nombre ni nada de lo que te he contado.
-¿Y si te cambio de nombre? Nadie sabrá que fuiste el que me contó lo de Mark.

Juanjo negó con la cabeza.

-No te conozco y no me conoces.

Entonces se tomó lo que quedaba del jugo, cogió el último pedazo del pan y se fue. Mientras lo vi partir y dejar el local, muchas interrogantes vinieron a mí. ¿Debo publicar la entrevista? ¿Debo tratar de conversar con otro miembro de Factor K? ¿Debo dejarle propina al mozo?

Pese a todo decidí publicar nuestra conversación. Todo lo dicho aquí es verdad salvo, desde luego, la identidad de mi informante involuntario. Por lo que, como se pueden imaginar, Juanjo en realidad no es Juanjo y, para ser totalmente sincero, al jugo no le faltaba azúcar; bueno, quizá un poquito. 


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