jueves, 26 de febrero de 2015

Urresti, el histórico


Es difícil imaginar dos personas más disímiles que Daniel Urresti y José Luis Pérez Guadalupe. El primero es operativo y el segundo estratégico; el exministro vocifera, el nuevo titular habla; Urresti te levanta la voz, Pérez Guadalupe te conversa.



Por lo general no es bueno aventurarse a decir que un ministro será mejor que su antecesor, pero, valgan verdades, Urresti ha dejado la valla casi a nivel del suelo, por lo que incluso si Pérez Guadalupe fuera un negligente –que nada indica que lo sea- lo haría mucho mejor.

Desde luego que el nuevo titular del Interior no tendrá los niveles de popularidad que ha tenido –y tiene-  Urresti. Quizá sea lo mejor. Es preferible tener a un ministro trabajando con miras a combatir la inseguridad ciudadana y no con miras al 2016.

¿Y qué será de Urresti? La fascinación por las cámaras podría señalar que Urresti tiene un auspicioso futuro en algún lugar de la farándula, si es que acaso ya no pertenece a ella. De otro lado,  el exministro ha demostrado también tener un talento para el tuiteo compulsivo por lo que también se le podría augurar un exitoso porvernir administrando redes sociales.

Sin embargo, sin renunciar a las luces y las descargas tuiteras, el futuro de Urresti parece estar –así lo quiere él- en la política. En reciente entrevista televisiva, un desembozado Urresti, con el ímpetu de un candidato en campaña, se preguntó cuándo se había visto antes que un ministro saliente fuera homenajeado por el pueblo.

De esta forma, pronto no quedará claro quién es el verdadero “señor del ego”.

En todo caso, hay que ser hidalgo y reconocer que al exministro no le falta razón. Que se recuerde, homenajes populares como él que reseña no habían acontecido, aunque tampoco se había visto que una persona procesada por homicidio luzca el fajín ministerial.

Urresti, sin duda, ya es historia.

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