lunes, 27 de octubre de 2014

Los cuentos de López Meneses

Por razones que no vienen al caso, es decir, que desconozco,  el ser humano promedio  prefiere renunciar a esa tarea tan engorrosa que es el razonar.  Así, es más práctico alejarse del ejercicio deductivo e instalarse en los cómodos dominios del prejuicio. Pero, ¿acaso siempre el  prejuicio es malo?  Yo, de antemano, digo que no.

Sin embargo, por estos días el ciudadano Oscar López Meneses viene denunciando que es víctima de un linchamiento mediático, una suerte de prejuicio en masa en contra suya, por el hecho casi anecdótico de haber sido operador de la mafia fujimontesinista y tener, en tiempos de Humala, el 50% de los patrulleros de la Policía resguardando su casa.

Evitando caer en el prejuicio, buscamos esta semana a López Meneses, no por los cuestionamientos que se le hacen, sino para conocer su lado creativo, un aspecto casi desconocido de su vida, incluso para él.



López Meneses publicó el año pasado, bajo el sello editorial “La Oveja Negra”, su primer –y felizmente- único libro de narrativa breve llamado “Puro cuento”. El libro -de tapa y cara dura- consta de 10 narraciones donde el autor recrea, de manera vívida, las aventuras de un entrañable asesor político llamado el “Doc” y sus relaciones con diferentes políticos.

Para hablar de su rol de escritor y de otros temas, pero sobre todo de otros temas, decidimos conversar con López Meneses. El polémico personaje nos recibió en su ahora apacible residencia de Surco.

“Pasaba seguido por aquí y al ver toda la parafernalia de seguridad me preguntaba qué alto funcionario del  gobierno vivía aquí”, le dije, buscando su reacción. “Yo me preguntaba lo mismo”, me dice sonriendo.

En la sala, dos inmensos cuadros abstractos cuelgan sobre las paredes cremas.  En la pequeña sala contigua hay una foto enmarcada donde López Meneses posa con varios dirigentes del fujimorismo.

-Mira –me dice- esos son ahora los que más me critican.

Viendo que él mismo quería hablar de política le seguí la conversación.

-¿Cómo llegó hasta el Congreso? –le pregunto.
-Bueno, no fue fácil. En esa época el tráfico por Abancay estaba peor.
-No –le digo-, te preguntaba quién lo llevó a que trabaje ahí, al mundo de la política. Hasta donde recuerdo usted había estudiado odontología.
-Así es.
-¿Y entonces no pensaba relacionarse con la política?
-No, yo quería ser un hombre de bien.
-Pero la política no es mala aunque haya malos políticos.
-Es verdad, pero los que me critican sí son de lo peor. Fíjate que han llegado a decir que la universidad me canceló el título de odontólogo.
-¿Y eso es cierto?
-Sí, claro, pero ese es un tema personal, privado.
-Pero usted dice que también es experto en marketing político y manejo de medios.
-Sí, claro.
-¿Es verdad que estudió en ESAN?
-No, en el SIN.
-¿En el SIN de Montesinos? ¿Y va a negar que es un montesinista?

De pronto, López Meneses parece exaltarse. Sin embargo, respira hondo y se tranquiliza.

-Claro que lo niego. Soy fujimontesinista.
-Pero ahora el fujimorismo lo trata de lejos, como si se hubiera olvidado que usted trabajó con ellos. Hablemos de eso, ¿cómo llega a la bancada fujimorista?
-Todo empezó cuando me enamoré.
-De la hija del entonces general Malca.
-Exacto.
-¿Y qué pensó cuando descubrió que Malca era íntimo de la mafia fujimontesinista?
-Pena
-Por no haber tenido suerte con tu suegro
-No, por no haberlo conocido antes.

López Meneses se frota las manos.

-Mira –me dice-. Mi suegro no es la persona que dice la prensa.
-¿Acaso no es un corrupto, fue socio de Montesinos y por eso se fugó del país?
-Ah, eso sí. Pero él era una muy buena persona con su gente.
-¿Con su familia?
-No, con la mafia.

Mientras el discípulo de Montesinos guarda silencio, me preguntó hasta cuándo querrá hablar de estas cosas y no sobre su libro. Yo, desde luego, no sería quien le cambie el tema.

-Y entonces, él le presentó a Montesinos y a la bancada fujimorista.
-Sí, pero mejor hablemos de una vez sobre mi libro.
-Antes de abordar el tema literario, no puedo dejar de preguntarle por los  patrulleros, portatropas, tanques y demás  que se encontraban frente a su casa. ¿Cómo explicas eso?
-Bueno, eso ya lo explique muchas veces. No es mi culpa que mi casa fuera elegida para el plan piloto del programa Barrio Seguro.
-Pero la oposición dice que la excesiva seguridad que usted tenía era para ocultar un central de chuponeo, para guardar oro ilegal y hasta se ha dicho que Montesinos se reunía aquí con gente del gobierno.

López Meneses sonríe. Mueve la cabeza a los lados. Su mirada se detiene un momento en uno de los grandes cuadros.

-Se han dicho tantas cosas. ¡Para qué vamos a repetirlas! Yo pensé que venías a hablar del libro.
-Desde luego –le digo- pero su libro de cuentos, más allá de las historias que cuenta es también una disección de la insana relación entre la política y la corrupción.
-Ah, sí, sí claro.
-¿Y entonces en verdad conoce a Humala?
-¿Pero no me estabas hablando del libro?

Esta vez el que sonríe soy yo.

-¿En verdad no quiere hablar de Humala y la amistad que usted dice que tienen?
-Yo preferiría ya no hablar de eso.
-Parece que se hubieran amistado.

López Meneses se reacomoda en su silla. Se inclina levemente hacia adelante y se lleva la mano al mentón.

-Yo ya dije lo que tenía que decir. Y ahora ya no voy a hablar más de ese tema. Más bien dime si vamos a conversar sobre mi libro o mejor dejamos esto aquí.



-No se preocupe –le digo- vamos a hablar del libro.
-De acuerdo.
-Me interesa el proceso creativo, la forma en que ha ido construyendo los personajes…
-Tengo fotos mías y de Ollanta.
-Perdón…
-Te digo que tengo fotos.
-Pensé que no quería hablar de eso.
-Pero qué clase de periodista eres. Te estoy dando el titular de tu nota.
-Entonces dice que tiene fotos suyas y de Ollanta.
-Sí, pero en ninguna salimos juntos.

Lo miro y vuelvo a sonreír.

-A ver, señor López Meneses, ahora yo le pido que regresemos a su libro. Es evidente que tiene un gran talento para contar las cosas como si en verdad fueran ciertas.
-¿Se refiere al libro o a las declaraciones que hago a la prensa?
-A sus cuentos.
-Por eso le pregunto, ¿se refiere al libro o las declaraciones que hago a la prensa?

Minutos después, cuando la entrevista termina y estoy por retirarme, López Meneses me sorprende.

-Son 50 soles –me dice.
-¿Me está cobrando por la entrevista?
-No, por el libro.

López Meneses me asegura que “Puro cuento” no se puede encontrar en librerías. Y no porque se haya agotado, sino porque no logró que ninguna librería aceptara exhibirlo. “Ni como donación me lo aceptaron”, me confesó.

-Por eso ahora los vendo personalmente.
-Pero yo pensé que me lo había enviado como cortesía.
-Claro, la cortesía es el envío. El libro no.

Pese a la escasa difusión y nulas ventas de su primera obra, López Meneses me anuncia que el próximo verano debe estar saliendo su primera novela llamada “En busca del resguardo perdido”, donde contará las aventuras de un misterioso operador político a quien llamará “OLM”.

Queda claro entonces que, solo si nos alejamos de los prejuicios, si no nos dejamos llevar por el bombardeo inclemente de la presa que lo critica, podremos darle entonces a López Meneses el lugar que se merece en el mundo de la ficción.

Después de todo, cualquier parecido con la coincidencia es, como sabemos, pura realidad.

Publicado en la revista Velaverde (27.10.2014)


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