miércoles, 9 de abril de 2014

El método García o cómo esconder la piedra y lanzar la mano

El rumor en el Perú tiene raíces milenarias. En su libro Historia de Atahualpa y Huáscar para dummies, el historiador y antropólogo Juan Tin Suyo deja entrever que la enemistad entre los hermanos no se debió a una lucha de po­der, sino a que Huáscar lanzó el rumor de que Atahual­pa había tenido un hijo fuera de la Panaca Real. Cuando Atahualpa lo supo, le declaró la guerra a su hermano.
El resto es, literalmente, historia.
Desde luego, los tiempos han cambiado; la forma de soltar los rumores y nuestros gobernantes, también. Sin embargo, hay algunas constantes: para tirar la piedra y esconder la mano se requiere piel de teflón, altas dosis de frescura y, desde luego, una piedra.
Precisamente de esto han acusado al expresidente García. Los enemigos del APRA afirman que el exman­datario lanzó un malintencionado rumor y ahora quiere esconder la mano. Tarea difícil considerando que la en­trevista se vio, en vivo y en directo, por televisión.
–Dr. García –dijo el periodista–, se lo preguntaré direc­tamente: ¿qué opina sobre la megacomisión?
–Bueno, se trata de un claro instrumento de Palacio para lograr mi inhabilitación. Además, yo soy un padre responsable.
–Hummm, ya. Pero ¿entonces usted cree que lo quie­ren inhabilitar?
–Claro que sí, no tengo ninguna duda. Palacio ha dado la orden y Tejada es el operador. Además, yo sí he reco­nocido a todos mis hijos.
–Me estoy confundiendo con sus respuestas, Dr. García.
–Lo que digo es que Tejada, en lugar de andar persi­guiéndome, debería preocuparse más por sus problemas personales.
–Y, entonces, ¿usted cree que van a poder inhabili­tarlo?
–Oiga usted, ¿será posible? –preguntó García, abrien­do más los ojos e inclinándose hacia el periodista–. ¿Ha escuchado lo que he dicho?
–¿A qué se refiere?
–Le he hablado de hijos no reconocidos y de Tejada –dijo moviendo las manos.
–Pero ¿eso qué tiene que ver? Yo le preguntaba sobre la megacomisión…
–¡Por mí! Digo, ¡por Dios! –dijo García moviendo la ca­beza hacia los lados–. Pero ¿qué clase de periodista es usted? ¿No tiene olfato para estas cosas?
–Pero la megacomisión…
–¡Olvídese de eso! –dijo García, elevando la voz.
Luego dio un profundo respiro y habló más lento:
–Piense: hijos no reconocidos, Tejada…
El periodista sonrió.
–Entiendo lo que me quiere decir, Dr. García.
–Vaya, al fin.
–Pero este no es un talk show, sino un programa po­lítico, y pese a que me sorprende la noticia de que el congresista Tejada es su hijo…
–¡No! Oiga usted, no me ha entendido. Haga la suma: hijos no reconocidos, Tejada con problemas personales…
–No me diga más, Dr. García, ya entendí. Me está di­ciendo que Tejada, el congresista que lo está investigan­do, tiene un hijo no reconocido.
–¿Yo? No, líbreme yo de eso –dijo García, arrugando la frente y poniéndose una mano en el pecho–. Oiga usted, yo soy un estadista, dos veces presidente de la Repúbli­ca, no estoy para asuntos de chismografía barata. Por su­puesto, si el periodismo quiere investigar, que investigue.
Es cierto que puede parecer que García ha lan­zado un rumor para atacar a Tejada. Sin embargo, es evidente que el expresidente se ha limitado a seguir la tradición impuesta por nuestros antiguos y locuaces correveidiles.
Se equivocan, pues, quienes afirman que García pre­tende desviar la atención ante los inminentes resultados de la investigación liderada por Tejada. Si bien lo único que al expresidente le gusta de esta comisión investiga­dora es su nombre (para un ego colosal, una megacomi­sión), tampoco pretende desacreditarla. García no actúa de este modo, al menos no cuando duerme.
El tema de los narcoindultos es un asunto delica­do. Según ha trascendido, el informe final podría incul­par al expresidente. Yo, en verdad, creo que García no tiene responsabilidad alguna. Es, en ese sentido, un irres-ponsable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario