martes, 14 de enero de 2014

Palacio desconcentrado

Una nueva reunión del gabinete de crisis se realiza en Palacio de Gobierno. La primera dama,  Abugattás, Otárola y la vicepresidenta Espinoza están expectantes, esperando las palabras del presidente.



-Bueno señores, como saben, los hemos convocado para discutir el tema de la concentración de medios. Quiero escuchar propuestas.

-Quisiera intervenir primero –dijo Otárola- he estado documentándome debidamente del tema.

-Muy bien –dijo Nadine.

-Y aunque he aprendido mucho de parasicología no entiendo qué tenemos que ver con los médiums.

-Medios, Fredy –dijo Humala-Medios.

Abugattás pidió intervenir. Humala asintió.

-Yo creo que debemos empezar con los antecedentes –dijo Abugattás- Cuando la Sociedad Amantes del País publicó “El Mercurio Peruano”, ya se había configurado una concentración de medios.

-Si me disculpas, Daniel –interrumpió Otárola – Ahora que ya sé cuál es el tema, creo que estás yendo por el camino equivocado. Hay que ver el asunto desde un punto de vista legal.

-Exacto –dijo Nadine.

-Debemos delinear el marco jurídico  a fin de estructurar una argumentación que no tenga  fisuras legales.

-Excelente- dijo la primera dama.

-Vamos a atacar la concentración de medios con las herramientas que nos da el Derecho.

-Bien dicho –dijo Nadine.

-Empecemos entonces - dijo Otárola poniéndose de pie- Primera cuestión, ¿es legal tener el 80% por ciento de medios de prensa?

-Sí –dijo Abuggatás.

-Ah entonces estamos fregados –dijo Otárola, sentándose de golpe.

Nadine suspiró y miró de reojo a Humala.

- Si me permite, presidente –dijo Espinoza.

-Claro, te escuchamos Marisol.

-Podemos convocar a una gran movilización –dijo Espinoza- Que el pueblo salga a protestar contra la posibilidad de que una familia vaya a mantener tanto poder.

-¿Otra vez con la reelección conyugal? –se extrañó Humala.

-Ella se refiere a los dueños del grupo El Comercio- intervino Nadine.

-Exacto –dijo Espinoza- pero no podemos convocar la movilización directamente. Que lo organice en secreto alguien muy cercano a nosotros y de nuestra más absoluta confianza.

-El problema es que Oscar (López Meneses) ya no me responde el celular –dijo Humala.

Nadine dio un suspiro y calló al presidente solo con la mirada.

-Muy bien, Marisol –dijo Nadine- pero además hay que colocar este asunto en el Congreso.

-¿El asunto de López Meneses?  -preguntó Otárola.

-¡No! –dijo Nadine, cogiéndose la cabeza- hablo de la concentración de medios. Hay que buscar que un congresista ajeno a nosotros saque el proyecto de ley y asunto resuelto. ¿De acuerdo?

-De acuerdo –dijeron todos a coro.

-Bueno –siguió Nadine- eso es todo entonces. Salvo que Ollanta quiera decir algo más.

Humala la miró, intrigado.

-¿No tenías que decir algo más? –le dijo codeándolo.

-Ah, sí, sí –dijo Humala- Quisiera aprovechar esta ocasión para convocar a las Elecciones Generales Nacionales y Totales del Partido Nacionalista del Perú.

-¿Y para cuándo sería? –dijo Abugattás, sacando un calendario del bolsillo.

-Bueno, de acuerdo a la ley de Partidos Políticos, queremos que sea ya mismo –respondió Humala.

-¿Ya mismo? –dijo Otárola- ¿Y los militantes?

-Bueno, de acuerdo a la ley vigente, decidimos hacerlo entre nosotros nomás.

Otárola, Abugattás y Espinoza se miraron sin animarse a hablar.

-Estando todos de acuerdo –dijo Humala -postulo y…de una vez declaro a la primera dama como presidenta del Partido Nacionalista.

-Perdón –dijo Espinoza- no quisiera importunar pero…¿no deberíamos votar al menos nosotros?

Nadine y Humala intercambiaron miradas. La primera dama le dijo algo al oído al presidente.

-Tienes razón –dijo Humala- La democracia antes que nada.

-Gracias presidente –dijo Espinoza.

-De nada Marisol –respondió Humala- A ver, los que estén de acuerdo con que Nadine sea presidente del partido, respiren. Listo. Aprobado.

Humala empezó a aplaudir y luego los demás, desconcertados, hicieron lo propio paulatinamente.

-Te felicito Nadine –dijo Abugattás, acercándose a abrazarla.

-Gracias Daniel–dijo la primera dama- todo esto ha sido tan, tan repentino.

Publicado en la revista Velaverde Nº46

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