viernes, 3 de enero de 2014

Fujimori reloaded

Domingo al mediodía en la prisión de Alberto Fujimori en la Diroes. El ex mandatario se encuentra sentado en su estudio –situado a un lado de su habitación, casi al frente de su taller de pintura y escultura, contiguo a la sala de visitas y el comedor, detrás del tópico médico, aunque lejos del jardín y huerto-, escribiendo una de sus “cartas a la opinión pública”; sin embargo esta vez el tenor es distinto. 



Pese a su casi hacinamiento, Fujimori, en un gesto magnánimo se ha propuesto dejar atrás intereses partidarios o proselitistas y con esta carta inicia una serie de escritos titulados: Cuestiones de Estado, que, según ha trascendido constituye una suerte de Plan de Gobierno Maestro, lo que constituiría su máximo legado al país, claro además de Vladimiro Montesinos.

Según las fuentes consultadas –las hermanas Pía y Cuchi Fuentes, trabajadoras en la Diroes-, en esta primera entrega el ex mandatario diserta sobre los derechos humanos. Aquí es clave su visión ontológica de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), según la cual considera falsa la información contenida en dicho documento, en especial aquella referida a un tal Alberto Fujimori.

En tal sentido, Fujimori encuentra imprescindible la creación de una nueva CVR y nos sugiere sus integrantes:

Keiko Fujimori: Alguna vez fue acusada injustamente de insensible con su progenitora, pero ello quedó aclarado después. Dijo que cuando su padre le contaba que los fines de semana ponía al corriente a su madre, nunca sospechó que se trataba de un eufemismo.

Jorge Trelles: autor del manual de Derechos Humanos: “Nosotros matamos menos”. Intelectual preclaro e ideólogo de una nueva corriente filosófica, según la cual, la defensa de los derechos humanos es tan importante como el arte de perder un imperdible.

Cardenal Luis Cipriani: autor del nuevo catecismo: “Los Derechos Humanos son una cojudez”. Líder reputado del Opus Dei, tendrá a cargo el apoyo religioso a las víctimas, siempre y cuando estas sean católicas, apostólicas, romanas y fujimoristas.

Santiago Martin Rivas: conocido activista de los derechos humanos post mortem. De innegable capacidad ejecutora, será de gran ayuda para arrancar testimonios, confesiones y demás.

Jesús Sosa (alias Kerosene): respetado agente de viajes al más allá. Poseedor de un verbo luminoso, enciende pasiones, parrillas y demás. Su flamígera experiencia servirá para esclarecer los casos más oscuros. 

Fujimori, asimismo, sugiere la realización de un plebiscito a fin de que sus compatriotas –todo indica que se refiere a los peruanos- podamos decidir si  estamos o no de acuerdo en cambiar el rígido y anticuado concepto de “derechos humanos” por otro que esté más acorde con los tiempos modernos. De esta forma, propone que nuestro Poder Judicial dé un salto a la modernidad –o al vacío- y se ponga a la vanguardia de la retaguardia en materia de derechos humanos en América Latina. 

De acuerdo a las mismas Fuentes, una vez que la serie de cartas concluya, se hará una encuadernación con tapa dura y  a todo color, trabajo que asumirá en forma desinteresada el ubicuo Julio Gagó, diurno congresista y nocturno vendedor de fotocopiadoras a precio “rompemercados”.

En tanto, su primera carta de las Cuestiones de Estado llegue a la opinión pública, Fujimori  no se detiene y ya tiene proyectada la escritura de una novela cuyo título tentativo sería: Soy inocente. No se trata, sin embargo, de su primera incursión en la ficción. Todo lo contrario, Fujimori ha demostrado largamente en este terreno un talento subvalorado y no son pocos quienes acusan que el Nobel le ha sido esquivo por razones políticas. Basta recordar dos de sus más representativas obras maestras de ficción, para darle el lugar que le corresponde: “Quién se llevó mi bacalao” y “Todo lo que nunca supe de Vladi” (tomo I). 

Publicado en la revista Velaverde Nº44

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