martes, 18 de febrero de 2014

Villanueva: lento pero (in)seguro

Octubre del 2013. Desde  el lejano oriente, bueno, no tan lejano, César Villanueva, entonces presidente regional de San Martín, arribó a Lima para asumir el cargo de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). Su primera misión fue hacer olvidar a los peruanos al ex premier, tarea que en verdad resultó siendo innecesaria. Según una encuesta publicada antes que dejara el cargo, el 90% no sabía quién era Juan Jiménez Mayor, y eso que el sondeo se hizo en su propia casa.



Instalado ya en su nueva oficina, Villanueva decidió que debía coordinar cuanto antes unos temas en Palacio de Gobierno. Tras saludar a Humala, el Premier  le pidió más presupuesto para la PCM porque solo así podría ejecutar sus proyectos. “Eso tendrías que conversarlo con Castilla”, dijo Humala. “No”, dijo Villanueva, “prefiero tratarlo directamente con quien tiene la última palabra”. “Uy, eso sí está difícil”, dijo Humala, “no sé a qué hora va a regresar Nadine”.

Al día siguiente,  en conferencia de prensa, el Premier anunció que su gestión sería transparente y que evaluaría a los ministros para determinar quiénes debían quedarse en el gabinete y a quiénes ni siquiera se les debía responder el saludo. Sin embargo, a tres meses, dieciséis días y tres horas de iniciada su gestión, el gabinete permanece intacto.

Contrario a los que sus críticos puedan pensar, a Villanueva no le falta palabra, le falta tiempo. En efecto, el proceso de evaluación ministerial emprendido por el Premier es tan obsesivamente meticuloso que no tiene precedentes, ni sentido. Esto explicaría también, según sus allegados, el por qué ha desaparecido de la esfera pública, al punto que junto a él Jiménez Mayor parece un "figureti".

Nuestras fuentes, motivadas por su espíritu colaborador y por 10 nuevos soles, nos confiaron que la evaluación consta de cuatro fases. En la primera, Villanueva en persona, entrevistó a todo familiar, amigo, conocido, amigo con derecho, vecino y mascota de cada uno de los 19 ministros; labor que le tomó tres meses. La segunda fase afortunadamente fue mucho más corta; le pidió a cada ministro que rindiera una prueba de conocimientos de opción múltiple y la mayoría optó por no rendirla.

La tercera fase se concretó luego de uno de los últimos consejos de ministros. Villanueva aprovechó la ocasión y organizó una dinámica grupal a fin de ver cómo actuaban en equipo. Además, dictó a los ministros un taller de motivación y valoración personal denominado “Tú vales más”; media hora después ya se habían aprobado un aumento salarial del 100%. El Premier se mostró sorprendido por el incremento de 15 mil nuevos soles. Entonces, la idea de donar ese dinero a los niños pobres pasó por su mente, pero pasó muy rápido.

La noticia del aumento causó revuelo incluso dentro de los predios nacionalistas. Dos días después, Villanueva fue al Congreso y se cruzó con Abugattas quien le increpó por la medida. El Premier le dijo que el incremento le parecía justo. “Y eso no es todo” –dijo Villanueva- “a partir de ahora todos van a cobrar de acuerdo a lo que se merecen”. “Eso sí que no” –respondió Abugattas, exaltado- “a mí nadie me baja el sueldo”.

Actualmente el proceso de evaluación se encuentra en la última y decisiva fase. De acuerdo a lo estimado por la PCM, esta etapa –consistente en cruzar información, datos y resultados de las pruebas- durará aproximadamente de 2 a 3 años; aunque no se descarta que requieran mayor plazo. Sin embargo, ha trascendido que los cambios ministeriales podrían darse mucho antes de lo planeado y que, según información aún no confirmada, el Ejecutivo no descarta pedirle alguna opinión al Premier.

Pese a todo, nadie puede discutir que Villanueva se ha esforzado. De la anunciada reorganización del Estado, se sabe que por lo menos ha empezado por su oficina. Además, ha cumplido a cabalidad su promesa de ser una persona transparente: casi no se le ve.

Publicado en la revista Velaverde Nº51 

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